Texto: Curro Domínguez.
Fotos: Prensa Festival.


Palmarés de la 33ª Edición del Festival de Cine de Huesca

Esta 33ª edición, que consagra al Festival de Huesca como uno de los veteranos del Estado, llegó el sábado pasado a su término, con un amplio palmarés de premios y homenajes.

Aparte de los ya comentados premios concedidos a André Téchiné (Premio Luis Buñuel), Julio Médem (Premio Ciudad de Huesca) y Antonia San Juan (Premio Ciudad de Huesca corto), el Festival de Cine de Huesca ha premiado a una decena larga de trabajos que merecen ser reseñados, siquiera brevemente:

El Premio Danzante en el Certamen Iberoamericano (9.000 €) ha recaído en el magnífico corto "El otro sueño americano", en la que el mexicano Enrique Arroyo firma las vicisitudes de sus compatriotas emigrantes a lo largo del Río Grande. Una peculiaridad digna de comentario es que haya sido filmada, en gran parte de sus fotogramas, desde los asientos de un vehículo de la "migra" (la policía de fronteras).

El Premio Cacho Pallero, concedido por la Agencia Española de Cooperación Internacional, y dotado con 6000 euros, al cortometraje "Medianeras", del argentino Gustavo Taretto.

El Premio "Jinete Ibérico", que concede el Instituto de Estudios Altoaragoneses, dotado con 3000 euros, correspondió al corto español "Dos encuentros", de Alan Griffin.

Premio Casa de América al mejor director novel: Lorenzo Vigas Castes, por "Los elefantes nunca olvidan" (Venezuela - México).

El Premio Story Film / Pablo Núñez al mejor director español ha sido para Juan Miguel del Castillo, director de "Rosario", con una dotación de 3000 euros.

El Premio Fundación Aisge ha sido concedido a la actriz Asunción Balaguer (viuda de Paco Rabal) por su trabajo en "Rosario"; en el apartado de interpretación masculina, el premio ha recaído en el mexicano Jorge Adrián Espíndola, por su trabajo en el cortometraje "David".

Premio «Los Olvidados», del segundo Concurso de Cine Aragonés, para el cortometraje "Sabáh", de Fernando Vera, que tiene como dotación 3.000 € una beca patrocinada por la Academia de Cine de Nueva York Academy para participar en un taller intensivo de dirección en Nueva York, Los Ángeles o Londres -consistente en la matrícula del taller por un importe de 2.000 dólares.

El Premio Danzante del Certamen Internacional ha ido a parar al cortometraje "Sidasti baerinn" (la última granja) del islandés Runar Runarsson. Un premio dotado con 9.000 euros, y que pasa a ser preseleccionado para los premios Oscar de la Academia de Hollywood.

El Premio especial del jurado, dotado con 3000 euros, ha recaído en el corto "Between us", de la británica Charlotte Bruus.

Premio Francisco García de Paso al cortometraje que mejor resalta la defensa de los valores humanos para la producción alemana "Rain is falling", de Holger Ernst.

Una mención especial del Jurado al mejor cortometraje de animación para "Une historie vertébrale" del francés Jeremy Clamin.

Por su parte, el jurado de la prensa especializada -integrado por Geoff Pingree, David del Rio y Toni Vall- ha concedido el Premio de la Crítica al corto belga "Romance", de Douglas Boswell.

Han concedido dos menciones especiales "Medianeras" (ganadora hace cinco días del Premio Cacho Pallero en el Certamen Iberoamericano), un trabajo del bonaerense Gustavo Taretto, y al trabajo ganador del Danzante, "Sidasti baerinn".

"Still life", de Cynthia Madansky, se ha hecho con el Premio de la Juventud, dotado con 4500 euros y concedido por la Fundación Anselmo Pié Sopena. El jurado también ha otorgado sendas menciones a los cortometrajes "Rain is falling" y al corto húngaro "Kis apokrif nº2", de Kornél Mundruczo.

Para terminar, el texto "Secundario", de Miguel Paz Cabanas, se ha hecho con el premio del IV Concurso Internacional de Relatos de Cine.

Ciclo de Cine Europeo.

Había en la programación, evidentemente, toda una serie de cintas que no iban a concurso. Eran todas aquellas películas de reciente producción europea que el equipo técnico del Festival encontró interesantes para su proyección primera en Huesca.

Cabe mencionar en primer lugar la obra íntegra en largo del francés André Téchiné (Premio Luis Buñuel 2005), de quien se proyectó, en absoluto estreno español, la producción de 2003 "Les égarés" -o "Fugitivos" -aunque el título original más bien sugeriría "Los perdidos".

"Les égarés", de André Téchiné

Perdidos están Odile (Emmanuelle Béart) y sus hijos en pleno éxodo parisino hacia el Sur tras las primeras victorias alemanas en el Este. Un bombardeo es la ocasión para conocer al joven Yvan, quien les salva la vida y les conduce hasta una lujosa casa en el corazón de un bosque.

