Texto
y fotos: Juan Jesús García
Muse: En mitad de todas partes
Sin aspavientos y en los últimos meses Muse se han convertido en un grupo masivo. Si a finales del año pasado llenaban salas, hoy, y en Granada lo confirmaron, revientan pabellones. Para la gira española que comenzaba en Granada han apostado a ganar y llegaban sobrecargados de material técnico y humano, cantidad desproporcionada para un palacio como el nuestro y que hizo atronar su música muy por encima de los niveles recomendables para la salud. Iban a por todas y se las llevaron de calle también por la fuerza. Los melodramáticos irlandeses de The Futur King of Spain fueron convidados más bien de piedra ya que su monárquico nombre no despertó ni si quiera la curiosidad figurando como 'artista invitado' en todas partes. La ex-compañera Letizia no apareció en los coros y a los 25 minutos desaparecieron, cuando aún la mitad del aforo se regaba por dentro en la puerta haciendo tiempo. Muse se han situado hábilmente en un territorio de cruce muy agradecido y que en directo les permite sacar partido de sus habilidades. Melódicamente pop, el grupo ofrece fogonazos de metal que les permiten notables picos de puro músculo, mientras que su preparación técnica les habilita para la creación de largos despliegues sinfónicos con los que marean los sentidos logrando espirales hipnóticas en sus enrevesados ambientes. Todo ello, con el aporte de considerables suplementos pregrabados, tratamientos corales y de cuerda sintéticos pasados por una amplificación demoledora de más de 50.000 vatios, un montaje visual muy vistoso y una innegable capacidad de entrega, consiguieron que Muse también convencieran.
El punzante riff de 'Hysteria' fue el primer aviso del que el grupo iba en serio, mucho. Una primera parte en la que funcionaron como hiperpower trío, mostró a un guitarrista conocedor de las diversas tradiciones de su instrumento, arrebatador, efectista, extrovertido y con ganas de meterse al público en el bolsillo. Con traje mod y muy delgado pudiera recordar la estampa del más hiperactivo Paul Weller de época. Pero aparte de eso Matthew Bellamy, rey absoluto de su escenario, es un singular cantante con dobleces en la garganta asimilables a su cercano Tom Yorke, su admirado Jeff Buckley y no lejos en los momentos más operísticos de los falsetes de Freddy Mercury. Y es un notable teclista también, al que le gustan las orquestaciones barrocas, las evocaciones cinematográficas y el piano romántico. 'Absolution' fue el punto de partida y llegada de su concierto, con medio programa dedicado a este disco. Calificado de síntesis de toda su obra anterior y cima de su dramatismo sinfónico. 'Apocalypse Please', 'Butterflies & Hurricanes' y Stockholm Syndrome' fueron lo techos de esta vertiente crujiente al principio y al final del concierto, zona propensa a la distorsión el feedback y hasta el ruido en bruto. Por contra 'Ruled By Secret´, Blackout o 'Sing for absolution' representaron la vertiente más lírica y teatral, pequeñas óperas-rock situadas en el centro del concierto con gran apoyo de creación visual y amplios desarrollos instrumentales, volutas de teclados y cuerda burbujeando en segundo plano y con dinámicas más enrevesadas y flexibles. Para algunos lo más atractivo de Muse por su emotividad, para otros su vertiente más comercial e histriónica frente a la rotundidad del resto, aunque sobredecibélicamente expuesta perdiera buena parte de sus matices. Cosas más esquemáticas como 'Sumburn' o 'Muscle Museum' recordaron sus imberbes primeros pasos cuando la grandilocuencia masiva era tan solo una posibilidad de un trío con futuro.
En cualquier caso la combinación elementos tan diversos les permiten acicalar individualmente el repertorio de tantas maneras que, aunque a grandes rasgos abusen de ciertos efectos y otros sean directamente reciclados, aparentemente rehuyen obsesivamente la uniformidad y logran un concierto serpenteante, activo y siempre embaucador. Y si encima el grado de esfuerzo físico es muy considerable, poco más se le pude pedir a un grupo ahora mismo. Con musas o sin ellas.
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