Texto y fotos: Eduardo Tébar


Máscara: "Si algo tiene el rock es libertad"

La cadencia tiene un sentido especial en Máscara, un proyecto cocinado a fuego lento que está en ebullición. La banda se formó en Granada hace casi una década, cuando Nöel Ruiz (cantante y guitarrista), Juanma Melchor (baterista), Santi Ramal (multiinstrumentista) y Álvaro Fernández (guitarrista) terminaban el instituto.

Pasaron los años universitarios con una pasión compartida: la música. Muchos ensayos, demasiados conciertos, ingentes escuchas de discos y la ansiedad por ejecutar un denso imaginario de rock que bebe de fuentes clásicas, aunque con afán rupturista. Tras la incorporación de la guitarrista finlandesa Jutta Järvenpää y del bajista Carlos Marqués, y ya entrados en la veintena, Máscara se encuentran en la fase del 'ahora o nunca'. En estos momentos componen su segundo álbum, que también publicarán en El Ejército Rojo.

- El otro día llenaron la sala Planta Baja con Sou Edipo, otra formación catalogada como rara y casi invisible en los focos promocionales. ¿Qué tienen en común con ellos?

- Un poco de esa visión rock desde una perspectiva distinta. Eso nos transmitieron hace unos cinco años, cuando tuvimos la suerte de compartir escenario en la sala Quilombo. Somos grandes fans de su música desde entonces. Llevan mucho tiempo tocando y junto con un par de bandas más en España, como Standstill, Viaje 800, Nueva Vulcano y The Joe K-Plan, han ganado mucho respeto en esos pocos foros de gente que realmente ama la música, como la aman ellos. Grupos que se gastan la pasta muchas veces para tocar y que se han ganado un pequeño sitio.

- ¿Han cambiado mucho desde que ganaron el certamen 'Arte y creación joven' en el Zaidín Rock hace tres años?

- Hemos crecido con gente nueva que aporta otra visión, otra ilusión y energía renovada a la música. Suponemos que nada cambia y que todo cambia a la vez. Seguimos intentando hacer canciones distintas y con algo especial acorde con lo que nos gusta en cada momento, que evoluciona constantemente.

- Debutaron con 'Imaginarium', un CD meditado durante casi una década y el único que tienen en la calle a día de hoy. ¿Qué tal la digestión?

- Pues va cada vez mejor. Sabíamos que no era una apuesta fácil. Somos cinco colegas tocando que han conseguido poco a poco pequeñas metas y que han tenido la enorme satisfacción de expresar sus temas e inmortalizarlos en un álbum. Intentamos hacer temas especiales y cuando al final salen, algo que a veces tarda nueve meses, sientes una sensación por el cuerpo con tus colegas en el ensayo que es impagable. Esa sensación es la que a veces uno podría desear que tuviera la gente, más que nada porque uno es tan feliz cuando la tiene...

- Un grupo de amigos del instituto que termina fichando por el sello del líder de Los Planetas...

- Hemos admirado a Los Planetas toda la vida. Fue un honor que Jota se fijara en nosotros. Además nos dio total libertad para desarrollar nuestras ideas en El Refugio Antiaéreo sin prisas ni agobios. Está claro que hay un pequeño camino que hacer que no es instantáneo. Sin embargo, cuando publicamos el disco hubo momentos con demasiadas expectativas a corto plazo desde el exterior y a veces esa presión no es agradable del todo, pues hace que los juicios tampoco sean del todo acertados. Debido a eso, nos faltó apoyo en algún momento y los ánimos decayeron un poco. Muchas veces, lo único que uno quiere hacer es tocar y no llamar la atención más que cuando entra en la sala y nadie espera lo que va a ver. Eso es lo más grande.

- Desde luego, El Refugio fue para ustedes un laboratorio de I+D. ¿Cuánto hay de experimental en Máscara?

- Todo lo posible, sin llegar al sinsentido aburrido, nos gusta entretenernos tocando, que sea un proceso de disfrute y entretenimiento. Muchas cosas son posibles. ¿Por qué no?

- Hay quien asegura que cuidan y veneran los vinilos de Slint. ¿Les interesa el rock matemático?

- Son ideas que caben, y la matemática, el contar, es un recurso para imaginar o buscar algo. También puedes utilizar similitudes entre colores y música, y así haces rock colorista, ya que tomas como patrones series de dibujos. O coges figuras geométricas y dependiendo de las aristas, te sale una figura rítmica u otra. Hay mil caminos que te pueden dar ideas y todas pueden ser útiles para abrir un poco la cabeza o encontrar algo que no ibas buscando.

- Una de sus canciones es un 11/8. ¿Es posible modificar las estructuras del rock?

- Las estructuras del rock se han estandarizado a nivel industrial. Ya sabes, el camino 'intro-verse-estribillo-verse-estribillo-puente-final'. Los Beatles a veces hacían 'verses' en tres partes. En ocasiones, Led Zeppelin no componían estribillos como tales. 'Money', de Pink Floyd, está en 9/8 y es un tema mundialmente reconocido. 'Mediterráneo', de Serrat, es también un compás poco usual. El caso es que no es nada nuevo. Sencillamente, el 4/4 ha funcionado comercialmente y nuestro oído se ido acostumbrando a ese ritmo. Si uno no investiga, es probable que todas las canciones salgan automáticamente en 4/4 sin querer, porque la gran mayoría de canciones que oímos cada día están construidas así. Aunque llevamos seis años con una corriente de bandas que parten del 3/4.

