Texto y fotos: Juan Jesús García
Andrés Calamaro: "No me acostumbro a la popularidad"
El pasado marzo Andrés Calamaro comenzó en Montevideo una gira intercontinental que le va a llevar a recorrer un buen número de países durante todo este año. Tras haber pasado la primera parte de lo que llevamos de siglo ausente, gracias a los Bersuit que lo recuperaron, en los últimos cuatro años ha publicado cuatro discos, cinco contando con el que recuerda la gira triunfal que hizo en 2007 con Fito Cabrales. El último es 'La lengua popular'.
- Tras la pausa ahora no para ¿Está recuperando el tiempo perdido?
- No sé de cual de mis pausas estamos hablando!! Tampoco estoy cantando taaaaanto. Hace demasiado tiempo no tenía a mi banda junta y ahora vamos a tocar mas normalmente.
- ¿Sigue tendiendo cientos de canciones en el congelador o le van caducado ya en la espera?
- Algunas son descartes de los discos, pero tengo mucha obra en el congelador caliente, mucho archivo y de gran interés. Muchos palos envenenados.
- Me gustaría saber sus recuerdos de tres conciertos, del de Dylan en Granada (o de aquella gira), de los que dio con Bersuit en el Luna Park y de la experiencia con Fito.
- Dylan en Granada: creo que yo estaba bastante pedo, pero Dylan siempre muy amable conmigo, no sé si fue en Granada (o en Málaga) donde me presento con la banda. Recuerdo que Guillermo Martín estaba conmigo. De los Bersuit en el Luna me gusto el segundo y el tercer concierto, sin embargo 'El Regreso' está grabado la primera noche (eso creo recordar). Prefiero el segundo semestre con esos muchachos, Barcelona y Buenos Aires al aire libre. Con Fito, grandísima experiencia : personal y musical. Fito es de acero, de hierro, es irrompible pero es dulce y muy generoso, además es un guitarrista muy bueno, y todos los Fitipaldis nos recibieron con alegría. Fito y Fitipaldis ya habían tocado 40 conciertos, o quizás 20 años. Después nos despedimos en Chile y Argentina, con dos recitales grandes en Buenos Aires y al aire libre.
Era verano pero hacia frío, y Fito y Fitipaldis se comieron al publico que los recibió con respeto integro, aun sin saber cantar las canciones.
- ¿Es cierto que ustedes tradujeron el rock ad roll al español?
- El rock de autor, sí... porque ya se cantaba en México una versión de los rock'n'rolles clásicos de los 50.
- En todo caso usted y muchos roqueros argentinos han metabolizado muy bien sus ritmos populares propios sin complejos ¿es una solución muy nuestra frente al uniformismo de lo anglosajón?
- También existe, allá, un cierto rechazo por todo lo que no suene a rock n roll... y los híbridos no son bien recibidos por todos, no crea.
- ¿Qué opina de este curioso regreso de Tequila?
- Opino que podría ser emocionante y excitante, pero creo que Felipe no va a ser de la partida. Creo que debería ser un recuerdo para Julián, que estaría feliz de poder reunirse, y para Manolo.
- He encontrado que ocasionalmente le comparan con Lapido, otro de su generación, ¿sigue lo que está haciendo en solitario Lapido?
- Lamentablemente no lo sigo, pero recuerdo 091, tengo mucho respeto por este colega. Espero comunicarnos, escribirnos y hablar para descubrirnos un poco más.
- Siempre ha tenido buenas palabras para sus 'mayores'. Recuerda cuando procede a Miguel 'Abuelo', a Pappo..., recientemente ha colaborado con Nebbia ¿y de sus 'menores' qué me dice? ¿Se siente coherentemente seguido por muchos?
- No respondo por la coherencia de nadie, ¡ni de la mía propia! Pero 'RESPETO' para los que estaban antes que yo, para mis pares, para los que cantan ahora y aquellos que vendrán.
- ¿Por qué aquí en España se tiene tan poco aprecio a nuestros 'maestros'?
- Acá se impone mucho la figura sagrada de Camarón, nadie discute a Camarón y Paco de Lucia. Sin dudas creo que las instituciones, y el público, tendrían que dedicarle mas atención a Moris, Ramoncín, Loquillo, Ariel, Los Auserones, Siniestro, Jaime Urrutia... Es que tendrían que venerarlos, merecen la gloria ... incluso algún monumento. No se puede descuidar a las inteligencias roqueras ni al arte eléctrico. Quizás sea un complot.
- Últimamente no para, va de canchas a estadios pero sus canciones cada día se mueven en espacios emocionales más íntimos ¿hay alguna contradicción entre ambos niveles de comunicación?
- Sí, creo que me estoy expandiendo... pero estoy bajando tallas de pantalón. Nunca me acostumbro a la popularidad, preferiría ser estrella de rock. Pero estaba señalado para hacer rock y popular... y lo puedo soportar, aunque preferiría tocar en lugares mas chicos, mas recogidos, sin pantallas al costado del escenario ... y las gentes mirando a los músicos en carne y huesos ... tengo un publico demasiado joven.
