Texto y fotos: Juan Jesús García


Depedro: El hombre de la frontera

Una vez concluido el 'año santo pinkfloydiano' volvemos a las proporciones habituales de la música en Granada, esto es, a ver de cerca (con solo poder ver ya es suficiente tras lo de Atarfe) al actuante, y en el caso de Depedro (Jairo Zavala) hasta poder tocarle, como alguna dama de primera fila tenía pensado. Volvía Zavala al mismo escenario, el Planta Baja, donde estuviera con Amparo hace algunos años, aunque esta vez con su tercer proyecto (con Vacazul y 3000 Hombres).

Melómano de amplias miras parece disfrutar por todos los rincones de la música sin prejuicios ni pagar peaje por su libertad de gustos. Y tras lo ya escuchado con sus otras marcas, en Depedro da salida a su vertiente de tradición hispana en formato café band, situándose a igual distancia de Chavela Vargas que de Rubén Blades o Víctor Jara por ejemplo y animado por el mismo espíritu pan-latino de Juan Perro o Ry Cooder, dos referencias más concretas para lo suyo. Música 'del patio trasero' con creíble sensibilidad y una temperatura confortable. Y para cruzar esa tierra de nadie (o de todos) nada mejor que unos especialistas en cruzar 'riograndes' como Caléxico, que le han ayudado en Arizona a hacer su disco (y supongo que a comprar esa preciosa Danelectro longhorn que usó).

Con un cálido sonido acústico que desprendía cercanía y confianza, Jairo y los suyos presentaron estas canciones en Granada el Planta. Su planteamiento es de club y de sonoridad nocturnamente jazzística, un formato perfecto para unas canciones juguetonas de espaldas mojadas emocionales que tienen visa para moverse por todos los estilos, con gracejo y mucho -pero mucho- saber estar escénico. Le acompañaron Borja Barrueta, David González y Raúl Marques, más que músicos cómplices en esta historia cuyos primeros frutos son 'Miguelito', 'Comanche', 'Sobre una línea', 'Como el viento' o una cambiada de registro 'Llorona', que sonaron por primera vez en Granada, y no creo que sea la última porque estaban llenas de sentimientos, magia y emoción. Y de eso siempre andamos escasos a este lado de la frontera.