- Ya me atormenta la duda, ¿está todo inventado?

- Lo parece, pero se trata de un estancamiento en la búsqueda de canciones, la ley del mínimo esfuerzo. La industria no busca hacer una canción nueva. Busca dinero, y para eso copia una antigua o parecida de manera que todo esté acomodado en nuestra cabeza. Luego ponen a alguien mono a cantarla. Así lleva el negocio desde los ochenta a nivel comercial mundial. Puedes hacer una canción súper simple en 5/4, con dos acordes, y ser una genialidad, pero hay que trabajar un poco para salirse de lo que nos han impuesto. No es algo raro, lo que pasa es que tenemos el oído capado.

- También lo ponen difícil con el ropaje sonoro. ¿Por qué visten las canciones con artilugios tan poco roqueros en apariencia como el djembé, las tablas indias o el 'Cassio calculator'?

- Mira a Elastic Band, ¡hacen rock sin guitarra, con mandolina! O a Elevi, que utilizan en lugar de un bajo una batarra, que es una mezcla de bajo y guitarra con dos cuerdas de bajo y una de guitarra. Pensamos que si algo tiene el rock es libertad. Los grupos de los sesenta y setenta utilizaban quince mil instrumentos: trompetas, xilófonos, marimbas, percusiones... Soundgarden, en los noventa, hasta cucharas. Jethro Tull era la flauta. Led Zeppelin llevaban theremin, laúd, mandolinas... Los Beatles, clavicordios, violines y hasta una orquesta desafinada. Nos gusta ese camino y seguimos experimentando con texturas e instrumentos. Tenemos nuevas cosas, como órganos de viento, ukeleles, arpas de boca, mini sintes, una zambomba, stylófonos, mandolinas, laudes, y un montón de percusiones súper divertidas para jugar.

- Es difícil sonorizar tal reconcentración de matices. ¿Ahora sufren menos que antes en los directos?

- Sin duda. Es que nosotros ganamos el Arte y Creación y grabamos un disco habiendo dado diez conciertos. Claro, teníamos mucha responsabilidad y poca experiencia. Encontrábamos las salas a reventar, llenas de amigos, y se pasa regular hasta que aprendes un poquito. En un estadio no tanto, pero tocar en una sala llena sin ser nadie no es fácil en absoluto, hay que soltarse y eso lo da el tiempo. Nos ha costado mirar para arriba, no sentir vergüenza de uno mismo, el no preocuparte por las caras que te miran inmóviles al principio y aprender a disfrutar frente a las adversidades típicas del directo.

- Por cierto, que no sólo de los noventa vive el hombre. ¿Se consideran pioneros del 'flamenco-grunge'?

- (Carcajada) De la copla electrónica sí. Es cierto que venimos de los noventa. Empezamos empapándonos de todo el rock que se hacía en Seattle durante la pasada década, pero además, con el paso del tiempo, nos dimos cuenta de que en paralelo, por ejemplo en Inglaterra, estaba desarrollándose el movimiento del 'Shoegaze' con grupos como Ride, Catherine Wheel o Slowdive, cosa que ya sabían nuestros colegas Alice Moon, que empezaban a experimentar por ese flanco. Mientras, aquí Lagartija Nick y Los Planetas se montaban el suyo. Así que para la composición de 'Imaginarium' fusionamos de forma a veces inconsciente, y otras no tanto, nuestra afición por estas vertientes musicales.

- Hablando de Lagartija, Morente acaba de reeditar el 'Omega'. ¿Qué huella ha dejado este disco trasgresor en una banda como Máscara?

- En la etapa en la que nos metimos de lleno en Lagartija Nick, apareció y se quedó en nuestra vida Enrique Morente. 'Omega' ha sido un disco muy escuchado por toda la gente que ha pasado por Máscara. Es impresionante conseguir semejante resultado, un canto a Federico García Lorca y Leonard Cohen, desde el flamenco de élite y el trash-rock que estaban reinventando Lagartija Nick. Desde luego, era una apuesta arriesgada, que en el 96 viaja cercano a su coetáneo 'Aenima' de Tool, pero que abre un campo apasionante con esa especial perspectiva flamenca.

- Ya preparan el segundo álbum. ¿Qué pueden avanzar?

- Que será distinto al primero, o eso intentaremos. Sin embargo, creemos que lo importante de estas nuevas composiciones serán las analogías con lo anterior. Estamos buscando muchos cambios, así que creemos que lo que va definir nuestra personalidad van a ser las similitudes claras con 'Imaginarium'. Por otra parte, se nos está haciendo un poco largo el proceso de hacer temas de forma estática. Queremos divertirnos mucho cada vez que tocamos, por lo tanto todo lo que vayamos terminando seguirá sujeto a cambio. Estamos teniendo muchas ideas que somos a veces incapaces de llevar a cabo, por lo tanto pasamos mucho tiempo probando y poniéndonos de acuerdo. Cuando lo conseguimos es muy gratificante para todos.