Texto:
Juan Jesús García
Fotos: Web oficial de Ilegales
Jorge Ilegales: "No como niños, me alimento de bestias de gran tamaño"
Fueron uno de los grupos más populares de los años ochenta, un estatus adquirido sobre todo a golpe de concierto y exabrupto, como su promoción pasaron sus horas bajas diez años después, pero un tipo como Jorge Martínez es difícil de doblegar y con su segundo disco en directo hace dos años hizo valer la historia de una banda indestructible. 'Si la muerte me mira de frente me pongo de lao' ha sido la confirmación de que Jorge sigue teniendo las cosas claras, la lengua rápida y casi nadie toca una guitarra como él. El grupo actuó a finales de este mes de abril en Vícar (Almería) y en la Copera granadina.
¿Volvemos al autogestión químicamente pura?
Sí, toda una ideología anarquista llevada a la práctica. Una revisión de todos los socialismos utópicos.
Esto... empezando por el principio, ¿qué hacían debutando para el sello de alguien tan semejante a usted como... Víctor Manuel?
La discográfica para la que debuté no era exactamente de Víctor Manuel. Eran gente infinitamente peor que él.
A finales del pasado verano actuaba por aquí (Granada) tras bastante tiempo de no dejarse ver. Estaba igual. ¿Cómo se contempla ahora frente al antiguo espejo?
Procuro no mirarme a los espejos; no se puede esperar nada bueno de esos hijos de puta. Siendo un poco vampiro es posible que no me refleje.
¿Persona o personaje? ¿Le cuesta mantener su imagen de comeniños pendenciero?
En algunos individuos la fusión entre persona y personaje es inevitable, pero no como niños. Me alimento solamente de bestias de gran tamaño.
Ilegales cambiaron el registro habitual de los años 80: tocaban muchísimo, tenían equipo propio, manager 'profesional'... ¿les benefició tantas temporadas intensivas de carretera a morir o hubiera sido mejor administrarse en directo algo más?
Nos excedimos y llegó un momento en que estábamos claramente enfermos a causa de la repetición constante de los mismos excesos. Tuvimos que investigar a fondo para descubrir nuevos pecados que provocasen fuentes de energía nunca vistas.
Cuando se les quedó pequeño este país saltaron a Hispanoamérica. Me consta que son allí un grupo de reverencia. ¿Cómo fue esa nueva conquista de América?
Empezamos a movernos por América en el 87. Llegamos, vimos, vencimos. Tenemos miles de amigos en América, y a veces siento unos deseos irreprimibles de ir allí y conectar la guitarra al máximo de volumen.
¿Considera que con el cambio generacional no se hizo justicia a los grupos supervivientes de los 80 (como ocurriera lo mismo una generación antes con los de los 70)?
Cada generación reniega instintivamente de la anterior, pero ahora se está produciendo el efecto contrario; se sacraliza a los grupos de los 80. Es cierto que fue el periodo de máxima originalidad y personalidad en la música española, pero también hay que decir que gran parte de los grupos eran una mierda.
Aunque ustedes llenaban estadios, algo que no ha vuelto a ocurrir con el rock español desde entonces, ¿cómo ve usted el tema?
El gobierno del PSOE se encargó de cerrar todas las radios libres para entregar el poder de las ondas a las radiofórmulas comerciales. El PP simplemente arrasó. Las radios comerciales tienen totalmente derecho a veto sobre lo que se radia y lo que no, así que el rock no tiene difusión alguna. El rock con este sistema queda prohibido; eso significa el resurgimiento de las folclóricas y de todos estos hijos putativos de Rafael, Karina y Camilo Sesto. En fin, la dictadura de los necios.
Por cierto, en este tiempo han salido numerosos grupos desde Asturias. ¿Usted, que es un reputado instrumentista, cómo ve esa pasión por el ruido elementarista y ambicioso de buena parte de ellos?
En Asturias siempre han funcionado muchos grupos hasta donde puedo recordar. La mayor parte de la gente que toca lo hace porque carece de cualquier tipo de vocación; lo que pasa es que con el tiempo, por alguna enfermedad del ego que no acabo de comprender, se vuelven extremadamente pretenciosos y no tienen en cuenta el raquítico tamaño de sus habilidades. Es fácil pretender, pero es difícil conseguir.
En tiempo políticamente correctos llenos de provocadores profesionales, ¿en qué situación queda su vocación de polemista?
Las posturas de estos provocadores profesionales a los que se refiere provocan la risa y el aplauso del público. Mi postura suele parecer idéntica al principio, pero acaba provocando desorden mental y frecuentemente incluso terror.
Su segundo disco en directo recordó a este país que estaba vivo y bien (los inmediatos anteriores tuvieron muy escasa distribución). ¿Se lo planteó como un ejercicio de resucitación o una revancha del tipo: 'estoy aquí y quiero mi parte'?
El segundo disco en directo se planteó como una forma de poder revisar y actualizar antiguas canciones, poner de nuevo en circulación un buen número de éstas, ya que las discográficas habían decidido ignorarnos, y montar una buena fiesta con antiguos compañeros. Incluso los críticos más 'sordos' que habían decidido reescribir la historia de la música de los 80's sin que existiésemos tuvieron que revisar sus apuntes. El disco ése sí que fue una buena patada en los culos de Chupa y Mama.
Ilegales en los dosmiles, ¿qué hay de nuevo...?
Un disco con catorce canciones nuevas y frescas en la calle, otro disco en el disparadero, dos giras (España y América) casi a punto y un grupo en perfecto estado de revista.
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