Texto y foto: Juan Jesús García


La titular del Ministerio de Cultura Carmen Calvo recibe a los representantes de las salas de actividades culturales y conciertos de todo el Estado. Entre ellos el presidente de la CO.S.A. (Coordinadora Salas Andaluzas), José Luis Sánchez, propietario de la sala El Secadero de Alhendín. También tienen fecha para reunirse con el presidente de la SGAE Teddy Bautista a finales de mes, y la Consejería de Cultura de la Junta se ha interesado desde Sevilla por las actividades de esta asociación que agrupa a casi cincuenta salas de conciertos de toda nuestra Comunidad, siendo parte de las 250 asociadas en todo el país.
Este encuentro se gestó el pasado mes en el primer congreso nacional de salas de música en directo celebrado en Madrid. Allí se solicitó audiencia al ministerio para exponer los problemas que acucian a este sector de la cultura, que por ser de base y vivir sin amparo oficial es el más sensible y frágil, a pesar de ser el más cercano al ciudadano y realizar, al menos en ciudades como Granada, una gran actividad cultural y ser el espacio donde nacen y crecen los nuevos artistas españoles y su público. Según Sánchez, "sin la existencia de este circuito la creación cultural del país no tendría ningún futuro puesto que no podría salir adelante ante la ausencia de otras infraestructuras" y además "somos los educadores de oídos, porque le primer contacto del público con la música es en nuestras salas", y sigue Sánchez: "en algunos casos hasta somos nosotros los que subvencionamos la creación y no los ministerios y las consejerías de culturas, porque somos las salas las que pagamos a los creadores que empiezan o necesitan tiempo para despegar, e incluso a los que no lo hacen nunca y tiene que vivir, porque la creación no se puede analizar en términos de éxito o no éxito como pretenden imponer los mercaderes de la música".

Sirva de ejemplo reciente de la actividad que realizan, que en el pasado Festival de Jazz de Granada, frente a los diez conciertos oficiales las salas se hicieron cargo de otras 80 actuaciones, convirtiendo a la ciudad en un hervidero jazzístico. Una revisión rápida a las agendas de este año que termina nos da una cifra superior a las 1500 actividades, sin duda la mayor masa de oferta cultural de la ciudad.

Y a nadie se le escapa el interés que despiertan desde le punto de vista turístico; así, en Granada, salas como el Planta Baja, el Eshavira, el Secadero, la Copera, Tren, el Alexis, el Liberia o el Bohemia Jazz Café entre otras figuran en algunas de las más reputadas guías turísticas internacionales, siendo la imagen exportable de la más apetecible Granada nocturna; paradójicamente mientras algunas de ellas han arrastrado décadas de problemas casi obsesivos con sus Ayuntamientos respectivos, en algún caso llegando hasta el cierre imperativo. Y siguen llegando nuevas opciones: la Telonera, Sugarpop o el Organjazz que en los últimos tiempos han descentralizado un poco más la oferta para el fin de semana sin desmerecer en calidad con los locales de siempre.

Los representantes de las Comunidades gallega, vasca, catalana y andaluza, no quieren paños calientes. No piden subvenciones ni trato de favor, sino directamente una ley que contemple la existencia y regule su actividad, que muchas veces se ve limitada cuando no perseguida por los reglamentos locales que no distinguen entre espacio culturales y meramente hosteleros, y no están sujetos más que al libre albedrío de cada consistorio ala hora de aplicar las normas, oscilando su condición entre la alegalidad y la ilegalidad, ya que las exigencias actuales para poder programar música en vivo son en la practica casi imposibles de cumplir.