Texto y fotos: Juan Jesús García.
Barricada: "Seguimos porque no nos aguantan en casa"
Son 'los Barri', el grupo que ha enseñado a hacer rock and roll a medio país. Junto a otros históricos como Leño, los responsables indirectos de que 60.000 personas o más hayan ido la semana pasada al Viñarock. Y aunque no frecuenten mucho los medios, siempre ávidos de novedades más o menos fugaces, son el grupo con, probablemente, el directo más solvente del país.
- Cuando oye que les llaman 'clásicos' ¿se les eriza el lomo?
- No tenemos especial predilección por lo que somos, aunque algunos te dicen clásico por no llamarte viejo (risas) depende de cómo se diga.
- Pero cuando le dedican a uno un disco, en fin, se pondrá uno más blandito ¿no?
- Eso ya es una historia muy emotiva. Que gente que has admirado desde siempre, colegas, amigos, que hagan canciones tuyas cono ese cariño te pone la piel de gallina.
- Por cierto, allí me llamó la atención la presencia de Calamaro
- Se podría sospechar; musicalmente a lo mejor no estamos cerca, pero las charlas con él siempre ha sido muy interesantes y hemos notado afecto mutuo.
- Y la de 'Maese Rosendo el guitarrista', su padrino en los principios...
- Lo buscamos para el segundo disco o sea que fíjate. Tenemos muy buena relación desde siempre, es un amigo más que un padrino.
- Y hablando de padrinos, el primero fue Ramoncín ¿la vida da muchas vueltas, no?
- No hemos vuelto a coincidir casi nunca en los últimos veinte años. Ahora no me parece un personaje interesante, y como persona habitamos mundos diferentes.
- Hace unos meses dieron su concierto numero 1000, o sea que unas 2000 horas tocando, unos tres meses sin parar de hacerlo...
- ¡Joder!, pero en 23 años tampoco es tanto, vaya que piensen que hemos currado poco. Bueno los números tampoco se nos dan bien, hicimos el cálculo por encima (risas) fue buscando una historia para justificar un concierto especial que hicimos con las chavalas de Zíngara, una excusa para esta presentación que estamos haciendo.
- Eso suena a Motorhead con las Girlschool todos juntos y revueltas.
- ¡Coñó! (risas) Esto es diferente, es una historia acústica que no es lo mismo que los cuatro solos y eléctricos, es una historia diferente, también por el resto (risas).
- En la primera mitad de los noventa pasaron a llenar estadios ¿Cómo vinieron ese momento de esplendor?
- No éramos muy conscientes. Vivíamos muy deprisa, nos iba esta historia, éramos muy 'espídicos'. Me acuerdo que disfrutaba mogollón. Ahora también, pero me fijo en otras cosas, disfruto de la parte de atrás. Barricada fue un sueño y espero que lo siga siendo ¡que no nos despierten!
- Y poco después les abandonó ese público prestado de temporada. Sin embargo en directo yo les noté incluso más motivados ante 400 personas que ante 5000.
- En nuestro caso cada concierto es a muerte. Hemos pasado de vender 100.000 discos a vender la mitad, y eso se reflejaba delante del escenario. Pero nuestra actitud siempre ha sido la misma: la carretera y tocar: el que va a verte merece lo mismo, estando muchos o no.
- A partir de 'la Araña' me dio la impresión de que empezaron a sofisticar su mensaje literario, haciéndolo más poético, más complejo y menos evidente. ¿Fueron bien entendidos?
- Estoy completamente de acuerdo. Tengo 45 años y yo, que hago la mayoría de las letras, me tengo que reflejar, se me entienda o no, necesariamente en ellas; lo contrario sería engañar y engañarme a mi mismo el primero.
- Camino de los cincuenta ¿Qué relación personal tienen con el rock? ¿Por qué hay quien asegura que rock y juventud van indisolublemente unidos?
- Las historias en la calle ya no las vivimos de la misma manera. Mi relación con el mundo no puede ser la misma, pero bueno, sigo pensando lo que he pensado siempre, sintiendo las mismas inquietudes sociales que siempre. Ahora no me iría a 'okupar' una casa con mis hijos, pero sigo teniendo la misma simpatía por lo okupas, y así con todo. Cuando me encuentro con mis compañeros de estudio no me tienen envidia por mi vida, sino que piensan '¡cuándo va a sentar éste la cabeza!'. En ese sentido el rock sigue teniendo esa imagen infantil, pero es lo de menos.
- Y ahora que tiene hijos, y en algunos casos hasta metidos en el rock ¿siguen tirando o se sienten empujados?
- Más bien empujados, mira que a Iker le conozco desde que cantaba los 'cinco lobitos', pero cuando me meto en un estudio con él, a la hora de trabajar, es un tipo que entiende de todo y que me puede enseñar a mi cantidad de cosas.
- Hay toda una generación de grupos que les tiene ustedes como iconos ¿supone una responsabilidad o al revés, les permite una vida más acomodada?
- Hombre es emocionante que te lo digan, mola, pero cada uno tiene su vida y tiene que buscar su sitio. ¿Que estamos en esa lista? Bueno, pero conste que nosotros también tenemos que aprender mucho de ellos.
- Lo digo porque, sin embargo, ustedes siguen supurando rabia y agresividad ¿Dónde la alimentan?
- Es sencillo, vas escuchando lo que vas escuchando y viviendo, y luego lo reflejas. De un periódico, de una historia vivida, con comillas y sin comillas, pero cosas que te motivan a escribirlas a tu manera.
- 'Hombre mata hombre' es su último disco: ¿Tan lobo es el hombre para el hombre?
- Echando un vistazo para atrás está claro ¿no? Tal y como se vive en este mundo o ladras o te matan. No se potencian las cualidades humanas que tenemos y la filosofía individualista nos está llevando a todo esto. El paraíso es muy difícil de conseguir pero no me gusta el infierno que nos quieren vender.
- Ya les toca grabar ¿Qué hay de nuevo?
- El próximo va a ser en directo, los cuatro en eléctrico, porque estamos haciendo unos directos muy a gusto y queremos grabarlos. Y luego hacer ese disco que te comentaba para octubre con las chicas de Zíngara, haremos un DVD con las dos historias y luego pararemos. Poco, porque no nos aguantan en casa más de 15 días. (risas) Yo creo que seguimos porque no nos aguantan en casa (carcajadas).
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