SALIERI
"Electric doorbells"
Discos Liliput
(2005)
Texto: Dani Illana
El que fuera enemigo acérrimo de Mozart según Milos Forman es el encargado de dar nombre a un quinteto sevillano empecinado en abrir senderos luminosos en el pop andaluz. Desconociendo si su nombre se debe a un odio visceral por Mozart, por su música, o por el personaje que nos ha llegado desde el cine; lo cierto que se trata de un nombre divertido y acertado para una banda muy certera pero nada divertida.
Y la negación de un extremo no tiene por qué llevarnos directos al antagonismo; que los planteamientos musicales de Salieri no se dirijan hacia una canción fresca y facilona no significa que tengan que ser necesariamente aburridos; de hecho creemos que pocos podrán aburrirse con “Electric doorbells”, su trabajo de debut.
El hecho de que Antonio Luque haya producido el trabajo será sin duda el dato más destacado por la prensa, y el que posiblemente también acerque más gente hacia “Electric doorbells”. Pero a pesar que el estreno en la producción de Luque es interesante, dejando también su sello; lo cierto es que las atrevidas composiciones de Salieri se venden bien por sí solas.
A medio camino entre el indie y la experimentación sonora, es complicado no colocarles en la misma ola que Manta Ray o Schwarz; sin embargo se acierta a escuchar el amplio background de unos músicos ya curtidos: Joy Division, Hüsker Dü, Tortoise, la Velvet más melódica y muchos toques del sonido independiente andaluz de los 90 (por supuesto Señor Chinarro entre ellos).
Después de una trayectoria inaugurada en 2 001; Salieri han conseguido lanzar un meritorio y destacable largo, en el que nombres como el del propio Luque, Jordi Gil, de Solina, encargado de la masterización, o del artista Antonio Resurrección, que se ha hecho cargo del proyecto gráfico y del concepto visual, dan más luz si cabe a un trabajo que desgraciadamente pasará más desapercibido de lo que merece.
Las diez canciones ambientales que forman “Electric Doorbells” crean un armónico entramado de atmósferas y estados de ánimo en el que “And them, it’s over” es la encargada de abrir la caja de los truenos entre golpes de guitarra que dejan ver demasiado pronto la mano de Señor Chinarro. La voz etérea de una Diana P. que parece haber sido diseñada específicamente para poner voz a estos temas es el perfecto colofón de unas canciones con una magia especial y ardiente.
“Because I hate you”, “Last first times” con sus guitarras a lo Superchunk, el toque country-loungue de “Cowboys ride alone”, o la preciosa “September, from blue to green” son algunos de los momentos de mayor disfrute en un disco absorbente cual vileda musical, que atrapa a los pocos segundos. Merece la pena dejarse atrapar por “Electric doorbells”, una pincelada más en el amplio lienzo del rock más atrevido de nuestro país.
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