Texto: Javier Martín Chicharro
Foto: Javier Rosa


Fuzztones sin empujones... pero con Pang

Decir Fuzztones es decir rock garajero. Y el rock garajero es baile, guitarras, minis de cerveza y chicas con all star. Un concierto de los Fuzztones siempre es bueno. Incluso si en la sala apenas hay sesenta personas (contando camareros). El pasado 19 de abril, la mítica banda de Rudi Protrudi ofreció un nuevo bolo en Madrid. En la sala Ritmo & Compás se dieron cita un puñado de rockanroleros... y se lo pasaron en grande. Potrudi sigue siendo un animal sobre el escenario y eso siempre salvará cualquier concierto.

El del día 19 era además una ocasión especial. Se dice que los Fuzztones están embarcados en la que será su última gira europea. Se supone que el del pasado día 19 de abril fue el último concierto de los Fuzztones en Madrid. Y allí apenas había sesenta personas.

Pues bueno. Pero para los que no fueron. Protrudi y compañía se encargaron de rememorar viejos tiempos tocando todos los clásicos. Son 27 años de carrera. Hay muchos clásicos. Los tocaron todos. Los presentes disfrutaron de un buen bolo pero, ciertamente, el clima general fue demasiado frío. No hubo ni empujones. Y eso, en un concierto de rock garajero, es casi imperdonable.

Sin embargo, asistir a un concierto de sesenta personas tiene innumerables ventajas. No hay que esperar en la barra a la hora de pedir minis de cerveza, puedes ponerte en primera fila sin ningún problema y nadie suda copiosamente a dos centímetros de tu cara. Además, si el concierto se desarrolla en la sala Ritmo & Compás, puedes irte al lado de la barra y jugar una superpartida de Pang (grandioso videojuego de los 90) mientras los Fuzztones tocan para ti. Rock garajero y la máquina del Pang, una combinación sublime.