Texto: Óscar Bodas
Fotos: Miguel Antonio Hurtado
Viernes 29 de febrero de 2008. Una noche bisiesta tenía que ser. Cualquier cosa excepto algo común: Megadeth trae el Tour Of Duty a la sala Macumba (Madrid) acompañado de Evile.
Tras una espectacular cola y la emoción inicial, sólo media hora para acomodarnos, bebernos la primera cerveza y comenzar a escuchar los primeros acordes de los teloneros de lujo Evile. Puro trash metal que tras un par de EP han saltado a la arena a lo grande. Un pedazo de disco este "Enter The Grave" que viene a confirmar que aún hay esperanza para los que alguna vez oyeron auténtico Trash Metal en los 80 de la mano de Exodus, Metallica, Anthrax, Overkill o Slayer. Todo en este disco, excepto sus componentes; cuatro chavales británicos, es absolutamente maduro y serio. Temas como "Enter The Grave", "Bathe In Blood", "Armored Assault", o el fabuloso "We Who Are About to Die", que ya apunta maneras de himno, se encargaron primero de sorprender al personal para luego meterlos de lleno en la velada de metal que se avecinaba. La voz de Matt Drake encaja a la perfección con los riffs y sólos del otro Drake, Ol, y los múltiples cambios de ritmo de los que abundan en cada uno de sus temas, nos dejaron el cuello totalmente engrasado con sólo cuarenta cortos pero intensísimos minutitos. El bajo de Mike Alexander y la batería de Ben Carter, un tipo al que no te gustaría enfadar, machacaron temas muy elaborados como "Man Against Machine", en un sonido limpio y rápido que se echa de menos en las bandas noveles. Además, o estos tíos disimulan muy bien, o se sorprendieron con la respuesta del público español, que hizo lo posible por llegar a tiempo para oírlos y sacar los cuernos lo más arriba posible. No era fingido. Ir de gira con Megadeth es un premio que tiene bien merecido este cuarteto y que seguro pronto estará en boca de todos los amantes del género. Puro trash. Recomendable 100%.
Tras la ovación, el cambio de escenario amenizado por temas de los grandes: Iron Maiden, Pantera, AC/DC, Judas Priest, DIO, Ozzy Osbourne... un detalle para el perfil de los que allí estábamos que veíamos como todo iba encajando: sabían lo que íbamos a buscar, y Macumba a duras penas era capaz de albergar a los asistentes. Total, que el público no se enfrió y el arranque al escuchar la intro del "Sleepwalker" amenazaba tormenta. Como siempre, se puso de manifiesto que aún no ha nacido el técnico de sonido capaz de enlatar los decibelios de Megadeth en una sala que, aunque grande en dimensiones, es injustamente pequeña para estos lances, pero aunque tardó un poco en pillar el punto al micro de Mustaine (a fin de cuentas no es ningún tenor), la guitarra pronto sonó tan bestia como se esperaba. Enlazaron sin pausa este tema con otro tan antiguo como el "Wake Up Dead" (por sus títulos casi no podía ser de otro modo), pero ambos sonaron tan engranados que a pesar de los casi 20 años que los separan, parece que se hayan hecho el uno para el otro.
La enésima compañia que se esperaba en esta ocasión para Mustaine, estaba compuesta por Glen Drover (guitarra), James LoMenzo (bajo) y Shawn Drover (batería), pero otro rifirrafe ahora con Glen Drover, obligó a un nuevo cambio de guitarrista: Chris Broderick (ex-Nevermore y ex-Jag Panzer).
Lo cierto es que todos estuvieron a un altísimo nivel, e imprimieron una fuerza y velocidad a los temas, que de haberse respetado este ritmo en los discos de la banda, el más largo hubiese durado 30 minutos máximo. La batería que presidía el escenario daba miedo con sólo mirarla, pero Shawn estaba como en su casa, mientras que el ritmo infernal que imprimía James y los solos de Chris no desentonaban para nada con el virtuosismo ya conocido del infame Dave Mustaine. Megadeth tiene buenos temas de estudio, pero en directo se transforman en pura energía, y no tardaron en demostrarlo.
Continuó esta mezcla de temas nuevos y antiguos, con "United Abominations" tema que da nombre a su último disco o mejor dicho discazo, "Take No Prisoners", "Gears Of War", un celebradísimo y coreado "Peace Sells" y anunciando con el puño cerrado y su dedo anular en alto, el magnífico "Washington Is Next!" dejando claro tras este bloque qué opina de los USA y su obsesión por las campañas militares, y también el por qué de la elección del nombre de la formación.
Una pausa corta y fría (ya sabemos cómo se las gasta este tío tan antipático) para continuar con el bloque de himnos como "Skin Of My Teeth", "A Tout Le Monde", "Hangar 18", "Kick The Chair", "Symphony Of Destruction" o "Trust", lo que dejó a la gente al borde de la combustión espontánea. ¡Hasta Dave se permitió algunos gestos y se dejó ver el careto de vez en cuando! -eso sí, ni un gesto humano-.
Un puñado de buenos temas, entre los que se echaron de menos algunos hechos para el directo como el rapidísimo "She Wolf" (incluso alguno llegó a pedir la versión del "Anarchy In The U.K." que muy de vez en cuando dejan caer, pero que tal y como estaba la noche de caliente, no habría encajado ni con calzador).
Antes de tiempo llegamos al tremendo "Holy Wars", y sin anuncios como ya ocurrió en el 2006 con aquella espectacular frase de introducción: "This is my guitar...and this is Holy Wars". No. Esta vez, sin anestesia ni nada. La perfecta brutalidad de este tema siempre se asocia al final del concierto de Megadeth lo que da un poco de mal rollo mientras nos acabamos de dislocar las vértebras y ponemos el sobaco sudado a la altura de las narices de los vecinos para sacar por última vez los cuernos, y ya se sabe que este grupo (o mejor dicho, Mustaine) pasa olímpicamente de los bises. ¿O sería porque había que limpiar la disco?. Nos quedó un sabor de boca agridulce mientras encarábamos la puerta de salida, y la sensación de que tras la dolencia nerviosa de la muñeca de Dave que a punto estuvo de hacerle abandonar (eso si no fue una farsa, que hay opiniones para todos los gustos) Megadeth está mejor que nunca y transmite una salud que promete más éxitos en el buen Metal.
En resumen, una noche inolvidable, siempre en línea ascendente, que viene a demostrar que para volver a estar en lo más alto, bastan un par de buenos trabajos consecutivos. Y la confirmación de que la calidad componiendo y tocando de Mustaine merece una religión propia. Será un endiosado egocéntrico integral (por ser suave), pero yo no fui allí a hacerme su amiguito. ¿Y vosotros?
|