Texto y fotos: Juan Jesús García.
Josele: el grande
No parece que el nuevo camino tomado por Josele Santiago despierte mucho interés en los que le seguían con los Enemigos. Al menos no a todos, ya que su capacidad de convocatoria es inferior a la de entonces; eso sí relacionada inversamente con sus ganas de llegar a la gente y su capacidad de comunicación, deslumbrante ahora mismo en contraste con la inercia químicamente automatizada de buena parte de la historia de su grupo anterior. Fresco como un anuncio de colonia de lavanda, con su sarcasmo de a pie intacto y dos colosales músicos como Pablo Novoa y Luca Frasca a su lado el neo-Josele dejó un soberbio concierto en la sala El Tren.
Antes que el de Cabra se presentaron Psicoactivos, curioso grupo que reúne a gente ya muy hecha en otras bandas (Contrabando, Manía, Mixtura...) por lo que no es extraño que en poco más de tres conciertos hayan cuajado un sonido perfecto. El calificativo anterior hace referencia a su curiosidad estilística y a su absoluta ausencia de definición estilística, hacen de todo y lo hacen bien, por más que su libertad de acción pueda entenderse como dispersión.
No anda muy lejos de esta apreciación también Josele Santiago, que ha colgado su Fender alegando que el rock and roll ha perdido casi todo de esto último. A cambio reivindica también su libertad formal aunque en el fondo (y en los bises) siga teniendo el blues como vocabulario. Cada día Josele canta mejor, en el sentido de tener más variedad de registros expresivos y usarlos más. Puede parecer por momentos un cuentacuentos o un monologista, un cronner civil camino de San Remo, antes de mutar en un chansonier áspero y duro del tipo Brel o el primer Lavillier. También la liberación del corsé del corsé del rock duro le ha dado alas como cantante, soltándole y permitiéndole canciones llenas en unos casos de swing, de cadencias retro bailables, cuando no se convierten en impresionantes suites de perfiles montañosos Y aquí es ya donde entra el 'bárbaro del swing' Pablo Novoa, que si empieza decorando los temas con sus glisandos y vibratos vintage, luego pasa a protagonizarlos completamente junto con el pianista argentino Frasca. Por poner un ejemplo citemos la caleidoscópica interpretación del 'Olé papa' que tras una dinámica sinuosa termina creciendo brutalmente dejando entrever una cierta querencia 'estoniana', ('Simpatía por el diablo') en cadencias o el cristalino repiqueteo del teclista en plan Nicky Hopkins.
Como parece lógico dedicó buena parte del concierto a sus 'Garabatos' y se resistió duramente a complacer ninguna petición, y eso que muchas de ellas iban precedidas de notables piropos femeninos ("¡Guapo!"). En los bises recordó su pasado y el del fallecido cantante Antoonio y se destapó como 'coverman' por 'Route 66' la simpática 'You`re sixteen' de Ringo Star y el 'Walkin the dog' de Rufus Thomas, supongo que recuperadas de la gira con Artemio y Fino. Es un grande. Sí señor, y cada día más.
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