Texto: Juan Garrancho.
Fotos: Juan Jesús García.

A casi dos meses de la edición del doble CD "El viaje a ninguna parte", el disco ya anda. Todavía es pronto para tener una opinión global del mismo, no solo por su extensión (20 canciones en el que predominan la extensión de sus textos), sino porque es difícil juzgar un disco sin haber visto antes la mayor parte de las canciones en directo, sin escuchar la concepción por parte del artista mediante las entrevistas y sin trasladarlo a nuestras vivencias o experiencias personales. Cada uno encontrará sus propios motivos para calificar a un disco. Lo que sí esta claro es que las buenas críticas en medios especializados y la gran aceptación popular hacia "El viaje a ninguna parte", parecen demostrar que nos encontramos ante el mejor trabajo del "artista equilibrista". De momento Bunbury ya está recogiendo los frutos de su enorme trabajo, no solo de composición, sino de intensa vida a través de tabernas, lugares de mala muerte y viajes por países como Perú, Nicaragua o Estados Unidos. De hecho antes del concierto de Granada venía de haber completado seis conciertos apoteósicos con el aforo completo en el Teatro Principal de su ciudad natal Zaragoza.

Era de esperar que los andaluces, que siempre hemos predicado gran devoción hacia Héroes del silencio y hacia ésta, su etapa en solitario (aunque arropado con una gran banda), no podíamos fallar a una de las dos citas planeadas en la comunidad en el inicio de gira: 2 de julio en Granada y 3 en Sevilla. La ciudad elegida sería Granada por cercanía y por ser donde hace cinco años Bunbury estrenó su sorprendente disco "Pequeño" con la inclusión de nuevos miembros en el seno del grupo que le han acompañado hasta el día de hoy.

Horas antes, numerosos seguidores esperaban impacientes en las inmediaciones del recinto a pesar de tener un asiento exclusivo y numerado con su entrada. Charlaban sobre sus canciones favoritas, experiencias en otros conciertos en los que habían estado e incluso algunos fans vestían casi de forma mimética a Bunbury, incluido el sombrero norteño que lo ha caracterizado en su imagen actual.

Todos los conciertos de presentación del disco están siendo llevados a teatros o palacios de congresos, fuera del habitual montaje en grandes escenarios o recintos. No obstante el Palacio de congresos de Granada cuenta con una amplia capacidad y una distribución bastante equilibrada que proporciona una visión completa casi desde cualquier área. Además cuenta con una acústica excepcional, motivos que justifican el alto coste de la entrada (27,50 euros). El precio no fue impedimento para que el Palacio registrase una gran entrada y es que todos los que estábamos allí sabíamos perfectamente a lo que habíamos ido.

En el preludio del concierto, una pantalla gigante situada a las espaldas del escenario iluminaba una imagen del considerado "mejor actor de todos los tiempos": Marlon Brando. Desgraciadamente Marlon nos había dejado la noche anterior y Bunbury desde el principio quiso dedicarle un sentido póstumo homenaje. El fotograma en cuestión que mostraba el reflector estaba sacado del clásico "Un tranvía llamado deseo", película que sin lugar a dudas se encuentra entre las favoritas del propio Enrique y que en diferentes entrevistas del pasado calificaba como su película favorita de todos los tiempos (luego llegaría su pasión desmesurada por la obra de Stanley Kubrick, sobre todo "2001 una Odisea en el espacio").

Tras una inquietante espera, al fin las luces se apagaban y por los altavoces empezaba a sonar una música mezcla de marcha circense y pasodoble. Mientras, para encender aún mas al gentío, se proyectaban imágenes del grupo en los camerinos realizando sus rituales particulares de calentamiento antes de salir fuera. Al poco la banda y su maestro de ceremonias presidían el escenario ante el delirio de la multitud que se contenía como podía en sus respectivos asientos. Bunbury reluciente, con un traje blanco complementado con un elegante chaleco y un bonito sombrero (ambos blancos también), iniciaba, guitarra en mano, con una de las mejores canciones del disco "El anzuelo". Después, tras saludar al público presente e invitar a todos a este particular "viaje a ninguna aparte", presentaba dos temas también pertenecientes a su último trabajo: "La señorita hermafrodita" y "Los restos del naufragio", futuro segundo single y presentando en directo mediante una introducción de armónica.

La figura de Marlon Brandon estuvo presente durante toda la noche. En diferentes momentos de la actuación se proyectaron imágenes del actor en films tan imperecederos como "El padrino" (incluso la violinista tocó notas de su fantástica banda sonora) interpretando a la gran figura de Vito Corleone. Precisamente antes de presentar "De mayor" Bunbury presentó los honores hacia él diciendo: "Permítanme dedicar hoy este concierto a una persona muy especial, que hasta día de hoy ha sido uno de los más grandes. Gran artista, gran persona... un gurú espiritual. Para Marlon Brando". Sobran las palabras.

