Texto y fotos: Eduardo Tébar
¡Larga vida!
"Es donde siempre acabamos". La mayoría de los músicos de Granada responden así cuando se les pregunta por el Ruido Rosa. Habría que añadir, claro, que también es donde muchos grupos empiezan. Entre cervezas, vinilos de Bo Diddley y pósteres de 13th Floor Elevators, el garito de la calle Sol lleva 20 años acogiendo en asilo nocturno a toda clase de artistas de la ciudad. 091, Lagartija Nick, Los Planetas, Niños Mutantes, Lori Meyers... Bandas de éxito masivo y otras de repercusión local coinciden en que el bar -que en la actualidad timonea Víctor Lapido- representa un núcleo fundamental en la cultura rock de nuestras calles.
Este fin de semana, la sala El Tren recibía un aluvión de actuaciones para conmemorar el aniversario. Empezando por los más jóvenes, porque Napoleón Solo -hasta hace poco conocidos como El Mito de Sísifo- bajan la media de edad en la escena granadina y luchan por la saludable continuidad de su pop-rock. Presentaron las canciones que este verano pasado grabaron bajo el mando del baterista Erik Jiménez -o "la mafia", como dicen ellos-. Imaginativas piezas de pop psicodélico con las que ya ganaron el concurso del IAJ en el Zaidín Rock 2006. Liderados por el carismático cantante y guitarrista Alonso Díaz, esperan la, todavía, incierta publicación de su debut. Mientras, trabajan y, por lo visto, sufren por consolidar su sonido en directo.
Más sueltos, La URRS maquillaron la fiesta con rimel y crestas. La formación punkie sevillano-malagueña -aunque establecida en Granada en lapso universitario- parece salida de La Movida madrileña en el túnel del tiempo. Declaran como influencias a KGB o TNT, pero sus atuendos y temas proceden directamente de Glutamato Yé-Yé, New York Dolls y la androginia de Nina Hagen.
Cosas que hoy se transmiten a las nuevas generaciones gracias a la circulación de los históricos programas de Paloma Chamorro en internet. El 'agabardinado' cantante soviético, eso sí, se permite la leve permuta de Stalin por Hitler. Su concierto, a todo esto, resultó divertidísimo y el público agradeció la entrega del cuarteto.
Los granadinos Elastic Band, en cambio, sorprendieron por la originalidad de su sonido: ¡impresionante! El trío eléctrico de mandolina, bajo y batería patenta una tímbrica propia y juguetona que consigue cincelando efectos sobre bases analógicas. Pablo Román, por voz y pericia con la mini guitarra, podría redefinir el significado de la palabra 'virtuosismo'. A uno le gustaría saber qué sería del mercado global de las tendencias si los Strokes firmaran estas composiciones. O, mejor, si la Elastic Band residiera en Nueva York.
Y en esto que llegó Tarik con su Fábrica de Colores. Otro granadino de adopción con la mitad de la banda sacada entre Los Planetas y El Pez Plátano. Interpretó sus flamantes piezas, que registró en El Refugio Antiaéreo de El Fargue. Pop redondo de herencia 'sesentera' que en directo sacude al más pintado con la pegada mágica de Erik Jiménez en la batería (lo que toca, lo convierte en oro). El conjunto del sello Mushroom Pillow protagonizó el alzamiento indie.
Boss Martians, las estrellas foráneas
Ahora bien, luego, el público pop se aferró a la barra mientras los Boss Martians cerraban la noche hasta las tres de la madrugada y como estrellas foráneas del cartel. Fueron los únicos de toda la velada que no compartieron equipo y casi se diría que afición, porque, para esas horas, las chupas de cuero se habían apoderado del pie del escenario. Los rockers tenían muchas ganas de disfrutar de la única fecha andaluza de esta formación de Seatle.
Con el emblemático Evan Foster al frente, los Boss Martians venían a una ciudad donde había hambre de ellos. Con sólo un par de discos distribuidos en España, el culto por este grupo totémico de 'garage' y rock n' roll está más que asentado tras llevar más de una década oyendo hablar de ellos. En Granada, demostraron que el tiempo no ha hecho más que endurecerles. No obstante, el severo crujir de las guitarras sigue contrastando con el hammond y con la impecable voz de Foster, que bien puede cuajar una balada power-pop o afinar las disonancias del ambiente. A la segunda canción ya chorreaban del sudor. Ellos y los roqueros bailongos de la pista, que tampoco necesitaban sabérselas porque no tienen mucha ciencia. Cosas del rock n' roll.
Sirvieron calentito 'Pressure in the S.O.D.O.', su sexto álbum, con una perla como 'Mars is for Martians', compuesta a dúo entre Evan Foster e Iggy Pop. Desgraciadamente, este último no estuvo en la sala El Tren. De todas formas, no se notó mucho. ¿Qué más se puede pedir? Otros 20 años de Ruido Rosa. Lo dice el tango: no son nada.
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