Texto: Juan Jesús García.
Fotos: Juan Jesús García / Antonio Martínez.


Jerry González: "Yo canto flamenco con mi trompeta"

Jerry González fue el gran descubrimiento de la película Calle 54, donde Trueba le bautizó como 'el último pirata del Caribe'. En España eran poco conocidos sus trabajos con la Fort Apache Band o el Grupo Experimental Nuevayorkino. Acompañante de Gillespie, Benson y Eddie Palmieri entre muchos otros, y miembro del avanzado Conjunto Libre, vive ahora en España donde ha descubierto el flamenco. Su trompeta y sus congas suenan al lado de Paco de Lucía y de todos los artistas que han pasado por la factoría Limón. La semana pasada actuó en el Chubby Check de Jaén y en el granadino Planta Baja.

- ¿Se ha quedado ya a vivir definitivamente en España?

- Ya son cinco años. Tengo a España como base y sólo salgo para actuar con la Fort Apache. El 18 de febrero voy a Nueva York para presentar el disco que hemos hecho de homenaje a Art Blakey.

- ¿Y qué ha encontrado aquí para quedarse?

- Una gran tranquilidad para mi, por que allí la calle está muy caliente; aquí me siento con libertad, allí después de la caída de las torres gemelas está la calle muy mala.

- Por cierto que usted estuvo al pie de las torres el 11-S.

- Estaba a cuatro cuadras (manzanas de casas) Acababa de llegar de tocar en un festival en Colombia y estaba todavía levantado cuando escuché las sirenas, creía que había un incendio. Salí para la calle y vi ardiendo el edifico en el preciso momento en que se estrelló el segundo avión. Soy uno de los que tuvo que salir corriendo por el polvo que se produjo cuando cayó la primera torre. Fue impresionante, pensamos que era el fin.

- ¿Cambió su vida la película Calle 54?

- Me dio mucho reconocimiento. Aquí nadie sabía de mi, y me acuerdo la primera vez que llegué me pedían autógrafos por la Gran Vía; me impresionó, nunca me había pasado eso. Y después de la gira que hicimos Javier Limón me convenció para quedarme para una semana ¡y me quedé siete meses! (risas).

- Toca en todo lo que hace Limón ¿es su comodín?

- Somos buenos amigos y hemos hecho cosas aprendiendo cada uno del otro. Cuando hice el disco de 'Los piratas' (del flamenco) descubrimos que podíamos hacer muchas cosas, montamos un guaguancó (ritmo cubano) y de allí salió lo de juntar al Cigala con Bebo para el disco 'Lagrimas negras'.

- ¿Qué ha encontrado en el flamenco que le tiene tan cogido?

- Es una onda que todavía sigo explorando, mi última experiencia ha sido en una peña en Málaga con Antonio Moya y Cancanilla de Marbella, un lindo encuentro y todo el mundo se 'flipeó'. Yo creo que hay algo genético, porque mi abuelo es de Asturias. Me gusta mucho la onda. Cuando el Niño Josele me dijo que quería tocar jazz yo le dije que la forma en que él acompañaba a un cantaor es igual que la del pianista con el solista en el jazz. Es la misma cosa. ¡y ahora lo está haciendo, que está escuchando a Bill Evans!

- Uno de los discos en que ha participado ha sido el de Paco de Lucía.

- Sí 'Cositas buenas'. Fue un trabajo raro, colocando la trompeta sobre lo que él había ya grabado; a mi me hubiese gustado más hacerlo con él al lado, pero no pudo ser. Paco es un genio y muy buena gente.

- ¿Se va a animar a cantar también?

- No, no (carcajadas), soy muy tímido, yo canto flamenco con la trompeta.

- Uno de sus grandes valedores es Bebo Valdés, habla maravillas de usted ¿es un honor?

- Por supuesto, es uno de los grandes que quedan vivos. Él siempre me ha dicho que quiere que hagamos algo juntos, espero tener tiempo para poder hacer algo así.

- En una ocasión le escuché decir que los grandes del jazz estadounidense tenían problemas para coger el espíritu de la clave.

- Es que los norteamericanos le quitaron el tambor a su historia desde el tiempo de la esclavitud; tienen muy poco conocimiento de sus raíces. Cuando escuchan algo lo reconocen adentro, pero no saben como entrar en ello ni expresarlo. Los negros norteamericanos se 'flipean' con la música afrocubana, pero no saben por donde cogerla (risas). Yo he tenido que explicárselo a muchos (risas).

- Usted estuvo en el corazón de 'El Barrio', el área puertorriqueña de Nueva York donde salió la Salsa.

- Yo pasé por todo eso, pero más que un ambiente era una cosa manipulada por el sello Fania. Dignificando la música nuestra pero a la vez destrozándola, porque lo único que querían era hacer negocio y no trataban a la música como una esencia, sino como una forma de hacer dinero. Por eso no han vuelto a tener ninguna trascendencia. Aquello acabó por codicia.

- Supongo que ahora bailarán reggaeton

- (carcajadas) Sí está allí, y por todo lados (risas). Pero sobre todo en la juventud, es una cultura nueva surgiendo debajo de la nada. Sólo lo siguen los jóvenes que tienen hasta un lenguaje diferente, los chicos siempre son distintos, ya tú sabes.

- Usted es trompetista y la vez conguero; percusión y metales no suelen ser unos instrumentos que se simultaneen con frecuencia ¿cómo lo lleva?

- Hombre cada uno se va para el otro. Como trompetista tengo buen manejo del tiempo y del swing, sin problema, aunque no haya ritmo. Y con la conga me tiró más para la melodía, como Patato Valdés. Cuando estoy tocando la timba puedo acompañar más desde dentro de la música. Muchos timberos descargan encima de todo pero no pueden penetrar en el significado de la melodía de los temas y no consiguen participar del corazón de la música.

- ¿Qué se trae ahora mismo entre manos?

- He acabado un disco de Big Band con Miguel Blanco, haciendo temas de Granados, Mingus, Shorter y algunos originales míos. Estoy armando un disco con el cuarteto con el que voy a Jaén , Cádiz y Granada, y tengo el sueño de hacer un segundo 'Sketches of Spain' dándole a los palos puros del flamenco, un sueño que parece cada vez más cercano. Porque Miles sacó ese disco partiendo de una grabación de una procesión de semana santa sevillana, lo descubrí en una tienda de discos y me quedé muy sorprendido. Yo intentaré hacer algo más de primera mano.