SOLINA
"Suite"

Sputnik
(2005)


Texto: Dani Illana

El trío sevillano Solina se apunta de nuevo al formato single con “Suite”, un trabajo de cuatro cortes, diseñado para llevarlos hacia los puestos altos de la escena indie patria; sin embargo, ese diseño es tan poco fresco y tan preconcebido que chirría bastante.

Sinceramente no creo que baste con vender el concepto para hacerse un nombre o una carrera. Y con esto no quiero decir que Solina sea una tomadura de pelo, las carreras de sus diferentes miembros atestiguan que es imposible que esto sea así, pero por momentos da la impresión.

A lo mejor es que un servidor nuca ha entendido que aparezca el maquillaje y el corte y confección en los créditos de un trabajo discográfico; pero si a todo el mundo le parece la octava maravilla del pop a lo mejor es un servidor el que no tiene gusto; o a lo mejor es que no les perdono el hacerme pasar los 50 minutos más aburridos de mi vida.

De las ochocientas “joyitas pop” que salen al año en el mercado esta parece ser una de las más de moda, y aunque uno está imposibilitado para la sorpresa ante tan poca chicha, si les reconoce la elegancia de unas composiciones perfectamente producidas e instrumentadas, dándole a todo el producto un concepto unitario. Volvemos al principio.

Más redondo que “Sólo ida a Nassau”, sigue siendo un batiburrillo ecléctico de músicas donde el cut+paste de Os Mutantes, Pizzicato Five, Saint Etienne o Goldffrap se convierte en un arte. Paula Padilla (ni tan mona ni tan elegante como dicen) sigue mostrando una voz sensual y dulce, eso sí, sin matices e incapaz de emocionar. Qué lástima que uno tenga la sensación de estar viendo un maniquí.

“A la cama” es un chasquido lánguido, “¡Ya es otra vez!” es una pieza pop de colorines bien combinados, “Desaparece” es un medio tiempo aspirante a la elegancia, e “Ilusâo” es otro viraje hacia idiomas exóticos, de los que le gustan tanto a la banda, que sirve más para dar sensación universalista que para cerrar la pieza (personalmente me quedo con “Hi Koukai”); en total un cuartito de hora muy poppie y supermoderno.

Si es usted amante de estar a la última, muy cool y atento siempre a las tendencias, no espere a comprarlo; sin él estaría más perdido que un ama de casa sin el Gran Hermano en la peluquería. Para el resto, recomendarlo sólo si les gusta el concepto.