España
Director: Alberto Rodríguez
Intérpretes: Juan José Ballesta, Jesús Carroza y Vicente Romero
"El Traje" fue la primera película en solitario de Alberto Rodríguez, ya separado en la dirección de su amigo Santi Amodeo, que dirigieron al alimón El factor Pilgrim. El sevillano miró en el interior de la sociedad de su ciudad a través de un inmigrante que recibe un traje de buen ver a cambio de un trabajo extra. La vestimenta le cambia la vida y le abrió puertas que antes no estaban abiertas.
Rodríguez vuelve a la marginalidad sevillana en 7 vírgenes. 48 horas le sirven a un personaje que sale del reformatorio para revivir lo mejor de su vida y encontrarse con rechazo, desamor y muerte. Todo narrado con un color ocre que se impregna físicamente y en la forma de sentir los personajes. Y es que Rodríguez ha dibujado a la perfección sus 400 golpes personal. La película de Truffaut sirve como referente cinematográfico. Su plano final lo atestigua. El dibujo de la realidad es tan fiel que llega a ser cruel en momentos. La jerga de los jóvenes marginados, su forma de actuar, de pensar, de sentir, de delinquir son plasmados por Rodríguez en una película que se aleja de los estereotipos del cine callejero de comienzos de los ochenta, con De la Loma o Eloy de la Iglesia, para meterse de lleno en un neorrealismo salvaje donde impera la cámara al hombro, una narración rica en recursos y una poética urbana propia de la Nouvelle Vague.
Pero la técnica no es lo importante en esta conjunción realista de la vida. Lo que realmente importa es el guión y la interpretación para la creación de personajes verosímiles. Los sentimientos son de difícil plasmación en la pantalla pero, sin embargo, su director sabe moldear a la perfección. El filme es un estudio de una parte de la sociedad en la que nos tenemos que desenvolver. Hacía tiempo que nuestro cine le daba la espalda a este tipo de personajes que viven y respiran.
La elegancia en las propuestas narrativas hacen que una simple mirada lo diga todo. La expresión predomina sobre la palabra. Los ojos hablan, porque el director saca el lenguaje del interior. Si añadimos la credibilidad de los actores no profesionales, donde destaca un joven Jesús Carroza, y del resto del reparto, con Juan José Ballesta de bestia interpretativa y Vicente Romero como secundario real, nos encontramos con un filme donde el cine sobresale donde se destila humanidad y sentimientos. Añadir también la espectacular fotografía de Álex Catalán y la música de Julio de la Rosa. El resultado es un reflejo fiel, en una pequeña estampa, de una sociedad que existe, que vive tal y como Alberto Rodríguez la ha traspasado a la gran pantalla.
Rafa Rus
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