Texto y fotos: Juan Jesús García
Concha Buika: Pasión controlada
Ha sido Concha Buika una meritoria secundaria en numerosas películas en las que la lejanía de los focos no ocultaba su recia voz cargada de feeling. Su primer disco le dio un papel protagonista que ella está aprovechando (en muy buena compañía: Javier Limón...) para sacar todo lo que lleva dentro, que es mucho y muy revuelto. Tanto y tan variado que pude llegar a desconcertar en su intento de fusión total. Esta múltiple personalidad fundamentalmente ofrece el perfil de la Buika anglo cantante de profundo metal soul (no es de extrañar que en La Vegas clonara a Tina Turner), la improvisadora 'scatológica' de resonancias centroafricanas o la Concha nutrida en el flamenco, palmera y jonda, tan cerca del cante como de la copla. Y todo ello, más un trío de jazz, en un solo tema con coplillas flamencas improvisadas como letra casual. Desde luego sorprender lo hace. Y si atendemos a su entorno: Kiki Ferrer, Ivan 'Melón' Lewis, Alain Pérez... (Habana Blues, Klimax, Lewis Trío, Paco de Lucía, Jerry González) apabulla.
No había abierto la boca cuando ya la estaban llamando "guapa" desde las llenas gradas del auditorio de Peligros, "Milagros" como ella renombró tan equivocada como bienintencionadamente. Y cuando la abrió y entró por las bulerías de Pepe Pinto 'Me camelas' ya se había metido a todo el mundo en el bolsillo, y es que a pesar del revoltillo de errehaches que lleva en su sangre cuando canta flamenco, estremece.
Derrochando calculada espontaneidad, y ocurrentes presentaciones hasta el sonrojo ("dedico 'Jodida pero contenta' a todas las compañeras aquí presentes"... 'Miénteme bien' está especialmente dedicada a todos mis parejas, con todo mi amor y con todo mi odio"), tiene esta mallorquina de ascendencia bubi y crianza calé una voz sensacional, con una amplísima paleta dinámica y que pasa del beso al mordisco en suspiro, cualidad dramática que resulta arrebatadora en sus interpretaciones, tanto que pude llegar a ser brutalmente excesiva en su apasionamiento. ¿Recuerda el lector/a a La Lupe cantando boleros o las rancheras revanchistas de Paquita la del Barrio? Pues algo parecido cuando prácticamente se muere en directo haciendo el bolero-tango 'Nostalgia' o la ranchera 'Miénteme'.
Desde sus primeros conciertos por Granada (todos en el cinturón y en la costa) Concha ha ido contrapesando su telúrica fuerza natural y afinando sus intereses en un concierto que empieza por bulerías y termina en timba y copla ('Ojos verdes') después de pasar por... por todo. Poniendo límites a la radical capacidad de improvisación de otras ocasiones en la que ahora da aire a sus acompañantes para que vuelen (¡y como!), dando la impresión de que prefiere reconcentrarse en vivir lo que canta sin más aspavientos, frenando una energía que se intuye volcánica la noche que se desabroche el cinturón de seguridad, porque esa combinación inestable de ternura y fuerza, de sensibilidad, desgarro doliente, anarquismo emocional y autosuficiencia es una bomba con toda la cuerda dada.
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