Texto y fotos: Juan Jesús García.
La Noche Mestiza del Zaidín, la segunda de los Festivales anuales del barrio fue la noche del viernes 9 de septiembre más de mezcla que de mestizaje, puesto que su contenido en nada se ajustaba a la denominación original. Si acaso la Soldiers Band con su jamaicanismo puro y militante, de reggae y prereggae antiguo, y la parte más espalda mojada de los mexicanos pudo tener algo que ver con el sentido cimarrón del título. Quedando el nombre más que nada para el público de toda edad, color y procedencia que en cifra muy superior a las 10.000 personas aguantó hasta más allá de las cuatro de la madrugada.
Los granadinos de Máscara ganaron la final del concurso 'Arte y Creación Joven' que convoca anualmente el Instituto Andaluz de la Juventud. El grupo granadino se situó en la votación del jurado por delante de los otros finalistas, los jienenses El Mito de Sísifo y los sevillanos Pen Cap Chew. Máscara lo forman Daniel Parrado, Juan Manuel Melchor, Álvaro Fernández, Santiago Ramal y Noel Ruiz y se presentaron con los temas 'Mosca', 'Suco', 'Simplificar' y 'La técnica de Kaito'. El premio consiste en la grabación de un CD y una gira por toda Andalucía.
Tras los Soldiers y los grupos del concurso de lnstituto Andaluz de la Juventud, los sevillanos Nerorama, ganadores de la pasada edición, abrieron el turno de bandas impresas en mayúsculas en el cartel. Neorama parece ser el alterego grupal de su afectado cantante Bernardo Ruiz, al menos por su cautivadora presencia escénica. Partiendo del estereotipado sonido indie los sevillanos se abren a un mundo electrocústico bastante sofisticado y que mira de frente, versión incluida, al Bowie más galáctico.
Los polémicos mexicanos Molotov llegaron en una situación de considerable agotamiento al Zaidín, allí cerraron su intensiva gira andaluza. Los güeis fueron protagonistas de un bombazo comercial con su primer disco en España, escandalera incluida, hace algunos años. Pero su interés ha ido menguando progresivamente con la repetición de fórmulas y la pérdida del factor sorpresa. En directo el fuelle también ha encogido hasta dar conciertos como el de anoche, casi de compromiso. No los ayudo mucho un sonido apelmazado que convertía el doble bajo en un bola que arrollaba con todo lo demás.
Más allá de la simpatía que pueden despertar sus versiones de Toreros Muertos con esa magnífica descripción dipsómana del ciclo del agua que es 'Mi agüita amarilla', el 'Da Da Da' de Trío o la de los Misfits ('Marciano'), siguen sin superar los temas de 'Donde jugarán las niñas', cuando se convirtieron en la versión chingona y latin power de Rage Agaisnt the Machine. Así `rolas`como 'Chinga tu madre', 'Gimme tha Power' o 'Mátate teté' sobresalieron sobre el resto del temario, que apenas con la fronteriza 'Frijoleros' llega a la gracia y el desparpajo de las mencionadas. Tras una hora larga pusieron 'Puto' y final a un concierto no se sabe si de decadencia o de extenuación.
Lo de los Siniestro Total empieza a ser milagroso. Que al cabo de tantos años acaben de casar uno de los mejores discos de su historia, que sujeten con tanta habilidad como inteligencia al personal pegado a las vallas sin que tengan que recurrir al facilón raca-raca para mantener al rebaño recogido, sólo lo pueden hacer ellos. Que una canción-versión como 'Miña terra gallega' la canten diez mil personas a estas alturas carece también de explicación racional porque la mayoría no habían nacido cuando la grabaron. Siempre es gratificante encontrase con un tipo tan lúcido como Hernández, cuya ironía y dobleces son a veces incomprensibles para el no iniciado, pero desternillante para el puesto: ahí fueron nada sus referencias a Fraga o REM por ejemplo. Con un sonido perfecto y el formato matón de unos ZZ Top de las Rías Baixas, Siniestro Total son como esos chistes buenos de los que uno se ríe cuantas veces se lo cuenten aún sabiéndose de memoria el comienzo ('Diga qué le debo'-'Alégrame el día') el nudo ('Todo por la napia'-'Bailaré sobre tu tumba') o el desenlace ('Cuanta puta y yo que viejo'-'Miña terra'). Los de Vigo hicieron olvidar la 'venenosa' ausencia de Delinqüentes. Fuera de horario regalaron el 'Ayatolah' la canción más peligrosa que se puede cantar a 24 horas del 11-S.
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