Bunbury siguió dándonos más de "El viaje a ninguna parte" con una canción que pone el dedo en la llaga contra toda aquella gente que se le nublan los ojos con el símbolo del dinero en "Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha" y la narración en una tarde cualquiera en "La pulpería de Lucita". Aunque entre medias de estos temas nos regaló una canción de Bushido, el superproyecto que montaron en una lucha de egos Bunbury, Shuarma (Elefantes), Morti (ex Fantástico hombre bala) y Carlos Ann. La canción en concreto fue "Desmejorado", con una lectura más cercana a la versión que hace Raphael en su último disco "De vuelta", que a la que aparece en el disco de Bushido.

No faltaron clásicos como la positiva "El viento a favor", el actual single "Que tengas suertecita" que dedicó a las nuevas generaciones venideras recordando los frutos paternales que dio la gira de "Flamingos" (el teclista Copi fue padre de una niña), "Alicia (expulsada al país de las maravillas)" como única representante de su primer disco en solitario "Radical sonora" o la dramática "Infinito" en clave de blues ranchero. Tampoco faltaron algunas de sus versiones más populares como "Apuesta por el rock 'n' roll" que fue lo más cercano al recuerdo a su anterior grupo Héroes del Silencio por aquello de que también la tocaban o "Sí" de su amigo Adriá Puntí. Sonaron espléndidas, favorecidas por el gran sonido que posee el Palacio.

A estas alturas del concierto el público ya estaba totalmente volcado y constantemente coreaba el nombre de Enrique en una muestra de aprecio hacia el mañico. Bunbury lo agradecía moviéndose por el escenario en cada una de las canciones y acercándose al filo del escenario. El primer bis de la noche llegó después de una frenética "Enganchado a ti" donde aprovecho para presentar a cada uno de los componentes del grupo, los cuales lucían ropas y elementos típicos de personajes del circo dándole más aspecto teatral al decorado. Pero lo importante es que actualmente no hay una banda de tales características que conjuntamente les haga sombra.

Tras un pequeño descanso, el primer bis de la noche compuesto por: "Lady Blue" que sorprendió por ser más relajada y con continuos cambios musicales; "El rescate" donde Enrique pedía a voz de grito a su amada; y por último la insustituible "El jinete" perteneciente a José Alfredo Jiménez y que Bunbury adoptó como propia desde que Andrea Echeverri (cantante de Aterciopelados) le enseñara los acordes allá por el 1996. Quizás sea la mejor canción para entender el rumbo que Bunbury tomó a partir de "Pequeño" y desde luego no falta en ninguno de sus conciertos desde "Radical Sonora". "El jinete" quedó adornada con un espectacular juego de luces, además de un fragmento con violín de la canción de amor que aparece en "El padrino".

La banda se despidió pero el público no estaba conforme, así que los músicos volvieron a salir para tocar un segundo bis. Esta vez Bunbury hizo una presentación muy especial: "Bueno, fue hace cinco años la primera vez que esta banda tocó junta en un escenario, exactamente en esta ciudad, en Granada...". El público, que en su mayoría había abandonado sus asientos para acercarse más al escenario, les coreó el "Feliz cumpleaños". Bunbury respondió con "Lo que queda por vivir". Siguieron con una aclamada "Sácame de aquí" e hicieron nuevamente un amago de despedida con "... y al final", pero todo quedó en un hacerse de rogar porque para cerrar el espectáculo quedaron sobre el escenario una pequeña representación del grupo para tocar dos de las canciones más esquemáticas en cuanto a instrumentación de "El viaje a ninguna parte" , pero bastantes efectivas por su tristeza: "Adiós, compañeros, adiós" y "Canto el mismo dolor". Bunbury sentado en un taburete, las bordó con movimientos acompasados que adornó con pases de sombrero. Y ahora sí, el espectáculo llegó a su punto y final. Sin duda todos quedamos satisfechos pero con ganas de más y hubiéramos dado cualquier cosa por oír más canciones del nuevo disco como "Anidando liendres", "Una canción triste" o "Trinidad". Tendremos que esperar a que en Octubre regresen a España, después de lo que será otra gira triunfal por Latinoamérica.


El aragonés errante.
Texto y fotos: Juan Jesús García.

El antiguo líder de Héroes del Silencio acaba de tocar el cielo en su carrera en solitario: su disco 'El viaje a ninguna parte' se situó en el número uno de ventas en este país al día siguiente ser publicado. Un éxito que él rechazó explícitamente cuando decidió matar a su antiguo grupo para comenzar en la soledad de quién quiere dar un brusco cambio timón a su vida artística, renaciendo en dirección contraria a las expectativas millonarias y sin ningún tipo de servidumbre, o al menos ninguna respecto a sus días anteriores. Tan solo su tendencia a la sobreactuación posraphaeliana recuerda ahora lo que fue, pasando del negro al blanco, con un charro corazón herido a la espalda, y un traje del mismo sastre que viste a los Tigres del Norte que merecería una novela entera de Reverté.

