Texto y fotos: Juan Jesús García
Rosendo: El magisterio del patriarca
El Zubiajovenrock 07 ha sido la oportunidad de esta vez para escuchar al señor Mercado, que cada par de años asoma la nariz y el clavijero de su Fender por estas latitudes, y nunca le faltan como mínimo un millar de personas delante parta mostrar sus respetos a nuestro más longevo héroe de la guitarra.
En este caso tuvo como anfitriones a TYR, Ladrillo y Cinco duros, grupos invitados que fueron ambientando la carpa de la Zubia donde se hacen estos conciertos, hasta que pasada la una de la madrugada 'maese Rosendo el guitarrista' asomó como siempre dando las gracias; emblemático tema que ahora abre sus conciertos en vez de cerrarlo como antes. A su derecha y por detrás sus compañeros de siempre Rafa Vegas en el bajo y Mariano Montero, como invitado de lujo a cincuenta metros del escenario y tocando la mesa de mezclas estaba su productor habitual Eugenio Muñoz.
Pequeño detalle este último que redundó en el perfecto sonido del trío en un principio, hasta que el exceso de exhibicionismo decibélico llevó el concierto hacia una estridencia hasta molesta. Nada, por supuesto, que molestara lo más mínimo a la parroquia del carabanchelero, que se sabe de memoria sus tan críticas como a veces también crípticas narraciones.
Un concierto de Rosendo es un concierto de Rosendo, y sigue siendo más o menos el mismo desde hace decenios, aunque esta vez, pecó de un exceso de inmovilismo. Ciertamente nunca fue la alegría de la huerta en el tablero, pero anteanoche un panorama de tres tipos apalancados a sus micrófonos en cada punta del escenario pide a la vista algo más de agilidad y/o vistosidad, de cara a un par de horas de espectáculo. Desde los Cero a Loquillo o Paul Collins refrescaron sus puestas en escena madura e inmóvil en su momento con sangre fresca y arrebatada. Auditivamente no es necesario para nada, ya que los tres se bastan y sobran, pero sin caer en la sinestesia sus temas suenan más pesados y espesos viéndolos a ellos tan perezosos.
Con el tiempo Rosendo ha ido cumulando un repertorio envidiable de temas que son imprescindibles para sus gentes: 'Asa del cubo', 'Listos para la reconversión', 'Flojos de pantalón', ese blues reptante y feroz que es 'Mala vida', 'Navegando', 'Pan de higo' 'Loco por incordiar'... que con himnos del gremio roquero local como son las citas a Leño: 'Maneras de vivir' o 'Entre las cejas' dan forma a un programa inapelable, que rozaría el delirio con algunas más de su extinto trío, pero no quiere. De ese fenomenal título: ' El endémico embustero y el incauto pertinaz' (que refleja en una vitriólica frase toda la comedia electoral de estos días), que da nombre a su decimoséptimo disco sonaron 'Date por disimulado' (otro memorable título) y el recio 'Harto', que a la espera de la edición definitiva del disco fueron dos avances de la nueva clase magistral del patriarca del rock español. Puro y duro.
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