Texto y fotos: Juan Jesús García.
Regreso al Planeta Nick
Lagartija Nick es uno de esos grupos que no tiene que mirar hacia ningún lado para seguir adelante, tienen un mundo propio lo suficientemente nutrido de (auto) referencias como para no tener que copiar -esa es la palabra- a nadie. Puede no gustar su propuesta, parecer pedante, snob, o completamente pasada de rosca, pero siempre ha sido y será suya, lo que en un mundo musical cada día más clónico y redundante es digno de todo elogio. Si además, como ayer, prescinden de su tradicional complicación sonora para ofrecer su concierto más fácil y accesible, abandonado su cara más refractaria para recuperar una notable sencillez expositiva, cabe augurar buenos tiempos para la banda granadina.
La recuperación de Eric a la batería rememoraba los primeros tiempos de la formación, en los que los dos fundadores motorizaban el sonido del grupo, pero es la llegada de Víctor García, un guitarrista de tacto más refinado que ruidoso, la que ha roto con la tradición de tortuosa distorsión de esta formación, se le nota y mucho. Ausente la radicalidad ruidista de Miguel Ángel Rodríguez o Juan Codorniú, o el discurso metálico de Paco Luque y con el nuevo repertorio, el grupo se orilla hacia un planteamiento global netamente rock, que sin la ferralla chirriante de ataño permite ver, no ya entrever o intuir, el corazón melódico, casi pop, de buena parte de su producción. Probablemente para los oídos más bisoños o los menos informados siga siendo un grupo difícil, pero dentro de la trayectoria de esta banda que va por su octavo disco, parecen estar de regreso de los excesos y estar más interesados en la comunicación que en la exhibición imperativa.
Su concierto fue corto, como su nuevo disco, de los que dejan con ganas de seguir a pesar de la insufrible temperatura de la sala Tren. Con 'Gente extraña' recibieron al personal, salpicando el temario con varios de sus clásicos, incluso remontándose a su primera edición, de donde 'No los puedes ver' o 'Hipnosis' siguen manteniéndose intactas a pesar del tiempos trascurrido, lo mismo que 'La curva de las cosas', para el que suscribe la mejor canción de este grupo; mientras que 'Nuevo Harlem', aún conservando su mensaje, paga el precio del retrato tecnológico que hace demasiado coyuntural a la vista de lo que ha venido después.
De lo actual el tema de apertura funciona perfectamente como introducción tirando de su riff completamente hard , 'Domingo de Ramos' rompe el tono con su ritmo cuadrado casi bailable (pide a gritos una remezcla dance) y 'Fulcanelli' es un enigma clásicamente psicodélico absolutamente seductor. Este tema contó con las voces de Jota, que como Floren acompañaron (levemente) al grupo en este concierto, casi refundacional, del grupo de Antonio Arias, que ya no se limita a ser la mitad del doble bajo, sino que igual coge la acústica que se pone tras el piano, en su continuo interés por dar variabilidad a la oferta musical de esta inquieta y mutante banda.
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