Texto y fotos: Juan Jesús García


Mejorando lo pasado

'Lotería' han llamado a su nuevo disco los angelinos The Hangmen, un convincente ejercicio de estilo hecho con actitud y método que si no les puntuará los seis y el complementario, con seguridad el reintegro y una gira más por salas de todo el mundo. Así han llegado a España para tocarlo gracias a la edición previa que se ha hecho aquí por sus colegas de Wild Punk. En este caso, la segunda vez, han dejado mucho mejor a sus amigos y patrocinadores de PPM, ya que aparecieron mejor orientados y con más ganas de gustar: evidentemente éste era su bolo.

Los jienenses Kickin' Ass fueron sus invitados y un perfecto grupo para ir entrando en materia, trío de rock recio y sucio en la estela de las bandas históricas de la ciudad del motor. Un grupo que le calienta a cualquiera el asiento e incluso puede hasta quitárselo por las ganas y la convicción que le ponen.

Eso fue lo que le faltó a los americanos en la presentación del Serie-Z. En esta ocasión la banda aterrizó con mejor disposición y un guitarrista nuevo, Wart Dotson militante de Gun Club y sustituto del sustituto nórdico Rane Raitsikka (que como los argentinos los escandinavos se suben a cualquier barco sin que se note). No es que sea un grupo excesivamente extrovertido pero en esta ocasión mejoraron lo conocido con una buena disposición. Es comprensible su cercanía a los Supersuckers habida cuenta de las querencias comunes por los ritmos matones y la fritura de guitarras, si embargo The Hangmen los angelinos parecen tener mayor capacidad de sutileza y un refinamiento superior frente a sus chupadores y amigos que funcionan como una cabeza tractora cuatro por cuatro.

Les gusta 'Downtown' para comenzar, lo hicieron anoche como también abría su directo ' We´ve got blood on the toes of our boots', y los siguientes pildorazos dieron buena medida de sus pretensiones 'myway' y el viejo 'Loners, Junkies & Liquor Stores'. Para entonces ya sabíamos que Brian Small estaba por la labor, que las raíces sonoras de Dotson eran muy diferentes y más concretas que las de Jimmy James, responsable del antiguo gusto cow de la banda, y que la bella Angelique, con unos ojos de personaje de los Adams, no era ni es la alegría de la huerta. Sin aditivos de estudio, violines, slides ni demás zarandajas, en directo The Hangmen se resumen en una formación cuyo núcleo duro parte del rock and roll crujiente de la costa oeste, perfecto en su construcción y con algunos puntos que a uno le traen a la memoria cosas de los N.Y.Dolls por el toque Thunders de la guitarra (pongamos que en el 'Wild Beast') tanto como a los Stones de los sesenta (versionan su 'Citadel'). No desentona su lectura del 'Russian roulette' de 'Lords of the new Church' en versión punk ni el implacable 'Blood red' camino del raw, con el que dieron paso a los bises .

Como grupo al que encender velas de culto tienen de todo más una elegancia que les impide cualquier desparrame. Saben como manejarse en lo suyo pero, aún mejorando lo ya visto, no dejan de superar el estatus de ejercicio de estilo, correcto, brioso ma non tropo, pero sin la capacidad adictiva que les permita ser memorables. Fue bueno mientras duró que dijo el otro.