Texto y fotos: Juan Jesús García
Gerardo Núñez: "Los flamencos somos los 'sin papales' del arte"
El jazz y el flamenco se frecuentan estos últimos tiempos. El guitarrista jerezano Gerardo Núñez es de los pocos que lo ha hecho partiendo del flamenco, cuando lo habitual es el sentido contrario. Su trabajo 'Andando el tiempo', recién editado, fue el programa de la actuación inaugural del XXVI Festival de Jazz de Granada el pasado viernes 4 de noviembre junto al saxofonista valenciano Perico Sambeat.
- El año pasado estuvo en el programa paralelo y ahora inaugura el festival de Jazz de Granada, ¿Cómo se siente?
- Estoy muy contento por dos motivos porque el año pasado intentamos juntar a los jazzistas de Granada con los guitarristas jóvenes de flamenco y la experiencia fue muy interesante. Por otro lado entrar en la web del festival y comprobar que está todo vendido me viene a confirmar que el trabajo solitario y solapado de los músicos en este país empieza a ser reconocido por el público.
- Su disco 'Calima' salió antes en los U.S.A. que en España y éste está editado por una compañía alemana ¿Cómo pueden pasar estas cosas?
- Es uno de los lastres que tenemos en este país. Tenemos una gran actividad flamenca, en el caso de la guitarra una creación de dos o tres generaciones desde Montoya o Sabicas a nosotros. Un trabajo olvidado por las Administraciones: ¡la primera cátedra de guitarra flamenco se abrió en Rótterdam! Así las cosas si partimos de que el flamenco es relativamente minoritario y sumamos la crisis de la industria del disco, pues no tenemos la atención de las empresas, ni de las grandes que sólo quieren vender mucho, ni de las pequeñas, que lo que desean en ser grandes.
- El encuentro entre el jazz y el flamenco casi siempre ha sido promovido desde el jazz ¿por qué tan pocos músicos de flamenco han entrado al trapo?
- Porque en el flamenco no somos tantos y ellos son más (risas), la familia flamenca es muy pequeñita y los guitarristas jóvenes son los que tienen más información e inquietudes.
- En el plano internacional los primeros fueron Corea, Miles, etc ¿qué opinión les merecen sus trabajos de acercamiento al flamenco?
- A mi el que más me ha gustado ha sido el de Evans y Miles en el 'Sketches of Spain' porque trataron el flamenco con mucho respeto, Evans cogió falsetas de Manolo el de Huelva y las orquestó maravillosamente. Luego ya ha habido otros acercamientos, pero en esto no se trata de aprender un compás de bulerías o de tango y ya está, hay que trabajarlo más. El disco de Paco con MacLaughlin y Al di Meola abrió muchas puertas a mucha gente y llamó la atención, creando una fascinación sobre una música que surgió de la eficacia de las carencias como es el flamenco, de una expresión artística muy escueta y también muy rica.
- Cuenta que en su adolescencia oía mucho rock ¿Cómo fue su descubrimiento del jazz?
- Bueno yo de niño empecé trocando flamenco, en Jerez los niños íbamos a la guitarra y las niñas a bailar. La guitarra flamenca era el piano de los pobres y nuestra única salida. Yo me crié en ese ambiente y a los catorce años le tocaba a Terremoto, al Tío Gregorio, a la Piriñaca... Pero por la mañana me iba al instituto haciendo una viuda de estudiante , y a mi me tocó vivir el último coletazo del movimiento hippie: Pink Floyd, King Crimson, Triana... y era otro mundo. También llegamos al jazz de Chalie Parker que no dejó asombrados : ¡Cómo se podía ir por tantos sitios si nosotros tenemos solo tres acordes! (risas) Y claro, si tienes curiosidad lo buscas y lo aprendes.
- ¿Para usted todo comenzó con Jazzespaña? ¿Qué relación hay entre ese disco y 'Andando el tiempo'?
- Hay mucha, este disco es la consecuencia de aquel. A partir de ahí empecé a asimilar las armonías del jazz. En aquel disco aprendí que yo no puedo tocar jazz, ni ellos tocar flamenco, pero podemos ponernos de acuerdo cada uno en su lenguaje, fue una pérdida de complejos.
- 'Andando' se abre con 'La Habana a oscuras' que estéticamente es completamente diferente al resto del disco
- Ese tema era una rumba pensada para hacer con Randy Brecker, pero no pudo ser. El resto del disco es muy guitarrístico y muy flamenco, pero más asimilable.
- Viene con Perico, que dijo que tocar con usted ha sido una experiencia "¡bestial!" ¿Qué tiene que decir?
- Hemos hecho muchas cosas juntos porque tenemos un cierta atracción mutua: a veces, dejo de tocar para escucharle. En Alemania todo el mundo preguntaban por él cuando le oían, aunque aquí no se le reconozca del todo su maestría. Tenemos buen rollo y tocar con él es un placer inmenso.
- Hay un antes y un después para usted con el disco 'Cruce de caminos'
- Puede que sí, podría ser, porque allí empieza un etapa en la que se comprueba que todos nos podemos sentar juntos, como una reunión de amigos en plena libertad, sin más servidumbres; sentarnos y de una forma gozosa, empezar a hablar, y que salga lo que Dios quiera.
- Querría preguntarle por su preocupación pedagógica, sobre su necesidad de compartir y transmitir enseñanzas y sobre su trabajo de descubrimiento de nuevos nombres.
- Es una asignatura que tenemos pendiente. Los Conservatorios tienen tradicionalmente un cierto celo de los artistas en activo, y más si somos flamencos, porque somos los 'sin papeles del arte' y no podemos optar a una enseñanza administrativamente muy reglada. Por otro lado hay muchachos que son unas fieras, que están locos, están haciendo cosas de muchísima calidad y no encuentran salida: ayer, por ejemplo, recomendé a un chaval para un concierto que yo no podía hacer y me dijeron que no, porque "no tenía marca" ¡como si fuese una Coca cola! Así que desde mi estudio estamos haciendo este trabajo, poniendo yo todo, el estudio, la grabación, los bocadillos (risas) y luego intentar que se editen. He hecho el de Jesús de Rosario y en diciembre sale el de vuestro paisano Miguel Ángel Cortés. ¡A ver si al menos recuperamos lo de los bocadillos! (risas).
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