Texto y fotos: Juan Jesús García
Amparanoia: Por la puerta grande
Amparanoia, que no Amparo Sánchez que sigue, se despidió el sábado 20 de septiembre de su público andaluz cerrando el festival Mujeres en el Mediterráneo, y lo hizo con un concierto impecable alentada por un auditorio de Maracena lleno a rebosar. El décimo Mujeres en el Mediterráneo volvió a ser tan concurrido como en sus comienzos en el Majuelo sexitano, emplazamiento que no se sabe bien por qué razón política se abandonó para hacer la muestra itinerante, y que tras varias temporadas inciertas recaba ahora en el remozado auditorio de Maracena que estrenaba con esta edición su nueva configuración. Perfectamente remozado para ser la típica caseta municipal andaluza de feria, ha dejado de ser el emplazamiento agradable, amable, y cómodo para grandes conciertos; eso sí, sus diseñadores han sofisticado un modelo que era perfecto desde que lo inventaron los romanos, ¡logrando el primer anfiteatro del mundo donde no se pude sentar nadie en las gradas!... y que es hasta peligroso: ya comenzaron las caídas tras tropezar con los maceteros nuevos.
El festival comenzó con la presentación del espectáculo 'El ladrón de sueños' de Esther Marín y su compañía, que fueron muy aplaudidos a pesar de la hora temprana de su actuación y que el público estaba intentando aparcar por los alrededores, cosa harto difícil por las obras del metro. Cambiando completamente de registro la anglo-nigeriana Wunmi (en la foto), todo un prodigio de energía y flexibilidad (no paró de brincar como un muelle en toda su actuación) trajo a Maracena una puesta al día del vibrante afrobeat. La bailarina que fuera de Soul II Soul contaminó a la gente con su electrizante danza y su música de ida y vuelta, tan deudora de los Kuti, como de las fantasías bailables de Deodato o el más acalambrado Herbie Hancock. Los representantes de la asociación Afrobeatproject estaban felices, así como gran parte del respetable ante semejante despliegue de ritmo y vitalidad afroglobal.
Apenas hubo tampoco nada de raíces en el hip hop de Actitud María Marta, el trío de mc's argentinas que forman Malena D'Alessio, Karen Pastrana y Karen Fleitas, en su momento apadrinadas por Fito Paéz y que han dejado por el camino el acompañamiento 'orgánico' para trabajar bases de bote más ortodoxas, aunque el añadido ocasional de bandoneón les dio un aroma tan propio como, aquí, original. Lenguas desatadas, a ritmo y sin él reclamaron el "derecho a la revolución" y nos pidieron a los europeos que nos informemos sobre la realidad de la América hispana "a través de los medios alternativos". Como dijo Páez: "Glamour con un par de ovarios".
Pero sin demérito de sus precedentes, la noche tuvo un solo nombre: Amparanoia. La alcalaína dio en su 'despedida' el concierto que tenía pendiente en Granada: por tono, por actitud, por acompañantes y hasta por cuestiones técnicas. Ha armado a su alrededor una imponente banda multinacional que suena poderosa y competitiva en cualquier escenario del planeta. Y ella desprendió una luminosidad de estrella de raza pero sin perder la cercanía que le permite la complicidad de su público, en este caso el más genuino jugador número doce. Y en estos diez años ha juntado un repertorio positivo, estimulante y de un depurado mundimundialismo tan variado como contagioso, de mensajes instantáneos, estribillos infalibles, orgullo de género, e intenciones vitalistas y hasta en muchos casos de autoayuda. Perfil expuesto en temas como 'En la noche', 'La vida te da', 'Mi amor se fue', 'Welcome to Tijuana' o 'Que te den', con exuberantes y jugosísimos arreglos de cuerda, gozoso trabajo en los vientos cubanos y unas percusiones arrolladoras. Más que un concierto de adiós parecía una fiesta de cumpleaños: esa noche Amparanoia fueron todos. Ha dejado de bailar bembé, pero que le quiten lo ya bailado, a ella y a las casi 5000 personas que lo hicieron a su lado en Maracena. Amparanoia se fue por la puerta grande, alentando la espera del regreso a los ruedos de Amparo Sánchez.
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