Texto: Juanma Cantos
Fotos: Javier Rosa.
"Music washes away the dust of every day life"
- Art Blakey.
Impresionante. El concierto más esperado de la octava edición del Festival Internacional de Jazz de Jaén estuvo muy por encima de lo que los buenos aficionados a esta adictiva música estábamos deseosos de escuchar.
El Aula Magna de la Universidad quedó pequeña ante la grandeza de Joshua Redman, quien desbordó de maestría y feeling un repleto auditorio.
Joshua Redman, figura sobresaliente de lo que se ha dado en llamar "jóvenes leones del jazz", dejó bien claro por qué es considerado por muchos como una de las fulgurantes nuevas figuras, si no la más destacada, del Universo Jazz con capital en New York.
Desde que debutara por la puerta grande en el mercado discográfico, en 1993, con su disco homónimo, el chico no ha parado de recibir un sinfín de merecidísimos premios y reconocimientos en todo el mundo. No es de extrañar.
Gracias a su envidiable técnica y a un "saber estar" sobresaliente sobre el escenario, Redman se mostró muy suelto y seguro en todo momento. Vestido con polo verde, más apropiado para su edad - sólo treinta y un años- que el sempiterno traje de jazzman de sus maestros, sin denotar en lo estético el alto standing del que goza, y con un dominio apabullante sobre lo que sus compañeros de escenario iban desarrollando, el californiano desplegó una amalgama de soberbios sonidos jazzies que, plenamente enraizados y documentados en los clásicos, afianzados y dotados de una personalidad propia, gracias a su gusto por el be-bop de Coltrane, explotaban como torbellinos, solo a solo, mostrando a las claras las diferencias que existen entre un buen solista y una auténtica estrella.
Dotado de una capacidad de improvisación soberbia y excepcionalmente instruido en la técnica del saxo tenor, Redman se movió sin dificultad por terrenos "bop", sin llegar a sus extremos, y haciendo algún que otro guiño a otros estilos como la bossa.
Redman inició su concierto con el tema que también abre su disco "Beyond", un tema de composición propia de título "Courage (Assymetric Aria)", en una impresionante muestra del nuevo jazz en todo su esplendor.
Redman y su banda, integrada por los no menos sensacionales Aaron Goldberg (piano), Rauben Rogers (contrabajo) y Gregory Hutchingson (batería) se encargaron de enseñarnos que lo que estábamos viendo no era trivial.
Aaron Goldberg tomó las riendas tras el primer y larguísimo solo de Redman, quien, con naturalidad, se sentó a un lado del escenario observando el firme golpeo de teclas de su compañero. Tras un espectacular solo de batería, volvió al centro de la escena para, a dúo con el piano, completar una primera media hora con lo mejor que se ha visto en años en nuestra ciudad, en lo que al jazz se refiere.
El segundo de los temas, "Alone In The Morning", a tempo de bossa, sirvió para mostrar las habilidades al saxo soprano de Joshua Redman, la fina forma de tocar la batería, muy delicada o muy arriesgada según el memento requiera, de Gregory Hutchingson y, finalmente, la maestría con el arco de Rauben Rogers.
Con "Time", incluido en su última publicación discográfica "Pasaje of Time", Joshua Redman alcanzó insospechadas notas graves, sublimemente suaves, en un solo memorable interrumpido por la impaciencia de un público deseoso de halagar a Redman con su aplauso.
Las nuevas demostraciones de poderío en el standard de Johnny Mandel "The Shadow of Your Smile", -impresionante combinación de graves y de agudos en la intro del tema- y un recuerdo a Charlie Parker, de un tempo rapidísimo, completaron un concierto espectacular que ojalá no hubiera acabado nunca.
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