Enrique empezó desde (casi) abajo de nuevo y al cabo de unos pocos años de trabajo de base se ha impuesto incluso a los más refractarios hacia el personaje, que eran muchísimos, sobre todo en el sector de la critica. Cada uno de sus cuatro pasos previos a sido un zigzag a la búsqueda de parajes sonoros y vivenciales diferentes, búsqueda cavafiana que era en si mismo el objetivo. Paladeando culturas con fruicción y sintiéndose cada vez más pequeño, hasta terminar denominando un disco suyo con esa confesión de humildad, algo imposible en el pavo real que tenían los Héroes por cantante.

Con un espectáculo medidísimo y perfectamente sonorizado para que se escuchase en todos los rincones del Palacio nítidamente, Bunbury y los suyos dieron un concierto largo y dedicado a Marlo Brandon. Aunque el cantante busca ahora espacios más naturales para su música en vez de los sufridos polideportivos, y su música se adecua a estos volúmenes de talla humana, su público mantiene el tono de entrega inmediata del la gran celebración del rock and roll para fans, y a pesar de que la media se acercaba a la treintena, el comportamiento resultó ser mucho más efusivo y espontáneo de lo que el solemne marco palaciego sugería. Hubo espectadores que asistieron a la premier en Salamanca, que habían ido a Zaragoza o Madrid a escucharlo y hasta una pareja cuyas vacaciones está siendo seguir la gira entera. Entre aplausos, claveles rojos, más de un juramento de amor eterno, coreos con su nombre y necesidad de tocarlo como a un santo, transcurrió una velada de dos horas largas en el que el público comió en su mano. Mientras que con la otra sacaban fotos por miles y retransmitían por el móvil pasajes del concierto, o entero, para mayor gloria y lucro de las operadoras.

Tras una larga gira, Bunbury se fue de vacaciones a Nicaragua y Perú con ganas de componer y viajar. De ese viaje se trajo 60 canciones, que serían casi un centenar tras su regreso de Marruecos. De todo este material ha salido el 'Viaje ninguna parte' , cuya referencia a la historia de cómicos ambulantes de Fernando Fernán Gómez no es gratuita. Y un concierto también viajero, ambulante, en el que hay paradas y fonda en el tango, el swing, Dylan, Waits, Weill, Rota, Kusturica y...Bowie, mucho del Bowie receptivo esponjoso, histriónico y camaleónico.

El maño errante se acompaña por el 'Huracán ambulante' orquestina que ya tiene muy rodada y en su multiculturalidad resume las intenciones de este artista. Troupé a la que solo le falta el tragasables y la mujer barbuda, y que disfrazados de clown y comparsa para la ocasión tiene perfectamente medido el sonido que quiere su jefe, más denso que rápido y cargado de reconocibles referencias al cabaret el circo y las bandas de música. Un sonido muy natural y orgánico en la mayor parte del concierto, con el toque contrapunto untuoso y melancólico del violín, aunque con recios arranques roqueros en los momento más álgidos, como el que desembocó en una apoteosis de feedback rematando un arrebatado 'El jinete' del gran José Alfredo Jiménez.

"Me gustaría ser Billie Holiday, pero me faltan tetas" aseguró en una entrevista, aunque en una sola noche el zaragozano gesticule mucho más que Lady Day en toda su vida, eso sí, una sintonía de bebop fue la elegida para la espera mientras un joven Brandon miraba desafiante desde el telón. En cambio no le falta apasionamiento, el necesario para dar vida a algunas canciones de su repertorio que suenan a clásicos de la canción latina desde el primer día que los grabó, como 'Restos del Naufragio', 'De Mayor' o 'Viento a favor'. También recordó su alter ego en Bushido con 'Desmejorado' y tangencialmente a los Héroes con la versión del 'Apuesta por el rock and roll' que a su vez lo era de los Más Birras de Mauricio Aznar (nada que ver con el otro).

Con los aires de conventillo de 'Adios compañeros' y la rúbrica melancólica de 'Canto, el mismo dolor' , el mismo tema que cierra el disco, Bunbury despidió una noche memorable para gran parte de los presentes, que han crecido conservando su admiración por este artista (o quizás haya sido al revés), compañeros de este viaje a ninguna parte emprendido por este aragonés errante que se ha tropezado de nuevo con el éxito masivo.

Set list:

El anzuelo
La señorita hermafrodita
Los restos del naufragio
De mayor
Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha
Desmejorado
La pulpería de Lucita
El viento a favor
Que tengas suertecita
Alicia (expulsada al país de las maravillas)
Infinito
Apuesta por el rock ´n´ roll
Sí
Enganchado a ti

Bis 1:

Lady Blue
El rescate
El jinete

Bis 2:

Lo que queda por vivir
Sácame de aquí
... y al final

Bis 3:

Adiós, compañeros, adiós
Canto (el mismo dolor)