Texto y fotos: Eduardo Tébar
Patti Smith: Poeta en Granada
Diez años más tarde, la indiscutible musa del punk volvió a Granada. A la Huerta de San Vicente. Donde Lorca escribía durante los veranos y donde ella representó una catarsis poética que aún sacudía las emociones de quienes la vieron en junio de 1998. Y poco han cambiado las cosas. La musa neoyorquina se mostró más jovial y comunicativa, pero con la misma necesidad de exorcizar fantasmas. Todavía le persiguen los hechos y referencias artísticas que impulsaron y silenciaron su carrera: la prematura muerte de su marido Fred Sonic Smith -fiero guitarrista de los MC5 y la Sonic's Rendezvouz Band-, la conmemoración del adiós de Jim Morrison -perfecta coincidencia en una velada de 3 de julio, con el guiño de un sinuoso 'Crystal ship'- y, como no, la obra de Federico.
Patti Smith goza rememorando fechas y asociándolas a las personas que le importan. No deja de resultar llamativo recordar que en cuando pisó España allá por el 76, lo primero que hizo fue recitar a Rimbaud en el aniversario de su defunción. Lo suyo es un caso aparte, porque se ha consagrado como estrella de rock en un mundo desbordante de testosterona y porque llegó a la poesía antes que a la música. Y esa sensibilidad, tan escasa como radiante, se recibe con agradable aliento de complicidad a sus 62 años. Muy bien llevados, por cierto. Patti mantiene la silueta alta y enjuta, así como la androginia en el aliño indumentario que fotografió Mapplethorpe para la portada de 'Horses'.
De su cumbre discográfica apenas explotó ese insigne 'Gloria', en el que oscurece a Van Morrison con unos versos fatales: "Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos". Ahora le interesan poco los relatos truculentos de drogas, sexo y alcohol. Patti está cómoda con la poesía de Lorca. Se siente heredera y agradece la salvaguarda de los versos en los instantes más duros de su vida. Por eso alternó la esquelética actuación acústica con la lectura de poemas del autor del 'Romancero gitano'. Ahí estaba ella con su antología traducida, declamando las dádivas del poeta granadino a los cíngaros, en Nueva York y en Cuba. La ceremonia pareció más un confesionario de sentimientos que un show de rock. No hubo banda, ni movimientos lascivos, ni espectáculo de luces. Sólo canciones desnudas y poesías comentadas por la gran rapsoda del punk.
Otro hijo de NYC, Tom Lardner, que lidera desde Granada El Doghouse junto a Richard Dudanski, la acompañó con la guitarra acústica en algunos temas representativos, como la aplaudida 'Helpless' de Neil Young. Recreaciones de la historia más sugestiva del rock, que Patti Smith devolvió cargadas de significado lírico en una noche "propicia para paladear una copa de vino y celebrar la liberación de Ingrid Betancourt". Con una voz única y poderosa, completa en matices tras el paso del tiempo y acrisolada por resonancias de caverna y picos de lucidez. El público se tuvo que levantar para seguirla a capela en ese 'Because the night' dedicado a su esposo desaparecido. Porque nadie es indiferente a la poetisa de Greenwich Village. Por algo Dylan, que 48 horas después tocó en Jaén, se la quiso llevar de gira en horas bajas.
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