- Le dedica una canción al comedor popular que hay en el centro de Puerto Madero (la 'milla de oro' de Buenos Aires) recordando que la vida no es tan bella. La foto es estremecedora... ¿es una metáfora de la insolidaridad del 'primer' mundo?
- Pero también de la solidaridad, también es una mirada agria sobre el turismo (Buenos Aires no había sido, nunca, tan turística como ahora, y que lo sea porque es barato me hace sentir una prostituta de Babilonia). Finalmente, a los humildes como a los presos, hay que recordarles que uno se acuerda de ellos.
- Nick Cave decía hace poco que lleva horario compositivo de oficinista ¿a usted las musas le cogen trabajando o el método de la servilleta de bar sigue funcionando?
- Sí, leí el método de Nick y me interesa, me gusta... Yo tendría que hacer lo mismo... cambiar la nocturnidad imposible, por un momento de concentración, un respiro.
- ¿Sus conciertos españoles van a variar mucho del inaugural en Montevideo? ¿cambian los 'pregones' acá y allá?, ¿cómo van a ser?
- Estuvimos ensayando, seguro que cambiamos un poco... Yo nunca se muy bien como voy a salir, voy decidiendo donde tocar guitarra o teclado, y cuando cantar solamente, que es mi ultima novedad, lo mas antiguo: ¡un grupo con voz cantante!
Andrés Calamaro: "El problema de la gente es que no escucha los discos"
Texto: Eduardo Tébar
Cuenta Andrés Calamaro que la profesión se lleva por dentro. En su caso, le avalan 30 años de peso en el rock hispano. Hace un par de temporadas, el argentino presentaba en sociedad con nervios de pibe su denodada conversión al tango. Después de girar con Fito Cabrales y de grabar con mecenas de la música patria como Lito Nebbia y Cachorro López, el autor de las clásicas 'Flaca' y 'Te quiero igual' vuelve a España con guitarra eléctrica y un extenso repertorio, en el que tienen cabida a su último disco, 'La lengua popular', y viejas gemas esparcidas en su cancionero.
- Canta que "parte de mí no cambió y, a la vez, ya no soy el viejo Andrés que no dormía jamás". O sea, ¿más honesto que brutal?
- 'Honestidad brutal' fue una grabación realmente salvaje, de concentración y nocturnidad. Una de las últimas grabaciones análogas, mundiales, costosas, desesperadas e interminables del siglo. Una nocturnidad catárquica insultante.
- Su asociación con Cachorro López en 'La lengua popular' y esta gira son maneras de volver a sus orígenes. ¿Cómo siente esta experiencia?
- Buenísima experiencia. Si Litto armó un disco con mis pedazos rotos, Cachorro me sentó a escribir canciones nuevas. Tiene el corazón de un león. Nosotros jamás nos alejamos en 25 años. Nos reunimos naturalmente y yo entendí que tenía que colaborar con la clase de disco que Cachorro quería hacer, aunque escuchamos mucho, probamos todo y terminamos el álbum que a todos nos parecía. El que queríamos hacer.
- En el disco se aproxima al folclore de los barrios. ¿Cree en la cumbia intelectual?
- Supongo que popular e intelectual, o artístico, son términos antagonistas. Pero es muy posible que ocurra algún día, depende del buen desarrollo del género. Por el momento, es más que popular y bailable. Diría que sí, que es un elemento cultural.
- ¿Considera suya la fórmula mágica del rock n' roll contaminado con elementos rumberos que tan buen resultado le da a muchos grupos hoy?
- ¡No!, ¡ningún elemento rumbero o latino es mío! ¡Qué barbaridad! Yo escuché a Los Fabulosos Cadillacs, a Ray Heredia, a Veneno...
- Aunque, en una ocasión, el trompetista Jerry González me comentó que trabajar con usted era como mezclar un rock cazurro con Frank Zappa.
- Jerry es un hermano mío, y es una definición arriesgada, pero él es muy sabio. El día que nos conocimos, yo estaba grabando guitarras anarquistas. Mi amistad con Jerry está por encima de los temas musicales. Es un prócer del latin jazz y uno de los mejores músicos del mundo, sin dudas... Y es mi brother.
- Los últimos textos son menos metafísicos, más telúricos y contenidos. ¿De qué manera afronta la escritura?
- No tengo ningún método en este momento. Pasé unos años dedicado únicamente a experimentar, a buscar formas de grabar, al sonido de cada instrumento. Pensaba en escribir texto, en armar canciones estudiando el blues y con nuevos aparatos. Ahora, simplemente, ya sé qué voy a escribir cuando haga falta.
- Viene de recoger seis estatuillas en los premios Gardel. ¿Goza con el reconocimiento?
- El premio Gardel reconoce al disco más valioso del año, y es de todos los que dedicaron su tiempo, su corazón y su mejor oficio a grabar conmigo. También ganó Ricardo Liniers por el arte y Divilla por el vídeo de 'Carnaval de Brasil'. A su vez, ganó una canción que hicimos en el estudio con mucha colaboración de Sebastián Schon y Juan Blas Caballero. El gremio del disco lo eligió su disco preferido entre todos los géneros.
