Texto: Juanma Cantos.
Fotos: ellento.com
De vuelta a los orígenes.
Santiago Campillo (ex guitarrista de Mclan) y Miguel Bañón (de Los Marañones) llevan desde el año ochenta y nueve como dúo, recreando canciones míticas de las raíces del rock en pequeñas salas de todo el país, pero no es hasta ahora, con la publicación de un cd autoeditado, cuando se deciden a dar el salto.
En ocasiones, un buen amante de la música en directo ha de multiplicarse. No es que Jaén sea, precisamente, una ciudad con una ingente programación de conciertos, aunque, seamos justos, cualquier tiempo pasado fue peor. Pero, la noche de los jueves, uno ha de hacer caso a su intuición y decantarse por una actuación de entre tantas programadas en diferentes salas, y todas a la misma hora, a sabiendas de que te puedes estar perdiendo un "conciertazo" en el pub de al lado.
Es que Santiago Campillo (ex de Mclan) y Miguel Bañón (de Los Marañones) venían a una sala tan acogedora como "El Trovador", prometiendo rock clásico, de toda la vida, con la única compañía de sus guitarras acústicas... y la curiosidad aprieta.
Santiago Campillo acaba de salir por la puerta de atrás de Mclan y eso, pasando por alto la interesante propuesta que ofrece junto a Miguel Bañón en acústico, es motivo más que suficiente para intentar conocer algo más de esta historia que, ya veréis, va para largo.
Sirviéndome de la cordial disposición de los responsables de la sala, consigo citar a los dos músicos murcianos a la finalización del concierto y me dispongo a disfrutar de casi dos horas de repaso a la historia del rock clásico y del blues en las cuerdas de Bañón y Campillo.
Sobresaliente, cómo no. Versiones de Ray Charles ("Hallelujah, I love her so"), Blind Faith ("Can't find my way home"), Muddy Waters ("Got my mojo working"), Jimi Hendrix ("Little Wing"). son una buena compañía y una refrescante vuelta atrás ante tanta música electrónica.
Termina el concierto y me encuentro con ambos músicos en un trastero, inesperado contrapunto al exquisito ambiente de la sala, y la conversación, a pesar del cansancio de los músicos tras el concierto, fluye.
"Llevamos juntos desde 1989, pero nunca hasta ahora como proyecto serio. Comenzamos con la intención de pasar el rato, tocar en garitos y hacer versiones que nos gustasen. De vez en cuando, cuando coincidíamos, nos proponíamos sacar un tema nuevo, pero en nuestra casa o en las pruebas de sonido de nuestros
conciertos".
Conociendo los galones y las tablas, uno cree que todo es fácil para dos músicos tan experimentados y tan conocedores de su oficio.
"El disco no tiene producción ni nada. Grabamos seis canciones en un estudio y las otras, en actuaciones que hemos hecho por toda España, hasta completar las catorce del disco. Más que un disco, es una maqueta con la que intentamos que las discográficas nos hagan caso y nos permitan grabar los temas que estamos preparando juntos, algunos de ellos pensados para hacerlos con banda y un poco más potentes de los que tocamos como dúo."
Pero Mclan y su éxito comercial pesan mucho.
"Esperemos que las discográficas se den cuenta de que en cada propuesta hay una esencia y una suma que no puedes cambiar. De todas formas, para vender discos, tienes que hacer canciones que les guste a la gente, no sólo a ti."
Intento preguntar si, en un principio, Marañones y Mclan se alimentaron de la influencia de los clásicos que Bañón y Campillo versionearon en el concierto y, no podía ser de otro modo, el tema de la salida de Santiago Campillo de Mclan, tácitamente evitado durante toda la entrevista, se dispara como un resorte.
"Todos los grupos evolucionan. La música termina por convertirse en un negocio y se pierde el encanto. La gente se ciega. Yo no me he ido del grupo, es más, mientras no se demuestre lo contrario, Mclan soy yo."
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