ED HARCOURT
"Strangers"
Heavenly
(2004)
Texto: Albert Alabau
Año y medio después del aclamado From Every Sphere, vuelve a la carga el genial multiinstrumentista británico con su tercer larga durada, Strangers, un disco oscuro y lleno de luz a la vez, muy recomendable para todo amante de la buena música. ¿Por qué? Pues porque el señor Harcourt se pasea por allí donde le place. Y lo bueno es que lo hace insultantemente bien.
Todo tiene cabida en esta obra: pianos desnudos, teclados de gala, arreglos de cuerda, guitarras destripadas... Desde el tema que abre el disco, The Storm is coming, arropado por una impresionante atmósfera sónica a base de guitarras más propias de Sonic Youth que de un autor pop (y que realmente nos hace creer que la tormenta está al acecho) y guiado por una sección rítmica que enamora, se nos abre un insaciable apetito que, una vez aposentados ya en el último corte, nos advierte que este disco va a recibir muchas y muy merecidas escuchas. Y que no nos cansaremos. Porque igual suelta un himno pop instantáneo como Born in the '70s, como nos acerca al cielo con una pieza que podría haber firmado el mismísimo Jeff Buckley si hubiera seguido con vida, un tema que canta al desamor y a la esperanza, y que ejerce plenamente su poder catártico en todo aquél que lo escucha, con sus hirientes susurros y su vertiginosa intensidad. Y todo ello sin descuidar unas más que elaboradas letras, ensalzadas con su potente y a la vez sugerente y delicada voz. Cada canción es una pequeña historia. Odas al amor, a la libertad, a la rabia...
Y si su música resulta ser apasionante y su voz espectacular, el amplio espectro de registro vocal por el que se desliza es nada menos que increíble. Ed Harcourt es un genio de esos que aparecen cada mucho tiempo. Un genio inconformista dado a la experimentación y a la exploración de la melodía, y que tiene su mirada más bien puesta hacia al otro lado del atlántico. Y es que si en su última entrega jugaba a ser Beck en temas como Undertaker Strut, en esta parece emular a Scott Weyland cuando firma el tema The Trapdoor, digno de los momentos de mayor intimidad de los Stone Temple Pilots. Tenemos ante nosotros al Rufus Wainwright británico en su versión 2.0: más joven, maduro, preciosista, sensible y educadamente procaz.
¿Qué más se puede pedir? Pues, por ejemplo, verle en directo. Pues... deseo concedido. El próximo día 16 de diciembre, y en motivo de la celebración del cuarto año de vida de la Sala Razzmatazz, estará en Barcelona presentando este disco y deleitándonos con sus anteriores joyas. ¡No os lo perdáis!
|