Texto y fotos: Juan Jesús García
El festival del Zaidín se celebró a pesar de la lluvia
La vigésimo sexta edición del festival del Zaidín terminó en la madrugada del domingo con uno de los conciertos de menor asistencia de su historia. El dios de la lluvia indultó al festival pero le dejó las banderillas puestas, y aunque la tormenta que cayó a primera hora de la noche afectó sólo a los primeros participantes, como comentaban también los caseteros, la afluencia a toda la feria se vio reducida notablemente.
De esa ausencia de calor humano se resintieron los artistas participantes, así como de la reducción de tiempo de actuación debido a las pausas causadas por el agua. Así Cofuckers apenas pudieron tocar cuatro canciones y El Doghouse media hora, vistos y no vistos los primeros y suficiente para comprobar que los segundos son una fuerza de la naturaleza con un solista titánico, Tom Lardner, capaz de rellenar las plazas pequeñas y también las grandes.
Funkdación (léase 'fundeision') resultaron ser un imán para el público, que a lo largo de su actuación fue acudiendo al recinto de conciertos hasta llenar casi la mitad del espacio disponible. Merecida audiencia para un grupo que había preparado un concierto muy especial. Hasta trece personas pasaron por el escenario entre músicos, cantantes (3) y bailarines de breakdance. Aderezaron también su poderosa actuación con efectos especiales y artesanales fuegos de artificio. Funk vía Brown-Maceo, soul calentón, disco, y hasta latin revolvieron en un concierto exuberante en el que consiguieron romper el maleficio de muchas bandas locales, que es sonar engranados, espesos y con la soltura natural a la que sólo se accede a partir de cien actuaciones al año. Triunfaron en toda regla.
Entre bastidores los riojanos de Tierra Santa y su equipo no pararon de bailar a 'fundaision'. Y es que hasta los más heavys no pudieron resistirse al embriagador ritmo de los granadinos, que por razones de horario (y por imperativos contractuales de los riojanos) no pudieron hacer bises. Su actuación de demoró cerca de un hora mientras ajustaron el sonido que no habían probado en su momento. Tiempo suficiente para que las primeras filas se llenaran de juventud, melenas al viento y preferentemente camisetas negras con logotipos flamígeros impresos. El público habitual del Metal que esta banda alimenta con lemas épicos, himnos a la libertad y un sonido contenido. Excelentes puesta en escena la suya, sobria, con magníficas carreras por el mástil y euforizantes dobles punteos. Aunque noventa minutos después ya parecían más reiterativos y de imaginación limitada, Tierra Santa gustaron a los que ya les gustaban, mientras que los demás se entretenían compartiendo conversaciones y buscando amores en los abrevaderos dispuestos para saciar la sed.
Incluir en este programa a un grupo como Cycle para cerrar no dejó de ser un acierto, que hubiese sido pleno si no se hubiesen retrasa tanto (tampoco probaron sonido) y hubiesen sido más generosos en su actuación (60 minutos). Pero no hay que olvidar que es un grupo con un solo disco y de bote, con rígidas pregrabaciones y nulo margen de maniobra para improvisaciones. En la línea del frente la gatuna China Patiño, tan escasa de voz como generosa en magnetismo personal, y , un nuevo cantante (Javier) bastetano de cuna y que será el solista de Cycle para el futuro inmediato. Con la infalible perfección de las máquinas el cuarteto montó un 'Weak on the rocks' más robusto y agresivo y sin la doblez oscura de lo grabado. Fueron rácanos en su actuación y dejaron más que calientes a las más de 8000 personas que botaron al unísono con sus imprescindibles 'Confusion' y 'Mechanical'. Final poderoso y abrupto para un festival que estuvo a punto de no poderse celebrar, aunque fenómenos meteorológicos aparte, ya es un milagro que se siga celebrando cada año.
|