Texto: Paco Salas.
Fotos:
José Rojas.
Arto & Joe Zawinul: Noche de gloria en Lanuza.
El pepinazo musical de Pirineos-Sur, estalló la noche del domingo en el auditorio natural de Lanuza. Se veía venir, pero hasta que no pasa, no se puede comentar. Las dos formaciones musicales que subieron a este escenario protagonizaron uno de los espectáculos más grandes que este comentarista haya visto jamás, y mira que ya los había visto varias veces por separado en los últimos años, pero este sitio tiene una magia especial que no nos cansamos de repetir, que hace que los grandes sean mas grandes y toquen techos casi imposibles de imaginar.
Empezó la cosa con el desembarco de la Armenian Navy Band liderada por uno de los músicos mas creativos de los últimos tiempos, es decir Arto Tunçboyaciyan, que es capaz de llevar a esa docena de músicos increíbles a territorios donde la música tradicional Armenia y la modernidad bien entendida son un todo que discurre de forma natural y arrebatadora para ir prendando al personal hasta que se le cae literalmente la baba.
No hay descanso, todo es una sucesión de melodías bien trabadas, que en unos segundos pasa de lo más tradicional a lo más rompedor sin perder un ápice de intensidad. Es una recreación continua de la música de Armenia aderezada con los atrevimientos vanguardistas de Arto, para conseguir un climax musical y escénico estratosférico que se desparrama por todo el auditorio y enciende a la gente, que goza y goza sin parar y que no quiere que esto se acabe nunca. Es decir, que desde la calidad y el atrevimiento, se meten al personal en el bolsillo, poquito a poco, in crescendo, y no desde la ramplonería facilota, mas común en músicas de radiofórmula. Pero esto solo fue el primer plato de la noche.
Tras un pequeño descanso, apareció esa especie de ONU ambulante que se llama Zawinul Syndicate, liderada por uno de los grandes músicos del siglo XX y de lo que va de este: Joe Zawinul. No vamos a contar aquí y ahora la historia musical que arrastra este genio, sino a describir como es capaz de dirigir a un grupo de jóvenes virtuosos en su mayoría y a demostrar que tiene a sus 73 años mas energía que todos ellos juntos, que ya es decir. Un marroquí, un argelino, una congoleña, un camerunés y un brasileño a las ordenes del maestro Zawinul, pusieron patas arriba el auditorio de Lanuza para gloria de los presentes y de este mítico festival, que nuevamente en una coproducción con La Mar de Músicas de Cartagena, acertaron los seis más el complementario.
No se lo habían puesto nada fácil los anteriores, pero aquí es donde aparecen los grandes para demostrar que en estos envites es donde mejor torean. Así que, desde el principio hasta el final, el Zawinul Syndicate puso una tensión musical sin concesiones a la galería, muy difícil de superar. Y es que el maestro desde su firmeza y su generosidad pone las peras al cuarto y no da un momento de respiro ni a sus músicos ni al publico, que frenéticamente va cayendo en sus redes para quedar definitivamente atrapado en este universo musical, cargado de aromas orientales y futuristas, con continuos solos arrebatadores de cualquiera de sus músicos y en cualquier momento que el maestro diga ¡vámonos p'alante!
La noche del domingo 24, vimos en uno de los escenarios más bellos que conocemos, a dos de los grupos más recios que se placean por el planeta.
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