Texto y fotos: Juan Jesús García


Gillespie All Stars: Lo demás son variedades

Dirigidos por Slide Hampton y James Moody, el cambiante grupo de 'todos estrellas' que pasea el legado de Gillespie por el mundo llegó a Granada para hacer su propio 'tributo' al entrañable trompetista curvo. A nosotros nos tocaron un correctísimo Willie Jones III y David Weiss (cuyo perfil de Eusebio Poncela recordamos de su concierto con Hubbard), que junto al bajista y productor John Lee y el pianista Cyrus Chestnut completaron el G-7 (Chestnut puntúo doble: estuvo inmenso), con 'G' de grandes y de Gillespie a la vez. En realidad lo de Dizzy no es más que una excusa para hacerse un homenaje a si mismos y a una época del jazz que ya no se ve mucho por los escenarios, el de mediados del siglo pasado. Esto sí que fue jazz, lo demás son variedades. Tan están así las cosas que le robo una afortunada exclamación al guitarrista Antonio Pamies "¡quién nos iba a decir hace años que nos íbamos a emocionar escuchando 'Night in Tunicia'!", cuando entonces era una pieza tan tópica y sobada que ya generaba rechazo. Ahora en un tesoro recuperado.

Encima del escenario estaban más de 200 años de jazz juntos, palabras muy mayores, y en un estado estupendo. Vestidos de riguroso traje y con ganas de tocar: estuvieron dos horas y cuarto sin parar, así que no es de extrañar que terminaran evocando la sintonía de 'Misión imposible. Lo hicieron porque no sabían que no era posible hacerlo.

Los más veteranos, Hampton mantiene en plena forma su suavidad y elegancia en su grafitado trombón, y Moody, el compadre de Gillespie, además de tocar con su fraseo apagado, suave y pleno, ejerció de introductor, cantante y de dicharachero presentador, recordando que el humor fue parte importante en la vida del trompetista ausente. Estéticamente faltaba un contrabajo, era lo suyo a la vista, pero con el eléctrico un pausado Lee dejó algunos de los solos más emotivos de la noche. Fuera de la serie estuvo el pianista, su rigor jazzista, su voz antigua y muy negra, casi de pianista de barrio Rosa de Nueva Orleáns, aliada de un contenida capacidad técnica que explotaba por momentos para volver al ralentí del sonido de club segundos después, le hizo destacar entre tanto monstruo; suya fue una melancólica versión de 'My funny valentine' llena de lirismo. 'Round about midnight', con bromas sobre la hora a la que casi llegan, fue otro de los estándares de época, como 'Pennies from Heaven', 'Groovin' High' o 'Fiesta Mojo' (estas dos sí de Dizzy) recreados entre generosas ruedas de solos y varias dedicatorias a su nuevo presidente. El vértigo del Gillepie bopper también asomó ('Bebop') con un Weiss jugando más bien a no competir con el original (de entrada tocaba hacia abajo y nada expansivo) y no abundaron mucho en la cubanofilia del homenajeado, apenas representada en 'Con alma'.

El buen tono y la naturalidad, incluso en las imprecisiones, presidió todo el concierto, transmitiendo ese valor casi perdido en esta música que es la espontaneidad, la repentización casi de jam, que hizo de esta música algo irrepetible y distinto cada noche. Es sólo jazz.... (But I Like It).


El recuerdo de Dizzy Gillespie presidió el Festival de jazz de Granada

Dizzy Gillespie estuvo en Granada en varias ocasiones y la noche del sábado in memoriam en el Festival de jazz, bendiciendo a ese cambiante grupo de compañeros de escenario que, encabezado por Slide Hampton y James Moody, llevan su nombre por el mundo. Dos veteranísimos en plena forma que junto al bajista de confianza de Gillespie, John Lee y el superpianista Cyrus Chesnut invitaron al jovencísimo pianista Willie Jones III y al tompetista David Weiss a unirse a esta gira. Hablamos de jazz y no de pop, soul o blues como en días anteriores, de músicos excepcionales con un formato impecable recreando la música de mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Palabras mayores.

El Festival Internacional de Jazz de Granada organizado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Granada, Diputación de Granada, Cervezas Alhambra y Caja Granada con la colaboración de la Asociación GranadaJazz.

El concierto más rápidamente vendido de esta edición no defraudó las expectativas puestas en él, y si el tenorista Moody y el trombonista Hampton mantienen perfectamente su timbre y formas por encima de la energía de antaño, Chesnut dio toda una clase magistral de cómo tocar el piano-jazz sin esfuerzo alguno, mientras que Weiss cumplió en el difícil papel de sustituir la maestro. En el recuerdo recobrado hubo también humoradas, (en el sentido lúdico de la vida Gillespie fue un genio) así como continuas dedicatorias al nuevo presidente de los Estados Unidos, al que regalaron entre otras la obligada 'Night in Tunicia'. No fue sin embargo un 'grandes éxitos' del desaparecido trompetista curvo, sino más bien un homenaje a una forma de sentir y vivir el jazz; así recordaron estandarazos como 'My funny Valentine' o 'Round Midnight', pasando de puntillas por la cubanofilia de Dizzy en 'Con alma' y centrándose más en la época dorada del bop. Con el homónimo 'bebop' y el tremendo 'Groovin' High'. La gente se lo pasó en grande apoyando todas las ruedas de solos y cuando se despidieron con la ironía de la banda sonara de 'Misión imposible', tras dos horas y cuarto de concierto, no pidieron más, conscientes de que encima del escenario había casi tres siglos de jazz.