Texto y fotos: Juan Jesús García
Jazz en el Lago: Soberanos del acid y el jazz
El sábado 5 de julio por la noche, bien entrado ya el domingo, terminaron la actuaciones de la séptima edición del minifestival "Jazz en el Lago de Atarfe". Una propuesta que siempre ha abierto el verano jazzístico andaluz anunciando en nuestra provincia la llegada una semana después del festival de Almuñécar "Jazz en la Costa". Al margen del paralelismo estético, ya que el frescor del lugar, la disposición del recinto y hasta el restaurante arriba del cerro pasa a media luz por el castillo de San Miguel, recuerda también en su ambiente gratuito y relajado los primeros años de la muestra sexitana, corriendo me temo así mismo cada año más deprisa hacia el overbooking. Unas 2000 personas acudieron a esta doble sesión de cierre, y aunque no se puede distinguir quienes llegaron por la música, quienes por la contundente parrilla o por estar una noche al fresco, lo cierto es que casi todos terminaron aplaudiendo a los artistas. Es preciso mencionar también la estupenda realización técnica, especialmente la videográfica, su gusto y nivel de detalle, tanto que a veces era más emocionante mirar las pantallas laterales que al propio escenario.
Abrió el alcoyano Mauri Sanchís que se estrenaba en estas tierras a pesar de haber pisado ya numerosos festivales tanto aquí como en Estado Unidos. De él dijo Dr. Lonnie Smith que "va camino de ser uno de los grandes del Hammond, su música fluye con alma y belleza". Y no se equivocaba. Reivindicando desde aquí al pionero del Hammond-Jazz en España, el granadino Enrique Valdivieso, ya retirado, Sanchís y su excelente banda ocupa ese espacio tan nutritivo entre el jazz, el soul y el funk, que le ha permitido convertirse en el rey del acid jazz hispano.
En el descanso y obligatorio 'visite nuestro bar' se entregaron los premios que otorga este festival, recordando el presentador con especial afecto a dos de los galardonados el años pasado, a Fátima Espadafor y a José Luis Sánchez.
Tanto Eric Alexander como Fabio Miano, también coincidieron en Almuñécar hace algunos años, en la misma edición y por separado. Ahora juntos titulan una cuarteto que se completa con el solvente levantino Lluis Llario y el irlandés Stephen Keogh. Al joven veterano Alexander le vimos entonces en un combo de metales patroneado por Nicholas Payton, donde tenía que defender su plaza con notable belicosidad, ahora mucho más reposado nos paseó por ese espacio musical que para el común de los oyentes se llama jazz, y para los más aficionado hardbop. Y ofreciendo un sonido redondo y pleno heredero de los soberanos del tenor como Dexter Gordon, Rolins, Sonny Stitt o George Coleman. Con la seguridad y elegancia de Miano al lado y la rica musicalidad de Alexander, su concierto fue el cierre sensato y perfecto para un festival que cada día atrae a más gente, y que se ha convertido en la puerta de entrada para nuevos aficionados, hasta hora apenas meros curiosos.
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