Texto y fotos:
Juan Jesús García
"Canto cuando tengo nostalgia"
Tras una vida de cantante de taberna, Cesaria Evora se ha convertido en una de las voces más conocidas de la música popular africana. Como a tantos otros artistas en este sector de la música el reconocimiento le llegó tarde, pero afortunadamente para los oyentes, a tiempo de poder escuchar la intensidad emocional de la música de esta mujer, que en cada canción trasmite la dura y alegre vida de su tierra, el archipiélago de Cabo Verde. Cesaria Evora, la cantante de Mindelo, ha pasado de las cantinas portuarias de su pueblo a hacer giras por todo el mundo con miles de personas rendidas a sus pies ya teniendo nietos hace tiempo. Ha sido casi toda la vida cantante de mornas y coladeiras, canciones que parafraseando la definición de tango son la nostalgia que se canta, una suerte de fado caboverdiano, preñado de ausencias, distancias y sabor salado, nacidas del cruce colonial lusófono entre las músicas de la metrópoli y las llegadas también desde la colonia brasileña, cantadas en portugués 'crioula'. Cesaria, que estaba prácticamente retirada (estuvo diez años sin cantar) se tropezó con un productor caboverdiano residente en París y comenzó a participar de la maquinaria de la música étnica, que en Francia es de alcance global. El éxito en todo el mundo del disco 'Miss Perfumado' la permitió salir de la reducida zona de influencia portuguesa, recorrer continentes y grabar incluso en el mítico Olympia parisino o en los estudios Ojalá de Silvio Rodríguez.
Comparada por su dura biografía con Edith Piaff, Billie Holliday o Chavela Vargas, asegura haber abandonado ya el tabaco y el alcohol y que vive ahora lo que debía haber vivido de joven. Pero en sus ojos extraviados, en su pies descalzos y deformes y en el fondo de su voz perduran inamovibles los ecos de la pena y el sufrimiento acumulado.
Tras algunos años acudiendo a fuentes cubanas, la dama de Cabo Verde a echado mano de su ambiente más natural y en 'Voz d´amor' que salía hace unos meses fue a Brasil de la mano de su habitual B.Leza (su tío Xavier Francisco da Cruz), que adaptó un chachachá de los años cincuenta 'Beso Robado', y que junto con Teofilo Chantre, el malgache Régis GIvazo y el brasileño Hamilton de Holanda aparecen en esta producción. El martes día 16 lo cantará en el Palacio de Congresos
Su vida ha cambiado completamente ¿Cómo es actualmente?
Mi vida es muy diferente desde cuando cantaba en Mindelo las canciones de moda, sabes, cantaba muchas de Nat King Cole que gustaba entonces mucho en español. Ahora tengo más trabajo y mejor pagado porque Cabo Verde era muy pobre y la vida de los marineros aún más. Pero mi vida es bastante ordenada: grabo un disco durante unos meses, luego voy de gira tres o cuatro meses y luego regreso dos meses a Cabo Verde para descansar y ver a mi familia.
¿No se agota de viajar?
Ya me he acostumbrado a hacerlo, a estar en hoteles donde no hay ni una plancha (ella gustaba de planchar personalmente su ropa) a hacer entrevistas y a estar de aquí para allá todo el rato. Pero de lo que no me canso es de cantar, y cuando tengo nostalgia canto o llamo por teléfono a mi familia y me repongo.
¿No ha tenido la tentación de mudarse a Europa?
Yo nací allí, tengo a mis hijos y a mis amigos, una casa abierta para quien quiera visitarme y canto la música de allí. No podría vivir en otro sitio aunque me cueste tener que desplazarme más, y cuando muera quiero que sea allí.
¿De dónde vienen las 'mornas'?
Nadie lo sabe, hay quien dice que proviene del inglés, de la palabra 'mourn' , tiene un tronco común con el fado portugués y la samba brasileña y es nuestra manera de expresar sentimientos, nuestra melancolía. La morna habla de amor, de emigración, de política, de ausencias, del mar...
El mar está siempre presente en su música
Es normal, mi música es la de unas islas. El mar es amor, es paisaje, es emigración y es el único recurso comercial de Cabo Verde.
El año pasado salió un disco suyo en el que hacían versiones varios DJ´s ¿qué le pareció?
La música que yo hago nace de una forma más sencilla, con cavaquinho, piano y voz, es música tradicional de Cabo Verde; lo que han hecho estas personas me resulta curioso y me acerca a un público más joven, pero en realidad no es mío porque yo no lo puedo hacer: ¡no podría bailarlo!
Su últimos discos han sido grabados a caballo de Brasil y Cuba ¿Qué le une con la isla caribeña?
El sentimiento marinero de la vida. Cabo Verde y Cuba son muy parecidos, son las mismas gentes y los mismos pueblos, han sido puertos de encuentro de muchas gentes y culturas viajeras. Grabé allí con Compay Segundo, un gran hombre y un músico excepcional, como otros músicos cubanos que han formado parte de mi grupo. Con Brasil todo parece más natural ya que compartimos idioma y cultura, allí he cantado con Marisa Monte.
Hasta hace poco sus discos tenían mucho invitados: Chucho Valdés, Bonnie Raitt, la Orquesta Aragón, Caetano Veloso y Pedro Guerra. ¿le gusta compartir?
Mis discos como mi casa siempre están abiertos. Mi productor me presentaba las ideas y las personas que quieren cantar conmigo, y yo los escucho. Incluso me quieren cantantes tan alejadas de mi como Bonnie Raitt, quien grabó en Estados Unidos su parte sin conocernos siquiera, tuvo la deferencia de hacerlo en 'creole' en vez de en inglés.
Siempre la comparan con Billie Holliday o Edith Piaff ¿Se siente cómoda con esa semejanza?
Yo soy una admiradora de esas cantantes, cuando termino las giras las escucho muy a menudo en casa, también a Amalia Rodrigues, Charles Aznavour a Ricky Martin y a Julio Iglesias, que me gusta mucho. Pero nadie es igual a nadie y yo tampoco.
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