Texto y fotos: Juan Jesús García
Gilberto Gil: 20 recetas para cocinar el samba
Movido el concierto del ex ministro Gilberto Gil en Granada. A última hora se decidió abandonar el gigante Palacio de Congresos para ir al más recogido Medina Elvira de Atarfe, y la organización tuvo el detalle de llevar al público cómodamente en autobuses al nuevo emplazamiento. Con todo y con eso, la mitad del teatro de Atarfe estuvo también sin ocupar, una lástima porque Gil se volcó durante dos horas hasta la extenuación.
Más cerca de los setenta que de los sesenta, Gil se ofreció con ganas e interés en comunicar. Acostumbrado tanto a ir en volandas sobre grupos muy amplios, como en compañía de nadie, en esta gira trabaja en un formato medio, pero con valiosos compañeros como el habilidoso Sergio Chavazzoli, sus habituales Arturo Maia y Alex Fonseca en la rítmica y su hijo Bem Gil en la segunda guitarra, teclados y pequeñas percusiones.
Acorde con su estatura de proporciones legendarias y aprovechando que la mayor parte de la audiencia eran paisanos, con banderas verdiamarillas incluidas, propuso un viaje por la música popular brasileña y cercanías en una veintena de escalas. Desde el baiao, candombé o el afoxé, el vecino tango (nada menos que 'Camabalche', que en boca de un ex ministro tiene muchas lecturas) y toda suerte de sambas y bossas, novas o ya usadas con todo grado de hibridación y esa querencia por las formas de armar una canción con arrestos de pop y funk presentación bailable muy de los años setenta. Está claro que desde hace tiempo el reggae es como el esperanto, y que además engrana perfectamente con las cadencias brasileras, que para eso entre bamboleos templados anda el juego.
Ya Gil dedicó un álbum entero a hacer reggae, con toda las posibilidades de brasileñización posible: desde todo a nada; y en directo le sienta muy bien. La proximidad en edad con Marley, su mismo color de piel y de alma, su espiritualidad común y su afropanamericanismo militante, sugieren que, de vivir, Marley tendría una apariencia similar, y que ese 'Positive vibrations' que hizo hubiese sonado muy parecido. Demostró también Gil conocer algunos hitos de la cultura española, mencionó a Dalí, a Lorca por su puesto y a Camarón también.
No faltaron en su concierto algunas de las canciones que han sido éxitos locales en Brasil: 'Superhomem', 'Chiclete con banana', 'Tenho sede' (delicadamente coreada por el agudo femenino presente), 'Expreso 2222' o 'Vem Morena'. La contraseña para tomar la platea fue la canción 'Madalena' y desde ese momento el respetable ya no sentó más. Terminando las dos horas de concierto con su favorita para despedirse por la trepidante exposición que consigue el grupo sobre 'Toda menina bahiana', que es como su mismo nombre indica un elogio de las habitantes de Bahía. ¡Menuda marcha tiene el ministro!
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