JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 09/04/2011

Maese ROSENDO el guitarrista rompe una ausencia de Granada más larga de la que debiera hoy sábado 9 en la gigantesca Sala Hypnosis de La Zubia (Granada). Una lástima que a la misma hora, en la Industrial Copera, Lapido haga también lo propio porque el carabanchelero y el granadino comparten más de muchos seguidores que han tenido que elegir. Entre ellos don Miguel Ríos, en cuyo concierto de despedida coincidieron ambos por cierto.

Don Rosendo acumula ya un centenar de canciones hechas en una veintena de discos que alguien se ha encargado de contabilizar y han pasado ya muchos años desde que actuara con Jose Carlos Molina por primera vez en Granada en el aula magna de la Facultad de Ciencias. Como Krahe la semana pasada, Rosendo no necesita presentación ninguna (ambos también estuvieron juntos en el disco 'Todo es vanidad' por cierto, donde la titular la hizo el guitarrista), como si ese nombre no hubiese existido antes de él.

Resistiendo los cantos de sirena que prometían éxito absoluto a la reunión de Leño, más allá del documental que los juntó de nuevo para la cámara y para comentar aquel concierto barcelonés recuperado de la gira de despedida con Miguel Ríos, en esto se parece de nuevo a Lapido y aparece otra vez don Miguel. Y por seguir (y terminar) con las coincidencias, cabe reseñar que el estreno del primer (y único) disco de Aldar, el primer grupo de José Ignacio que llegó a grabar, tuvo... efectivamente sí, a Leño como teloneros en el Paseo de los Tristes (y también a unos recién nacidos Barón Rojo, por cierto). Y desdiciéndome no me resisto a comentar que si él último del granadino inspira su portada en los cuadernos Rubio de escritura, el de Rosendo lo hace en la coetánea Enciclopedia Álvarez. Y punto con el tema.

La gira 'Otra noche sin dormir' que montaron Rosendo, Barricada y la gran Aurora Beltrán no pasó por Granada, más que de camino para Almería, así que hay que echar más de varios años atrás para recordar la última visita del de Carabanchel; puede incluso que a la feria de La Zubia, por cierto, o al Zaidín, festival para el que este personaje ha sido un comodín que muy gustosamente decía siempre que sí cuando fallaba alguien a última hora.

Pero el tiempo ha pasado y los discos también. Mercado agradecido por definición y por seguir a los 56 años en activo (y en activo se refiere a con público y trabajo) sigue con ganas de incordiar, aunque sus discos se espacien y cada vez incluyan más tiempos medios (como... perdón), el mejor lienzo para los grandes escritores de canciones. Tras 'El endémico embustero y el incauto pertinaz' que (que no es por nada, pero salió coincidiendo con las pasadas elecciones municipales, y cualquier coincidencia...) ha vuelto para publicar el sincero 'A veces cuesta llegar al estribillo', y es que siempre ha dicho que para él escribir una letra es un esfuerzo próximo a un parto de nalgas. Rafa J. Vegas en el bajo y el batería Mariano Montero siguen a su lado en este registro, para el que ha cambiado su inspirador Cabo de Gata por los gabachos estudios Du Manoir, pero sin olvidarse de su técnico confidente Eugenio Muñoz (también de directo en las grandes noches). A estas alturas nadie va a pedirle a Rosendo que invente nada, todo lo más que esté inspirado ejerciendo de si mismo, y en este disco más de la mitad del contenido cumple los requisitos, e incluso añadiendo una, 'Amaina tempestad', automáticamente ya a su programa fijo para los restos. Bienvenido compañero a la noche de los "maestros".