Texto: Juan Jesús García
Foto: A. Plaveski
Erik Trufazz: "El jazz, desde la pureza, es un error"
El francosuizo Erik Trufazz es una de las voces más relevantes del jazz europeo contemporáneo. Músico polivalente y viajero, prolongador en cuerpo y alma de los últimos años del Miles Davis todoterreno, abre el último fin de semana del Festival de Jazz con su cuarteto. Nujazz, jazz de siempre, electrojazz... simplemente música del siglo XXI.
- Tiene discos inspirados en diversos puntos del planeta: India, México... ¿qué tiene que tener un país o una cultura para despertar su interés?
- A priori nada, son los encuentros, la casualidades, las amistades, las vivencias... las responsables que causan los intercambios musicales. Sólo tienes que ser receptivo y permeable. Por ejemplo: pude desarrollar un proyecto en la India a partir de una serie de conciertos, estuve durante 3 semanas en contacto con músicos indios, y el proyecto mejicano surgió circulando con otro músico por las carreteras mexicanas, y así todo.
- A su lado encontramos músicos de cualquier parte del mundo, ¿es más rica en el jazz esa combinación de nutrientes que la ortodoxia anglo-americana?
- No creo que haya una ortodoxia angloamericana, en un sentido y excluyente. Hay una ortodoxia mundial que impulsa a algunos músicos a tocar una u otra música. Me explico: el concepto de jazz ya es mezclado en si mismo el rag time viene de la mezcla del blues y la polca, y el jazz siempre evolucionó así. Algunos músicos prefieren algunos períodos de su historia y tocan Be bop, Hard bop, New Orleans, Free, etc., o buscan nuevos ingredientes integrando nuevas culturas. Esto es lo que yo intento hacer... y debo decir que en Europa hay muchos y muy buenos en ese empeño de ampliar su horizonte.
- Y a la vez su grupo está formado por el trío de músicos fijos desde hace muchos años... ¿cómo se mantiene unido un equipo tanto tiempo?
- No es contradictorio, pienso que es la música la que nos une. Compartimos emociones muy fuertes desde hace 15 años, e intentamos ser creativos. Tenemos un sonido, un imaginario y en cuanto tocamos, nuestro sonido nos transporta; éste es el primer parámetro de la continuidad de un grupo, el segundo es bastante simple y prosaico: basta con compartir los beneficios de las ventas de discos y conciertos (risas).
- Habitualmente usted habla de 'fusión', ¿en qué términos usa la palabra?
- Para mí la fusión es una mezcla de las clases, de géneros. Dicho así la estratosfera está en un estado de fusión porque siempre está movimiento, la música tiene que fluir y siempre ser diferente. El término jazz, entendido desde un punto de pureza es un error.
- Usted y las nuevas generaciones de músicos, sobre todo europeos, son conscientes de su implicación en el mundo y miran y opinan con mayor perspectiva, ¿cuál es la relevancia que siente como músico en el mundo global?
- Soy más consciente de lo que hemos hecho que de lo que vamos a hacer; el presente es más importante que el pasado y sí es cierto que estamos en el mundo, que el mundo es ahora más pequeño y que no somos neutros, interactuamos con el planeta. Mi presente ahora es tocar en Granada, una ciudad que adoro.
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