Texto y fotos: Juan Jesús García
John Scofield Piety Street Band: ¡Fiesta en el bayou!
Dicen que Scofield fue a Nueva Orleans a grabar un disco de blues y se trajo un álbum entero de gumbo, ese ajiaco tan de allí que recuece en la humedad perezosa de los pantanos blues, rock and roll, espirituales, jazz, reggae, zydeco, bluegrass, etc., fruto del intercambio espontáneo de varios siglos entre las culturas que se movían por los puertos de Lousiana, Cuba, Jamaica y demás países ribereños. Viendo su translación al directo, también cabe añadir que se lo pasó en grande allí haciéndolo, como si recuperara, tras décadas de la seriedad y el rigor del jazz de vanguardia, las ganas de marcha y diversión. Y cuando se lo pasa bien, es fácil que se lo haga para a los demás, como ocurrió en Jazz en la Costa.
Con sus compinches de la Piety Street Band, denominados como el disco y a su vez como el estudio donde lo grabaron, que lleva el nombre de una calle bohemia de Nueva Orleáns que quedó reflejada para siempre en la ruta de aquel Tranvía que escribiera Tennesse Williams, Scofield monta una autentica fiesta del Mississippi, que termina siendo un homenaje casi al imaginario musical estadounidense tanto como a la figura musical de Dr.John, como eminencia máxima (con perdón de Alain Toussaint) del espíritu profundo del bayou sonoro. Entre ellos cabe destacar al reverenciable teclista y cantante (y percusionista, y guitarrista, y...) inglés Jon Cleary, cuyo órgano 'jondo' sostenía emocionalmente el conjunto, con el cencerro daba el punto honky tonk, y que cantando entraba perfecto en todos los estilos.
En el Parque de El Majuelo abundaban las palmeras y los guitarristas, especie que se desplaza como en manada de documental de la 2 cuando asoma alguno de sus titanes favoritos. Y es que lo de Scofield es siempre una master class. Sorprendente, osado, cerebral, genuino y puro, cuando quiere o todo lo contrario si le place, cualquier calificativo se queda pequeño ante la deslumbrante capacidad de este músico para el que los estilos no son más que palabras apretadas en un diccionario. Su olfato es sólo comparable a su digitación, perfecta a cualquier velocidad. Y si es capaz de puntear a niveles supersónicos, cuando opta por la economía cada nota se clava en el nervio de la emoción. En Almuñecar optó por lo segundo, gobernando con pies y manos un sampler de pedales fue uno y trino, y coro completo, como en esa versión (del country Hank Williams) del 'Angel of the death' que comenzó solo y misterioso, doblándose y triplicándose a si mismo, para terminar desatado en plan Hendrix en Woodstoock, y a la que no le faltó al final más que el "¡'Que Dios bendiga a América!" reglamentario!
Obligados por el público que volvió a abarrotar el Parque de El Majuelo, terminaron al trote lento del montaje bluegrass de aquel himno evangélico que traducido se cantaba hasta en las misas progres españolas: "¡Yo volaré!", y que en origen responde por 'I'll Fly Away'. Hermano, demos gracias a Dios.
John Scofield divirtió en el festival de Almuñécar
El festival Jazz en la Costa presentó el miércoles por la noche al nuevo grupo del guitarrista John Scofield en el Parque de El majuelo de Almuñécar. Scofield está considerado como uno de los mejores guitarristas del mundo, y a su concierto, el tercero que daba en los festivales granadinos asistieron numerosos guitarristas de jazz, de rock y hasta de flamenco, llegados de toda Andalucía en peregrinación, dispuestos a recibir una master-class en vivo y en directo. Jazz en la Costa está organizado por el Área de Cultura de la Diputación de Granada y el Ayuntamiento de la localidad, con la colaboración y patrocino de la Junta de Andalucía y Cervezas Alhambra.
Desde que Miles Davis con su agudo olfato lo descubriera y lo incorporara a su banda, la vida no podría ser igual para este guitarrista de Conneticut. Sorprendente, osado, cerebral, vanguardista, genuino y puro, cuando quiere. Cualquier calificativo se queda pequeño ante la deslumbrante capacidad de este músico, para el que los estilos no son más que palabras. Su olfato es sólo comparable a su digitación, perfecta a cualquier velocidad. Y si es capaz de puntear a niveles supersónicos, cuando opta por la economía cada nota se clava en el nervio de la emoción.
En este proyecto, denominado como el disco y a su vez como el estudio donde lo grabaron, que lleva el nombre de un barrio bohemio de Nueva Orleáns, la Piety Street Band, Scofield quiere de alguna forma recuperar la música de su juventud, divertirse y hacérselo pasar bien a la audiencia, con un recorrido muy personal por las músicas que se han recocido en el imaginario popular del sur pantanoso de Louisiana, allí donde franceses, españoles, estadounidenses, cubanos y jamaicanos de todos los colores cruzaban sus culturas.
El resultado fue un concierto que en su pretendido homenaje al gospel, en realidad lo hace sobre todo a la música popular americana (del norte), al blues, el gumbo, el reggae que llegó por el puerto de Nueva Orleáns, al jazz por su puesto y también al rock and roll o el funk. Todo ello deconstruido desde una pedalera sampler de recursos infinitos y con el concurso de un grupo de viejas cara conocidas (gente de Beach Boys o Bonnie Raitt) donde cobra protagonismo el teclista inglés Jon Cleary, perfecto émulo de Dr John, a quien de alguna manera recordó todo un programa que encajaba himnos 'inflapechos' como el 'Angel of times' al lado de rocanroles tan matones como el célebre 'Good times'. Al final Scofield, de 58años, se volvió un chaval, y contagió a las 1500 personas que asistieron a su concierto de esa alegría húmeda y sureña de los pantanos de Louisiana donde nació el blues y el jazz.
|