Carlinhos Brown ofreció una noche "dulce como un beso" a los más de 4.000 espectadores que abarrotaron Lanuza.
El músico brasileño protagonizó otra mágica actuación en Pirineos Sur y rememoró con el maestro cubano Bebo Valdés "El milagro de Candeal".
"Espero que esta noche sea dulce como un beso", fue el deseo de Carlinhos Brown al salir al escenario de Lanuza. Y, en efecto, las casi dos horas y media de concierto fueron un exquisito regalo para los más de 4.000 espectadores que abarrotaron el Auditorio Natural. El músico brasileño y Pirineos Sur parecen haber nacido el uno para el otro. Brown se funde con "este lugar bendecido por los dioses", como lo definió al empezar su actuación, y el Festival y "su gente" arropan y miman con todo su cariño al autor de "Carlito Marrón".
Carlinhos Brown ocupa un lugar destacadísimo en la historia del Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur, que el próximo año celebrará su 15 aniversario. Con la de ayer, han sido cuatro las noches en las que el fantástico percusionista ha hecho las delicias del público de Pirineos Sur. La primera, en 1997, cuando todavía su fama no era grande. En las siguientes (2001 y 2003) puso ya el cartel de completo y fue tal la simbiosis con el agua de Lanuza y los espectadores que acabó dándose un chapuzón en el embalse con algunos de ellos.
Anoche no se sumergió en las frías aguas sobre las que se asienta el escenario flotante pero la comunión con el público de Lanuza fue igual de intensa y su concierto será muy difícil de olvidar. Brown ha llegado este año a Pirineos Sur convertido en estrella mediática pero no por ello deja de transmitir humanidad y carisma.
Con una veintena de músicos sobre el escenario y una lluvia incesante de ritmos y colores carnavalescos, el espectáculo de Carlinhos es impactante y hace mover los pies desde las primeras notas. Por si esto no bastara, el brasileño habla continuamente con el público, le hace cantar, aplaudir y fundirse en ese abrazo prolongado y dulce, que escenifica introduciéndose micrófono en mano en medio de la muchedumbre.
En su concierto de anoche -30 de julio- no faltaron éxitos como "Mariacaipirinha", que tuvo que repetir al final tras ser coreada insistentemente por los miles de espectadores, y buena parte de las canciones de la película "El milagro de Candeal". Y como extraordinario colofón, la presencia como artista invitado del maestro cubano Bebo Valdés. Ambos rememoraron el tema "Músico" interpretado en el filme de Fernando Trueba y el clásico de la canción brasileña "Eu sei que vou te amar", de Tom Jobim y Vinicius de Moraes. Fue otra unión dulce, mágica e irrepetible de voz y piano, de dos maestros de la música y la vida, que puso la carne de gallina a todos los presentes. Si Pirineos Sur es sinónimo de fusión de culturas y estilos musicales, el concierto de ayer, con el que finalizó la XIV edición del Festival, fue una bellísima muestra.
La organización del Festival agradece el comportamiento de los asistentes al concierto, que llegaron de forma escalonada a Lanuza, facilitando así los accesos y el aparcamiento de los numerosos coches. La jornada festiva se desarrolló sin ningún incidente.
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