- Decía el tango que veinte años no son nada. ¿Tres décadas de balanceo musical se ven con la frente marchita?
- Estos treinta años para mí fueron casi todo. ¡Cuando empecé era un nene! Y la frente alta siempre, honrando la memoria de los que no están, el arte y el sentimiento. Y también al rock.
- Pasó mucho tiempo recluido, con alergia al escenario. ¿A qué se debe esta voracidad por el directo que muestra ahora?
- Fue mucho tiempo sin actuar. Sin embargo, le dediqué una energía insólita a la creación de grabaciones domésticas, letras, 'grooves', 'post-Ddjísmo'... Tampoco estoy tocando demasiado. Creo que soy de los que menos cantan, pero me gusta estar en banda, ensayar y actuar. Espero hacerlo mas veces y por mucho tiempo. Para siempre.
- Viaja con una formación netamente guitarrera, instrumento con el que se ha reconciliado.
- Yo siempre tengo ganas de rock. De este género son los discos que más me gustan: 'Machine head' [Deep Purple], 'Zeppelin IV' [Led Zeppelin], el directo de Lynyrd Skynyrd... Y también el rock argentino, que es muy bueno. Grupos como Pappo´s Blues, Polifemo, Invisible, Manal o Ratones. Desde 1986, toco con tres guitarras, aunque la mayoría de las veces fui el pianista. Con Los Rodríguez, por accidente, terminamos tocando con tres guitarras. En el 99 hice una gira sin tocar piano. Y ahora somos cuatro los que tenemos guitarras cerca.
- ¿Le contagió de alguna manera la gira con Fito Cabrales?
- Fito es un señor muy generoso y contagioso. Talentoso compañero, tiene unas tablas tremendas. Nosotros estábamos recién salidos del local de ensayo: siempre empezando de nuevo. Fue un orgullo compartir un tramo de la gran gira de Fito & Fitipaldis, que también integraron a Candy Caramelo y a El Niño Bruno. Fue una gira perfecta, o casi perfecta, porque nosotros mejorábamos con las semanas. Después repetimos en Argentina y Chile. Estoy muy agradecido con Fito y con toda la gente que trabaja con él. Fue un orgullo.
- Ahora se percibe a otro Calamaro sobre las tablas, un poco más Elvis, más histriónico y menos escondido detrás del equipo.
- Me lo estoy pasando bien porque estoy más enfocado a cantar. Tengo más asumido mi rol de líder después de varias temporadas sin encontrar el método o el momento. Y tengo unos músicos, unos técnicos e ingenieros muy buenos. Algunos, en la carretera conmigo desde hace muchos años. Yo no soy un 'front' muy carismático, siempre lo supe. Pero trato de cantar con entrega, arte y sentimiento. Con buen concepto roquero.
- Hace casi una década se presentó en Granada como telonero de Dylan. ¿Queda muy lejano aquello?
- No tanto. Además volví a 'Graná' con Serrano, Josele, Alain, Piraña, Reinoso y Limón. Una categoría de música muy importante y genial, una suma de repertorio y de jóvenes maestros. Lo de Bob Dylan fue un honor y una aventura que siempre estoy esperando repetir.
- Aquí estrenó su colección de tangos. ¿'Tinta roja' fue un disco incomprendido?
- Lo lamento por el que no los entienda. Ese repertorio, esos autores, esos músicos... Se trata de un disco minimalista que presenta el tango como yo creo que hay que cantarlo. Ahora estoy más evolucionado, pero 'Tinta roja' es un disco que está por encima de la opinión de cualquiera. Es inopinable. Llevo grabando tangos desde hace diez años y en todos los registros. Desde 'Alta suciedad' hasta 'El salmón' y 'El cantante'. Ya me había presentado cantando tangos. El problema de la gente es que no escucha los discos, y no todos los aficionados escuchan buenos discos. Algunos no lo escuchan y prefieren formar una opinión en base. Ya me dirá usted a que...
- Atajó las críticas con 'El palacio de las flores', que bregó Lito Nebbia. ¿Una apuesta sobre seguro?
- El componente armónico y humano, el sistema, la bondad y el genio de Nebbia son muy positivos. Es serio, pero espontáneo. Fue una maravilla estar ahí para verlo grabar y cantar. Lo escribimos juntos y él le dio otra profundidad, otro interés, al encuadre armónico. Un privilegio sagrado.
- Nebbia intervino en 'La balsa', esa pieza fundacional del rock argentino que el año pasado cumplió cuarenta primaveras. Un 'abuelo' del rock como usted, ¿qué piensa de los nietos?
- Yo respeto a los que estaban antes que yo, a mis pares, a los que están ahora y a los que vendrán. Siempre hay cosas de valor, haciéndose por puro deseo. Hay que querer escucharlas.
- ¿Retomará algún día los delirios tóxicos dispersos en 'El salmón'?
- Sí, claro, 'El salmón'. Todos los días pienso en eso. Tengo un archivo de música nunca editada que es profundo como el fondo del mar.
|