Director: Martin Scorsese
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Cate Blanchett, Kate Beckinsale, Alec Baldwin, Alan Alda y John C. Reilly
Globos de Oro, Oscar... El aviador se presenta como la película elegida por Hollywood para entrar en la historia del 2004. En la larga lista de olvidados por la Academia se encontraba Martin Scorsese, vilipendiado durante muchos años a pesar de sus nominaciones. Ahora parece ser que le toca y con un filme que se aleja de sus propuestas de violencia y religión. La figura central es Howard Hughes, director de Ángeles del infierno y productor de la RKO para el cine y, sobre todo, un pionero de la aviación que mantuvo la TWA en sus manos, batió records históricos y mejoró la industria aeronáutica. Pero Hughes es conocido, sobre todo por sus conquistas de estrellas de la época dorada de Hollywood.
El aviador es la epopeya, en forma de biópic, de ese personaje ampuloso, con una lucha de poder para hacerse con el mercado de la aviación y las mujeres. Un personaje peculiar y neurótico que marcó el off Hollywood.
El cineasta neuyorkino recrea toda la épica de los orígenes del cine sonoro y de la aviación comercial con esa riqueza narrativa que exhibe en todos sus filmes. El poder en manos de un hombre neurasténico donde se sumerge el espectador con secuencias de diferente calado. Con esa estética arriesgada de su director, que debería desentonar con este biópic, pero que no lo hace por la extraña habilidad personal de su cine, El aviador ejerce una fascinación en el retrato del Hollywood más esplendoroso y en el dibujo de una sociedad autoritaria donde se imponían las oligarquías empresariales y políticas. Era la época de la caza de brujas, de tribunales amañados para amasar dominio.
Pero la cinta es algo más que la historia de una sociedad, es la depreciación del hombre dentro de un entorno creado por él mismo, aunque rodada desde una estética atrevida. La complacencia visual de Scorsese, que juega con la cámara con la seguridad de un maestro, y el retrato exhaustivo de Hughes ofrecen el interiorismo de la mente de su personaje. ¿Genio o loco?. Quizás fuera las dos cosas. Eso lo debe desgranar el espectador. Scorsese, simplemente, encaja las piezas para que se genere esa pregunta entre el público.
El Aviador no es una de esas grandes obras de Scorsese, aunque resalte el aspecto visual de la misma. Todo el metraje es un alarde de estética por encima de la misma historia. Sus planos son de una belleza inesperada, sus movimientos de cámara de una elegancia cercana a la de Ophüls e incluso DiCaprio y el elenco de secundarios están magníficos. Pero a El Aviador le falta lo que le sobra a Scorsese en sus películas negras: la frescura. Aunque, un poco de cartón piedra no sienta tan mal de vez en cuando.
Rafa Rus
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