Texto y fotos: Juan Jesús García


Aurora Beltrán: "Tocar es lo que me mantiene viva"

Aurora Beltrán fue la cabeza visible de un grupo de largo recorrido como Tahúres Zurdos, pero antes, con poco más de 16 años ya lo había sido también de Belladona. El año pasado salía su disco en directo que resultó ser la despedida definitiva del grupo navarro y el comienzo en solitario de Aurora. Esta cantante de voz tan recia como dulce y enorme desgarro interior, actuó Granada en el último concierto de 'Sueños de invierno', una actuación compartida donde además participaron los colectivos 'Libertad sin ira' (Trova-Valdivieso-Pareja), Buenos Días (Bujedo-Fran-Fede-Daniel López) y Raúl Alcover, Nande Ferrer y Enrique Moratalla, con la intervención también de Juan de Loxa.

- Al final el disco de en directo de Tahúres fue de despedida...

- Fue algo circunstancial, como fueron surgiendo las cosas.

- ¿Al cabo de tanto tiempo por qué decidieron dejarlo?

- Hay muchas cosas que rodean lo que sucede en la música: los muchos años que llevábamos, que en el último disco la producción fue mía y me sentí un poco desarropada... Decidí que era el momento de poner punto y final y empezar otra aventura.

- Tahúres fue un grupo que siempre estuvo al borde de ser mayoritario ¿por qué no ocurrió?

- Pues no lo sé, tampoco entiendo por qué pasa eso. Creo que en la época de 'Nieve negra' cumplíamos con muchos requisitos: un grupo con tía, que era una parte activa, que con la edad que tenía era mona, etc., pero pincharon en hueso porque nosotros estábamos hechos a nuestro gusto y no al de nadie y cuando empiezan a intentar manipular tus conceptos y te resistes pues te desechan. Pero hoy en día ¡quién le iba a decir a los monjes tibetanos que venderían un millón de discos! (sonrisas). Nosotros hemos tenido la oportunidad de durar muchos años, a un nivel más bajo, y hemos sido privilegiados por poder vivir de nuestro trabajo y contar con el cariño de un público. Si hubiese sido un boum, nuestra vida hubiese sido muy diferente, yo me pongo en la piel de los que son números uno, como mi amiga Eva Amaral, y no envidio nada lo suyo por el precio que tienen que pagar en sus vidas. Nada es gratis y esos precios no sé si yo si querría pagarlos.

- Usted empezó muy joven ¿qué le queda de los tiempos de 'Noche de amor' y Belladona?

- La ilusión, fíjate, parece mentira, y la identidad. Creo en mi trabajo y me gusta mucho lo que hago. Ahora he hecho unas canciones nuevas y las he mandado a las compañías para que no las escuchen, que es lo que pasa, pero lo hago con el mismo cariño y las ganas de cuando empecé. Y la ilusión de subirme al escenario me sigue motivando, porque tocar es lo que me mantiene viva, y afortunadamente tengo mucho trabajo.

- Últimamente ha aparecido en todos los sitios por su declaraciones contra la piratería ¿le llama la atención que se preste más atención a este tipo de cosas que al trabajo que uno hace?

- Es sorprendente, sí, pero en este tema soy muy clara, no intento convencer a nadie, que cada uno haga lo que crea conveniente porque es un problema de conciencia, pero el argumento del precio del formato es absurdo, porque también es barato un lienzo y no es lo mismo un cuadro de Dalí que otro de Pepito Pérez. La gente no quiere ver el concepto y el sentimiento que hay dentro.

- Sus canciones se caracterizan por el gran desgarro emocional. Esto... ¿tiene que sufrir tanto?

- Cuando hablo con la gente que hace lo mismo que yo siempre estamos de acuerdo en que cuando vivimos una situación feliz no vas a parar para coger un boli y escribirla, mejor vivirla hasta la sus últimas consecuencias ¿no? Sin embargo cuando uno está mal, pues tenemos la suerte de poder canalizar ese dolor en hacer algo bello. Claro que yo cambiaría todas las canciones que he escrito porque mi madre estuviera viva, y Picasso hubiera preferido que no se bombardeara Guernica y no haber tenido que pintar su cuadro.

