Texto: Eduardo Tébar.
Tulsa: "Intento contar lo que pasa, cosas de verdad"
Tulsa es el grupo de la guipuzcoana Miren Iza, antes componente de Electrobikinis. Apunten con rojo su nombre porque, con esta nueva aventura, está saltando muchas barreras. Primero, que una joven roquera aparezca nominada como 'Artista Revelación' en los Grammy Latinos 2007. Después, que lo haga relatando duras confesiones en historias amargas. Y encima, manejando referencias tan infrecuentes como Jayhawks, Bob Dylan o Will Oldham.
- Nominaron a Tulsa como 'Artista Revelación' en los Grammy Latinos. ¿Eso es tocar el cielo o el infierno?
- Las dos cosas (risas). En un principio fue bastante sorprendente, se nos metió el susto en el cuerpo. Luego hemos visto que da igual, porque tampoco nos saca de pobres. De momento no se ha notado en nuestras vidas.
- ¿Se esperaba una receptividad tan grande con un trabajo tan sombrío?
- Es una de las cosas que llaman la atención. Parece que la gente quiere un poco de melancolía. No nos esperábamos esta respuesta ni de coña. Uno empieza probando cosas. Es el primer disco.
- Este disco rompe la imagen de chica mona que escupe banalidades. ¿Cree que en la música hay machismo?
- Yo más bien creo que hay escasez de mujeres. Están en segundo plano porque no hay una iniciación masiva en la adolescencia. En la medida en que eso continúe así, las propuestas buenas serán más la excepción que la regla.
- En Estados Unidos hay más tradición de mujeres desabridas afines a usted, como Lucinda Williams o la malograda Karen Dalton...
- Llevan otra delantera. Allí las mujeres se han ido lanzando poco a poco. Conforme vayan saliendo aquí, habrá más diversidad de instrumentistas y de todo lo demás. Todavía falta mucho.
- ¿Y cómo es que a una joven roquera de Fuenterrabía le ha salido un disco así de americano?
- No sabíamos muy bien cuál iba a ser el sonido, aunque las guitarras de Alfredo (Narra) son determinantes. Le pillamos mucho vicio al 'slide'. Pensándolo ahora, grabamos el disco muy a salto de mata. No tuvimos demasiado tiempo para pensar. Hay una parte más planeada y otra más azarosa. Nos gustaría disponer de más tranquilidad para el próximo.
- Desde 'Carretera', la primera canción, todo está impregnado por el aroma del 'Thunder road' de Springsteen y 'En el camino' de Kerouac, del que ahora se cumple medio siglo.
- Lo de Springsteen, no mucho. El resto son cosas que hemos mamado durante años y han salido ahora. El cambio de idioma me ha facilitado todo. Me siento muy cómoda con ese estilo de guitarras en medios tiempos y el tema de las 'road movies'. Ha sido inevitable.
- Nacho Vegas suele contar que esa dirección coincide con un Norte emocional. ¿Se identifica con la senda abierta por este músico en el rock español?
- Nacho Vegas ha sido muy importante para mí y creo que para los grupos que han seguido esa onda. La primera vez que lo escuché me impactó muchísimo y me enganchó una barbaridad. Un tío que venía de mi mundo, con las mismas influencias y al que conocía de Manta Ray. Cuenta historias en castellano con una facilidad y una naturalidad que no había visto antes.
- Usted también cuenta una historia en cada canción. ¿Qué tienen en común?, ¿el desamor, ¿la culpa?
- Son sentimientos que afloran. Hay una parte de desamor por una ruptura, lo que desata mucha variedad de sentimientos. A veces, la culpa aparece en primer término; estropeando, contaminando todo. He intentado ser honesta en estas canciones: contar lo que pasa, cosas de verdad.
- Antes tocaba surf y punk-rock en Electrobikinis. ¿En aquella época ya tenía estas inquietudes?
- Las inquietudes eran un poco confusas en esa época. Necesitaba cambiar de idioma porque el inglés no lo controlo. Musicalmente, igual tendía ya a otro sitio. Pero creo que Electrobikinis fue muy importante para mí. Un aprendizaje brutal.
- ¿Se considera la misma de entonces?
- Sí, desgraciadamente (sonríe).
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