Madredeus izó las velas en Lanuza.

Madredeus izó ayer las velas del escenario de Lanuza, y su música, extraordinaria e irrepetible, surcó las aguas del embalse provocando la admiración, y el arrobo de los más de 3.000 espectadores que acudieron al Auditorio Natural atraídos por el embrujo de la voz de Teresa Salgueiro y por la belleza de la música que crean el resto de los componentes del grupo, con Pedro Ayres a la cabeza.

Interpretaron canciones de su último disco, Faluas do Tejo, y de otros trabajos recientes del grupo, Movimiento y Un amor infinito. En todos ellos derramaron ese arte tan exquisito que los hace diferentes de cualquier proyecto musical que existe en el mundo en la actualidad: una magnífica muestra de sentimientos de añoranza, nostalgia y desesperanza, conocido como saudade, que es, a la vez, la clave y la razón por la que Madredeus crea música.

Teresa Salgueiro modulaba su voz mientras iba guiando a los espectadores por nuevos paisajes creados artesanalmente y a medida para su personalísima voz. Y en las letras, siempre presente Lisboa, esa ciudad eternamente blanca y mágica.

El grupo Cool Hipnoise, banda de referencia en un estilo musical que mezcla de funky, rap y sonido electrónico, puso punto y final al espectáculo de ayer. Indudablemente, una de las formaciones más creativas de la escena portuguesa de los noventa, el grupo se acompaña de voces que exploran inquietantes territorios musicales.