Texto y fotos: Juan Jesús García
Los Secretos: De nada, por elegiros
Tras haber reunido a casi veinte mil personas en Madrid hace unos meses, los Secretos viven una nueva (¿la tercera?) juventud en cuanto a capacidad de convocatoria. En la discoteca Granada 10 pusieron el cartel de 'no hay entradas', y a pesar de que cobraron el precio más alto que nunca ha costado una entrada para un grupo español aquí, dejando en la calle casi tanta gente como dentro: todo un detalle organizativo, ya que la costumbre es vender y vender hasta la asfixia. Con ellos volvía la música en directo a un espacio que llevaba mucho tiempo sin incluirla en su oferta, y eso que por su escenario han pasado muchísimos artistas a finales de siglo pasado, antes del 'boum' de las salas de conciertos.
Se supone que era una actuación 'intima' y 'acústica', y como tal fue anunciada, pero lo uno no parece posible para los actuales Secretos y lo segundo tampoco se cumplió ya que salieron a grupo completo y bien 'enchufados' para solaz de sus seguidores, convertidos en coristas vocacionales porque, primero, se las sabían todas, y luego porque también había unos micrófonos de ambiente a los lados del escenario para recoger sus voces. Algunos de ellos, y no pocos, repetían treinta años después de aquel estreno del grupo en una discoteca de la Zubia, "no es lo mismo" decían, "pero es igual" resumían satisfechos. Y es que aunque sólo quede Álvaro Urquijo de aquella formación y se haya perdido la conmovedora entonación de su hermano Enrique, el actual portavoz también tiene la capacidad emotiva que requiere cantar ese repertorio.
Ni que decir tiene que Los Secretos jugaron sobre seguro, y a ganar con las cartas marcadas, ya que el repertorio de esta gira lo han confeccionado 'a petición popular' y salvo una par de temas ('Te he echado de menos' y 'Otra tarde'), todas forman parte de su cancionero más celebrado (y aplaudido, cantado y hasta pataleado). Con todo la primera media hora resultón un tanto tímida, con un equipo en fase de ajuste y un grupo encogido, pero a partir de 'Volver a se un niño' todo cogió la velocidad de crucero necesaria para el evento: la voz salía en su sitio y los optimistas punteos de Álvaro -en ocasiones doblados por ese comodín que es Ramón Arroyo-, tiraban de las canciones hacia arriba, contando con la exquisita decoración del pianista Jesús Redondo, el Chuck Leavell de los "Urquijo Brothers Band".
En confianza nos enteramos de que 'Ojos de perdida' fue la primera canción que hicieron, estando todavía en el colegio, y entre obligatorias y obligatorias ('Colgado', 'La calle del olvido', 'Quiero beber hasta...', 'El bulevar...', 'Y no amanece', etc.) cabe señalar las entusiastas versiones que siempre han hecho, mejorando holgadamente los originales como ocurriera con los uruguayos Bulldog ('Sobre un vidrio mojado') o sus colegas Mamá ('Nada más'). Fueron reclamados en tres ocasiones por el público y como no podía ser de otra manera terminaron, dos horas después, con un 'Déjame', el segundo, en versión vocal a cargo del "Orfeon de fans de los Secretos" en pleno. "Gracias por elegirnos" cantan, de nada, un placer.
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