Texto y fotos: Juan Jesús García.
Elliott Murphy: Grande... ¡inmenso!
En su sexta visita por esta ciudad, Granada, donde le hemos visto ya en todos los formatos, el veterano cantautor norteamericano volvió a entregarse al máximo y a demostrar que de madera como la suya ya no queda en los escenarios. Ausente LAY, encargado de abrir para el americano por razones 'técnicas', Murphy y su fiel Olivier Duran se las vieron en un mal día (domingo noche) de nuevo con los granadinos, un detalle que le impidió llenar completamente la sala Tren, que registró una asistencia abundante y muy calurosa; y es que los conciertos de Murphy han corrido de boca en boca como garantía de excepcionalidad y tras su aparición en el Zaidín aquí ha dejado de ser un maldito. Dos horas y media más tarde de su llegada al escenario volvió a ser un admirable ejemplo de lo que hay que hacer cara al público...hasta la extenuación.
Elliott Murphy son palabras mayores. Cuando se le tiene delante uno cae en la cuenta del tiempo desperdiciado en otros conciertos, y de lo que muchísimos no llegarán a ser jamás, simplemente porque así se nace, y todo lo demás son sucedáneos. Murphy es un supertalla, un gigante del rock and roll humildemente dedicado a defender ese espíritu a pie de cañón, en parte por decisión propia y en parte por las leyes del mercado, una posición que el público puede agradecer puesto que de otra forma sería uno más de las figuritas que desde el asiento del estadio apenas miden un centímetro.
Con la fiera de Durán ha encontrado la otra cara de su serenidad escénica, un guitarrista de rock and roll con guitarra de palo como no hay dos y con una acusada sensibilidad mediterránea muy apreciable que suaviza la adustez blusera del patrón. Los talking blues siguen siendo el fuerte de Murphy, enteros o introduciendo otros temas (caso de 'Sicily'), como eso temas de a tiempo medio con perfiles cortados a navaja con los que consigue emocionantísimas inercias, 'Drive all night', o 'Rock ballad' por ejemplo y la baladas dramáticas tipo 'Hard core'.
Y se bastan los dos para explorar todas las dinámicas, en un ejercicio abundante de ritmo y casi percusión, culminado casi siempre por climax solistas del guitarrista de El Havre con su acústica distorsionada sonando como una feroz banda entera.
No faltaron clásicas como 'You never know...', 'Last of the rock star', 'Party girls...', 'Elvis Presley´s birthday' , 'Night falls', 'Just a story from Amércia', 'Destiny' o 'Green river', salpicadas de versiones de Elvis, Willie Dixon, Beatles, Dylan (por duplicado: 'I want you' y un 'Like a rolling stone' que le sirvió para cambiar una cuerda sin parar) y su últimamente obligatorio y resolutivo 'Gloria' de Them.
Han sido seis veces en quince años, esperemos que sean sesenta en los próximos. Y usted, esta vez, que lo vea.
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