EE.UU.
Director: Alejandro González Iñarritu
Intérpretes: Sean Penn, Benicio del Toro y Naomi Watts

Entre los valores cinematográficos internacionales destaca la imaginación narrativa de Alejandro González Iñarritu, un novel mejicano que transgredió los cánones de las relaciones sentimentales y la violencia en Amores perros. Su debut pseudoamericano se produjo con en el mundo de la historia reducida. No era un corto. Se trataba de 11 de septiembre, once miradas desde todas las partes del globo con una duración estándar de 11 minutos realizadas por once directores universales. Amores perros le dio la merecida fama anterior. Un tríptico en México D.F. cubierto de una violencia seca y personajes atormentados. Una ópera prima con nominación al Oscar y a los Globos de Oro, el Premio de la Crítica Internacional en Cannes y un chorreón de galardones dispersados por todo el mundo. Ahora se incrusta en el mercado americano con 21 gramos.

En 21 gramos nos situamos en la misma estética y dicotomía argumental que en Amores perros. Con la cámara al hombro, una gran fotografía falseada gracias a filtros agresivos, las elipsis desgarradas con ímpetu, con la violencia seca y directa que requiere una cinta que pretende golpear el estómago del público y una concesión temporal, basada en flash back y flash foward, que el espectador pegar con el transcurso de la historia. González Iñarritu no esconden una autoría ágil y muy personal, gracias a un pulso tremendista en la forma de observar las miserias del amor, la venganza e, incluso, la muerte.

Los infortunios y destinos del ser humano arrebatan la desesperación de los personajes, condenados a encontrarse gracias a un trágico accidente que da y quita vida. El encuentro, el perdón y la redención, caracteres propios del cine de G. Iñarritu, marcarán un excelente largometraje que se sale de lo industrial para adentrase en el alma del hombre. Ha conseguido mostrar el interior y el sufrimiento de tres personajes antagónicos. Todo narrado desde una estructura complejísima que es unida en la mente de cada espectador. 21 gramos descubre sentimientos, una violencia directa y sin concesiones, todo lo que hay que pagar por amar y una nueva estética, más cercana a los independientes americanos, y un reparto coral que impresiona en su trabajo. Una mirada original del american way life contada por un mejicano. Un grano en el culo de la industria que tan solo tiene que mirar a los lados para saber como se hace cine de verdad.

Rafa Rus