Texto y fotos: Músikas & Sherpa.
La vuelta en menos de un año de Josele Santiago a Valladolid, dentro de la programación del reestrenado y esperado Valladolindie 2005, estuvo marcada de gran expectación por parte de la afición vallisoletana. Su encumbración por parte de la revista RDL como mejor directo y mejor disco del 2004 con "Las golondrinas etcétera"; y por sus numerosos fans de ayer y de hoy, han colocado cada actuación de Josele en primera plana de actualidad, con los consabidos llenazos allá por donde va.
En esta ocasión, y después del buen sabor de boca que dejo hace unos meses en la versión eléctrica de las golondrinas junto con toda la banda, el ex-enemigo llegó a la cantina "Molonia" solamente acompañado de otro jinete solitario mítico, Pablo Novoa (ex-Golpes Bajos), quien vino para -palabras textuales de Josele- "sacar a la luz la orquesta que tiene en sus manos".
Serían cerca de las 10 de la noche. En las primeras filas, y a modo de capilla, se había ido situando el personal en bancos y sillas, lo que provoco no pocos apretones y "lo siento..." en las últimas filas en donde quedamos taponados algunos (muchos) de los que allí nos acercamos, dejando con un palmo de narices a nuestro fotógrafo, el cual tuvo que hacer uso de los zooms digitales, aunque, también hay que decirlo, tuvo el aspecto positivo de que dejo más campo de visión al resto del abarrotado bar (si, si..., hasta la bandera, o mejor dicho, hasta el final de la escalera!).
En estas estábamos, intentando encontrar posición, cuando Josele (sin hacer ruido) sube con la acústica colgada del hombro y comienza, sin más preámbulo, a desgranar tres temitas: Viento Sur, Serrín y Mierda de Mago, rasgando las cuerdas con ese estilo tan personal suyo, a la vez que magistral, y dando de paso con la formula para que los cuchicheos de la sala se fueran apagando... Seguidamente sale a escena Novoa, entre la ovación, para así dar comienzo 'oficial' al concierto.
El acústico estuvo basado en los temas, ya con algo de solera, de "Las golondrinas etcétera" (el personal sabia las letras a la perfección), junto con algún sorbito de nostalgia "enemiga", todo ello aderezado con un claro regusto de aquel que está sobrado y que sabe llevar el concierto y las canciones a su terreno, en este momento tocando los palos del folk, del blues, del rock de autor, etc etc etc. Decir que las canciones del disco golondrino cogen un poso o un sabor digamos... más enemigo, cuando estas han sido desnudadas de la producción que en el disco se marca el genial Mastretta, quedando así las letras como verdaderas protagonistas, dando así más vida a cada verso, siendo escuchadas con más atención, y dejando al que lo escucha pues si cabe algo más acongojado (";son temas tristísimos" nos repetía Josele con insistencia). A destacar momentos tan álgidos como ese final de "Tragón" con Josele desgañitado lanzando un ¡¡¡Escuuuupeeee!! ensordecedor, o los punteos y los "reverb" de Novoa insistentes, y donde su colega le dejaba hacer y lucirse delante de las atónitas primeras filas.
Los temas siguieron cayendo, el personal se lanzó a practicar un karaoke concienzudo a la par que respetuoso (la anécdota estuvo cuando uno desde el público pide permiso a Josele para cantar). Una audiencia que acompañó también, cuando haciendo uso de la nostalgia, Josele se marcó un "An-tonio" con un subido final impresionante, para terminar la primera parte con elegancia y clase del lado de Mi Prima y sus pinceles. ¡Ole... Paaapa! coño.
Llegan los bises. Más guiños a la nostalgia, con sendas versiones acústicas de dos clásicos como son Desde el Jergón y La otra orilla, para terminar la faena con un par de sorpresas rockeras (¡¡el Ruta 66!!), rematando de esta guisa la noche...; "pues es lo que nos gusta hacer"; sentenció Josele quien guitarra en ristre abandonó el escenario lanzando una serie de "disparos" a un público que hubiera aguantado más y más...
Bonito concierto, maestro, y que sepa vos que por aquí ya esperamos el próximo pájaro de cuenta...
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