Aterrizaje.
Texto: Paco Salas
Foto: Dobay Eszter
La noche del lunes, aterrizamos en Sallent de
Gállego, tras 800 km.
de carretera a pulso, para incorporarnos a la tropa de este festival. Venimos de EtnoSur (del sur del sur) y estamos en Pirineos Sur (el sur del norte), y lo único que hasta ahora cambia es el tiempo. Venimos de pasar calor por un tubo, y estamos aquí con un poco de frío, que a los del sur nos viene de perlas de vez en cuando. Por lo demás, el mismo buen rollo que se respira en este tipo de festivales, donde todo es amabilidad y facilidades por doquier.
Llegamos sobre las diez de la noche, y nos vinimos directamente al mogollón, que está en Sallent de
Gállego.
Allí cenamos un kebab en el puesto de un libanés llamado Asan, situado en el mercado del mundo que hay anexo a la carpa de las actuaciones, y al trapo, o sea, a presenciar la actuación de la banda húngara
"Besh o
droM".
Esta orquesta futurista de bodas de Budapest parece una cosa y después otra. Quiero decir que a simple vista pueden parecer una banda de fiestas balcánicas, sin más, pero hay que tener paciencia (como suele pasar en la vida misma) y empezar a notar que detrás de esto, lo que hay realmente es un grupo de excelentes músicos con formación recia y una capacidad de improvisación individual y colectiva muy importante. Tras las melodías tradicionales de los Balcanes, rumanas y húngaras, hay un poso musical moderno y atrevido, con arreglos jazzeros y funkilones de alto nivel. Es decir, que vimos una actuación llena de energía y electricidad, frenética desde el principio hasta el final, a cargo de un puñado de músicos jóvenes, en su mayoría, con ganas de agradar. Y hay que decir que lo consiguieron con creces, como lo reconoció el público asistente, que estuvo danzando y gozando toda la noche.
Besh o
droM, los gitanos futuristas, hicieron vibrar al público de Pirineos Sur.
Texto: Concha Lardiés.
El embrujo gitano llegó anoche a Sallent de Gállego con la actuación de Besh o
droM, un grupo de Budapest que ha sido calificado de orquesta futurista por la sabrosa mezcla que hace de la música de las culturas gitanas y de los clubes nocturnos. El público respondió y supo agradecer esta avanzadísima propuesta de la música balcánica, bailando sin parar hasta bien entrada la madrugada.
Con un toque ciertamente surrealista, el grupo inició el concierto con los temas
"Mahalá" y "Dúmbala" en los que la actualización del sonido de las fanfarrias gitanas quedó patente al conectar con jazz, el rock o el
funk.
En el escenario convivieron instrumentos tradicionales como el
kaval, el ney, el udu o la berbuka con la guitarra y el bajo o una gran selección de metales. En colectivo electroacústico, formado por diez músicos, supo combinar las profundas raíces de la música folk étnica y unas salvajes improvisaciones
jazzeras.
Su sonido ejemplifica la energía vital creativa que se está generando en Budapest y que fusiona Oriente y Occidente en infinidad de nuevas creaciones.
Besh o droM se formó en 1999 y su música se inspira en las melodías gitanas de los Balcanes, Hungría y
Rumanía, y en la música tradicional del cercano Oriente. Su primer CD, titulado
"Macsó himzés" (Macho bordado), fue publicado en octubre de 2000. Al año siguiente se incorporó al grupo Mango, el más famoso DJ de
hip-hop en Hungría y mago del scratch.
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