En esta casa, las relaciones progresan en un sentido inverso al que podría haber parecido en un principio: mientras la adoración del niño Philippe por Yvan evoluciona hacia la estéril competencia, la madre, Odile, siente cómo su afecto crece por el enigmático joven. Un prodigioso marco natural, un bosque del centro de Francia, ayuda en el desarrollo de la pasión de ambos personajes.

Sorpresivamente, la policía aparece en la casa con Yvan esposado, informándoles de que era un joven escapado del correccional. La familia es trasladada a un pueblo cercano donde, rodeados de otros refugiados, esperan el fin de la guerra y la vuelta a la normalidad. Brusco final tras el explosivo nacimiento de la pasión de la madre y el joven -esplendidamente interpretado por un Gaspard Ulliel en estado de gracia, casi se podría decir que secundado por la siempre hierática e inexpresiva Emmanuelle Béart.

"La Demoiselle d'honneur", de Claude Chabrol

En esta "dama de honor", la última cinta del francés Claude Chabrol, la acción transcurre en una gris ciudad de provincias. En Nantes vive Philippe (Benoît Magimel), hijo modélico y trabajador, quien se prenda de Senta (Laura Smet) durante la boda de la hermana de aquel. Entre ambos nace una tórrida relación amorosa en la que los caprichos de ella obligan a pasar a Philippe por todo tipo de pruebas de amor y sinsabores.

Con el discurso misógino a que Chabrol tiene acostumbrado a su público, Senta aparece como una especie de femme fatale, difícil y perniciosa, pero con un innegable poder de atracción física. El papel es cumplido a la perfección por Laura Smet, propietaria de un rostro frío pero sugerente de mil y un cálidos misterios. Al final de la cinta, el personaje masculino es completamente descargado de su parte de culpa, yendo a parar la totalidad de las tropelías de la pareja a la cuenta de Senta.

La ciudad y la angustia que sus rutinas y pequeñas miserias provocan en el espectador, adquiere un protagonismo no poco importante. La importancia por el estatus, por el trabajo, por las marcas de la categoría socioeconómica, son los componentes de una vida que, parece asegurar Chabrol, abre las puertas a la ensoñación más abstraída de la realidad. Ya no es la clásica escisión entre el principio de realidad y el principio de placer freudiana: el sueño de la conciencia en la razón rutinaria y burguesa produce verdaderos monstruos -parece decirnos una y otra vez Chabrol.

Ha sido esta, por qué no decirlo, una estupenda ocasión para ver el creciente talento de Benoît Magimel. Desde que apareciera en "Les Voleurs" de Téchiné (también proyectada durante el Festival), pasando por la turbulenta "La pianiste" de Michael Hanecke, su actuación ha ganado en seguridad y registro. Parecía que el actor iba a quedarse anclado en una eterna juventud rebelde y enigmática; "La Demoiselle d'honneur" nos ha permitido ver el futuro que le espera amplio a este todavía joven talento en caso de que sepa elegir bien sus roles.

"Le promeneur du Champ de Mars", de Robert Guédiguian

Este "paseante del campo de Marte" no es otro sino François Mitterrand, quien fuera presidente de la República francesa hasta los primeros años ochenta. Figura de primera magnitud para la intelligentsia francesa de izquierdas, Mitterrand posse, aún hoy, una doble facies inspiradora de recelos y dudas. Robert Guédiguian, quien por una vez se escapa del barrio marsellés de L'Estaque y de su felicidad proletaria, es el encargado de formular a su personaje tantas preguntas como los franceses desearían haberle hecho antes de su muerte. Michel Bouquet es el inmenso actor que resucita al controvertido presidente.

La gran duda de Francia con su tan adorado presidente residía en su posible participación activa durante el gobierno colaboracionista de Vichy. ¿Sabía?; ¿no sabía que se estaba deportando judíos desde tierras francesas? El presidente aporta pruebas sin cesar que desbaratan los argumentos del periodista Antoine Moreau embarcado en su biografía (un sobrio Jalil Lespert); éste, sin embargo, no deja de investigar para conseguir atrapar a Mitterrand en un renuncio.

La cinta es, desde luego, un intento de bio-documental con pretensiones objetivas. De hecho, se trata de una narración auto-diegética en la que la cámara capta únicamente lo que ve el ojo del periodista Moreau -con lo que la sensación de realidad parece mayor. En tan sólo un único momento se le escapa al ojo de Moreau lo que pueda estar haciendo Mitterrand: cuando el ya ex-presidente pasea por las empinadas calles de un pueblecito para dirigirse a una pequeña iglesia; allí, el socialista se echa en el suelo para admirar los frescos de la bóveda. Momento de grandísima intimidad en que el ojo en exceso curioso del periodista no podía acompañarle. De todas maneras, ¿cabe plantear mayor elevación a los altares que esta última secuencia, que es la que cierra la película?