Texto y fotos: Eduardo Tébar
Jeanne Carroll: La última musa del Mississippi
'Pinetop' Perkins, el pianista de Muddy Waters, contaba a su paso por el 'Blues Cazorla' este verano, con 94 años, que el blues no es su carrera: es su vida. Con la edad más que respetable, esa afirmación lleva el peso ineluctable del tiempo y de la experiencia. La carga específica de ocho décadas que demuestran que el camino se hace andando; que, como el blues consiste en decir cosas -con frecuencia poco jaraneras-, el 'blues man' ceba su relato con los años, y lo mejora. La eterna diva Jeanne Carroll, que actuó dos veces en Granada en menos de una semana, ronda los 77 inviernos, por feo que esté airearlo. Al igual que 'Pinetop', derrocha talento, entusiasmo y ganas de vivir. Pero, en su caso, con guitarra eléctrica, tacones y sonrisa nacarada.
Jeanne Carroll está considerada como la gran dama del blues, del jazz y hasta del gospel. Willie Dixon la escogió para grabar su último disco, poco antes de que éste muriera. En los setenta, su esplendor le llevó a disputar en las páginas del Chicago Tribune el título de cantante de blues del siglo a toda una Ella Fitzgerald. Ahora vive en Alemania y no cesa de cantar y participar en 'jams' con 'bluseros' de las dos orillas: desde Estados Unidos hasta Italia o España, pasando por Hungría.
En Granada, primero celebró el vigésimo aniversario del Liberia, el café-pub que, en el subsuelo de la calle Duquesa, ejerce de bastión para el blues en directo. Tanto en ese concierto como en el del jueves en La Telonera, tocó con una banda de la ciudad: la Roving Band. ¡Como Chuck Berry, cuando iba a Madrid y salía al escenario con Los Ronaldos! Pero en esta ocasión sin armonicista, con más ensayos y una compenetración absoluta, porque el lenguaje de la música es universal. Y el 'blues' ahí equivale a los primeros fonemas.
La Roving Band, antes llamada Malayerba, salió temprano a cumplir el sueño de compartir tablas con Jeanne Carroll, un nombre de encendida adoración para todos los enormes músicos que se dieron cita en la sala. Entre los que se ajustaron al horario germánico, un polifacético Morten Jespersen, el pianista danés afincado en Granada que ya se había dejado ver tocando rock con Lagartija Nick, incluso música celta, y que para mayor sorpresa demostró que se puede ajustar a los modos de Professor Longhair. Porque el repertorio de esta mujer de canto a odaliscas viaja por los clásicos del género, que devuelve vitaminados. Como una Billie Holiday con más arena en la voz y mejor tratada por la vida. Y con el aplomo y el sentimiento en el sonido de una guitarra eléctrica que seguramente ninguna otra mujer (y más de su quinta) embiste en el mundo.
'I'm a woman', 'Tears of gold', 'Money', 'The blues is alright'... Un cancionero eterno. A diferencia del rock y de otros estilos más ligeros y dependientes de la imagen, el blues premia la veteranía con longevidad y conocimiento de causa. Obviamente, al guitarrista malagueño Lito le dio vértigo ocupar el hueco en la tarima de la Carroll tras su espectáculo. Pero enseguida se engrasó y animó la fiesta con su Blues Band. Una combustible versión del 'hendrixiano' 'Voodoo child' a altas horas dejó La Telonera en plena 'jam session'. Improvisando, experimentando con la raíz, que de eso se trata.
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