- No se le ocurre ninguna canción en situaciones, digamos que normales y cotidianas, haciendo la cena, conduciendo...

- Pues a mi no me inspira nada (risas), ya me gustaría que las musas estuvieran revoloteando ahí alrededor (risas). Yo toco la guitarra todos los días y muchas veces busco y no encuentro, y de repente sale. Me gustaría ser más prolífica, pero voy a concentrarme a ver si encuentro alguna musa en el coche (risas).

- Usted tiene familia en Andalucía y frecuenta los escenarios de Granada con bastante asiduidad ¿qué contacto siente que tiene con la cultura y la tierra andaluza?

- Total, los únicos que no somos andaluces somos nosotros, el resto de la familia vive en Andalucía, y yo he pasado muchas temporadas allí. Creo que he conseguido tener lo mejor de ambos mundos, de aquí más aperturismo, menos cerrazón con respecto a las mujeres; y he mamado de allí el rollo siciliano familiar, que lo tengo muy arraigado: mis padres han sido mis ídolos y transmisores de toda una colección de valores que se transmiten por esa línea: la solidaridad, el respeto a los mayores...

- A pesar de ser usted Navarra no se la conoce posturas políticas ¿qué piensa de la situación en que ahora mismo se encuentra el problema de la violencia?

- Viviendo aquí se ven las formas muy diferentes, queda mucho que hablar de esto y hay que ser muy prudentes porque hay muchas sensibilidades. Creo que hay cosas muy buenas por ambas partes, pero la impresión que tengo es que nadie quiere termine el conflicto vasco, como en el caso de las drogas o la prostitución. El terrorismo es una lacra, pero alrededor suyo hay muchas cosas, muchos cargos, mucho dinero y tengo esa impresión, que hay demasiado intereses como para que acabe. Esta tierra es hermosísima, pero no creo que haya que matar a nadie para conservarla.

- En los últimos tiempos la hemos visto sola o acompañada de una segunda cantante, pero siempre interpretando sus 'éxitos' En esta nueva etapa ¿cuándo habrá canciones nuevas?

- Ya, ya las hay, están en esa maqueta de la que hemos hablado. De todas formas no son tanto los 'exitos' de Tahúres las que siempre canto, sino más bien las que se prestan a un planteamiento acústico, que no tienen porque ser las más populares. Voy poco a poco introduciéndolas en los conciertos.

- ¿No echa de menos una Fender enchufada un Marshall a todo trapo?

- Muchísimo (risas) y estoy en ello porque esto es una etapa de transición. Mi idea es montar una banda fija en breve, porque necesito la implicación de mi entorno, cosa que no he tenido en los últimos tiempos de Tahúres.

- Esos tiempos fueron de autogestión ¿piensa en esa posibilidad?

- Sí, claro, pero es la última porque de momento prefiero no tener que volver a hipotecar mi casa para sacar un disco.

- Vuelve a 'Sueños de invierno' en su décimo aniversario ¿qué nos trae?

- Unas cuantas canciones nuevas y voy a leer un poema precioso de Ángeles Mora. Es una historia muy bonita y estoy muy orgullosa de que se hayan acordado de mi, que a pesar de llevar muchos años en esto voy con la humildad de quien va a empezar de nuevo.

- Parece que dice lo de los años con cierto sarcasmo.

- Claro, aquí la experiencia resta en vez de sumar. En todos los países se cuida mucho a los músicos de toda la vida, aquí no pasa. La industria ha olvidado que hay muchos grupos que son los que han levantado sus compañías. Los músicos de cierta edad estamos como desechados en favor de no se sabe qué valores juveniles, no tanto musicales. Cuando entramos en EMI el grupo estrella eran Teneesse, a los que tiraron cuando dejaron de vender 300.000 discos, esa filosofía de usar y tirar no es buena para la cultura.