Texto: Fermín Gámez.
Fotos: Juan Jesús García / Fermín Gámez.


Gran regalo nos ofrecían Wild Punk Records y la Industrial Copera de Granada, ahora que se acercan las fiestas navideñas, casi un festival de potente pop, la ciudad se engalanaba para la llegada a sus escenarios de lo míticos The Posies, de "noche de lujo" se podría definir, por un lado se enfrentaban a los granadinos la banda G.A.S. Drummers y Airbag, y por otro los teloneros de esta gira de los de Seattle, Beezewax. Por la parte de los jerezanos, que abrieron los conciertos, se pudo ver auténtica fiereza rock en el escenario, guiños a The Beatles (la fecha lo requería) y gran compenetración entre las voces, para nosotros era un concierto imprescindible ya que oíamos por primera vez en directo su nuevo trabajo "Standards Down", no nos defraudaron. Continuaba la noche y Airbag presentaba "¿Quién mató a Airbag?" su nuevo y brillante disco con Wild Punk Records, estuvieron a la altura de las circunstancias y repasaron temas emblemáticos de su primer disco "Mondo Cretino" así como hacían ver que el cambio del primero al último eran los estribillos pop más marcados, la actitud ramoniana sigue ahí.

Casi entradas las 11 de la noche subían al escenario la banda acompañante de The Posies. Beezewax venían a demostrar que aunque tienen la difícil tarea de caldear el ambiente, aparte también poseen buenas canciones, "Who to salute" es un gran álbum de canciones pop perfeccionadas al milímetro, pero no es lo que pudimos comprobar en la Industrial Copera, estos temas quedaban a la sombra de temas de su álbum "South of Boredom", de hecho este está producido por el propio Ken Stringfellow, el concierto terminó con la extraña inclusión del cantante tocando la batería, no muy loable su actuación, todo sea dicho.

Pero por fin llegaba la hora, tras una espera que se hizo larga (las comprobaciones de amplificadores, guitarras, etc., fueron excesivas) subían al escenario Ken Strinfellow, Jon Auer y cia, The Posies venían a Granada a demostrarlo, a dejar claro que son uno de los mejores grupos de power pop que ha habido sobre la faz de la tierra, tras su desaparición en el 98 hemos disfrutado de proyectos paralelos, pero amigos no nos engañemos, no es lo mismo, ahora con la edición de su último álbum "Every kind of light" retoman los senderos que los hicieron grandes. En el escenario se pudo ver de todo menos inmovilidad, la compenetración con el público fue la punta del iceberg que supuso el concierto en si, conocedores de que sus platos fuertes son "Amazing Disgrace" y "Frosting on the beater" ni cortos ni perezosos recorrieron su minutaje, en un concierto de los que esperas pero que casi nunca llegan, desde canciones tan geniales como 'Please return it', 'Dream all day' o 'Everybody is a fuckin liar', hasta temas ahora clásicos como 'Conversations' (single de su último álbum) o 'Solar Sister', un contacto vital con su público inigualable, en todo momento Ken Stringfellow no paró de moverse, de saludar al respetable y de abrazar al gentío con auténtico espíritu punk, Jon Auer hacía también lo que podía, si bien no se movía tanto como su compañero (debido a su amplia estructura) su manejo de la guitarra fue impecable y la calidad vocal de los dos fue brillante, tras dos bises muy aplaudidos terminaba un concierto de los que sientan cátedra, un público contento después de disfrutar de lo mejor de The Posies, y es que los detalles los desmarcan de los demás, se bajaron del escenario, firmaron todo lo que se les puso por delante, se echaron fotos con todo el mundo y siempre sin perder ese halo de elegancia que les ha hecho lo que hoy son, simplemente lo mejor de lo mejor, simplemente The Posies.


The Posies: de lo mejor del año

Texto y fotos: Juan Jesús García.

El paquete de grupos con que Wild Punk había envuelto la única actuación de The Posies y los nórdicos Beezewax ha convertido este concierto en un mini festival de invierno que en otras fechas de menor puenting hubiese vendido muchas más entradas del medio millar que consiguieron en la Copera.

La escuadra nacional, GAS Drummers y Airbag no desmerecieron cada uno en su asunto, a los importados. Los noruegos se han enganchado a esta gira habida cuenta de que son hijos adoptivos de Stringfellow quien les ha producido varios discos y obviamente ejerce de guía espiritual. El trío asomó con tan buenas maneras como limitada originalidad, algo que es frecuente en los grupos nórdicos, magníficos en los ejercicios de estilo.

Los nuevos Posies se hicieron de rogar hasta bien pasada la media noche utilizando el brioso 'Thorowayaway' para ajustar su sonido. Fue suficiente para intuir un buen concierto lejos de las rutinarias apariciones que terminaron sentenciando su pasado. Han vuelto cargados de ganas y dispuestos a agradar en todo lo posible, hasta en posar para las fotos. Directos y efusivos (uno se acordó aquí de la monotonía de sus cercanos Teenage Fanclub en el mismo escenario) el acalambrado Stringfellow fue el dinamizador absoluto del concierto, algo que con REM no le dejaban hacer. Perfectos en las voces con el apoyo ocasional del bajista, la música les brotaba fresca y sin artificios, prescindiendo de algunos arreglos y mezclas más sofisticados de estudio y llegando a momentos de verdadera crudeza, notable dureza y picos directamente de ruido.

Repasando su discografía se cae en al cuenta de que carecieron de esa media docena de temas que hace de un grupo una estrella mundial. La ausencia de éxitos planetarios les permite conformar un concierto sin servidumbres, aunque los temas de 'Amazing disgrace' y 'Frosting on the Beater' no podían faltar junto con el contenido del reciente 'Every Kind of Light', representado en primer lugar por las imponentes 'Second time around' y 'I guess you're right'.

Piezas sin mucho abalorio en su exposición y situadas por contraste frente a la delicada 'Conversation' como punto de inflexión antes de volver a los perfiles más quebrados de 'Terrorized', 'Ontario' o 'Solar sisters', algunas de sus canciones más célebres y que obtuvieron una recepción entusiasta. Dos veces tuvieron que salir para añadir nuevas canciones a lo ya cantado, sucediéndose 'All in a Days work', una semimprovisada 'It the great to be...' y la resolutiva 'Definitive door', con un Stringfellow absolutamente desatado revolcándose por el suelo y haciendo crujir de dolor a su guitarra. Ha habido que esperar casi a final de año para presenciar uno de los mejores conciertos del 2005.